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España España · MADRID
Críticas de Spark
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Críticas 1,859
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
4
2 de febrero de 2024
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De la mano de Amazon Prime Video nos llegó en 2019 un telefilm que cuenta en su haber con un reparto notable (a las carismáticas y cercanas presencias de Viola Davis y Allison Janney se le suman unos niños actores de lo más naturales e imbuidos en sus roles) y una puesta en escena de categoría (con unos parajes naturales envolventes, de honesta ambientación. Y con un vestuario muy digno) pero con una trama parca, demasiado esquemática ("los malos" (niños y adultos) de la película no se salen del tópico unidimensional, aunque los protagonistas de esta tropa ("la matona", "el gay", "la piadosa") y su par de adultos acompañantes ("el perdedor" y "la insatisfecha") tampoco van más allá de ese arquetipo establecido en su propuesta) y timorata (es una pena que no se ahonde más en el pasado que se ve compartían los personajes de Davis y Janney (lo deducimos gracias a las sutiles actuaciones de estas dos pedazo de actrices, porque el guion apenas lo menciona)) como para captar el interés del espectador medio adulto.

Y es una lástima porque "Troop Zero" comienza con muy buenas intenciones, con una aventura veraniega ambientada en un pueblo ficticio de la norteamerica profunda de finales de los 70, e inspirada vagamente en una obra teatral de Lucy Alibar (que también escribe el guion del film). Una niña huérfana de madre (McKenna Grace) sufre de acoso escolar en el pueblo (algo por lo que se pasa de forma bastante anecdótica, por cierto) cuando une fuerzas con el resto de compañeros marginados para formar un equipo que participe en un concurso de talentos infantiles. Su objetivo, como fanática del cosmos, es ganar el concurso para grabar un disco que será enviado al espacio en la Voyager. Pero durante este recorrido de ensayos y superaciones los protagonistas aprenderán algo más importante.

Lo cierto es que "Troop Zero" es una película de tono afable, que incide en los buenos momentos con simpatía y transmite su mensaje de optimismo y vitalidad. Es además interpretada con gusto. Ese grupo de cinco jóvenes actores demuestra gran química amistosa, y rebosa de una energía contagiante, mientras que Davis y Janney realzan la experiencia audiovisual con su oficio actoral (sacan oro de personajes palpablemente limitados y monocromáticos). Y el film se envuelve en una fotografía campestre y vetusta muy confortable, con una precisa elección de planos por parte de Bert & Bertie, una iluminación seductora y orgánica, un diseño de escenarios estimable y una elección de temas musicales de David Bowie insertados de forma tan astuta como agradecida (realmente esos compases elevan la calidad de las escenas). Pero por desgracia "Troop Zero" no aprovecha todos estos buenos ingredientes para narrarnos una trama robusta, briosa, multiversada y honda. Por ello según se va sucediendo el metraje y se observa su ritmo estirado y su falta de situaciones con garra, madurez y sagacidad no se puede sino verse tentado a abandonar el visionado... a no ser que se sea parte del público infantil al que claramente va más dirigida (aunque aun así no todos los más peques aguantarán su cadencia pausada). En cuestión de odiseas de familia y amistad en concursos infantiles de los Estados Unidos... se torna infinitamente más recomendable la gran "Pequeña Miss Sunshine" (2006), aunque esta "Troop Zero" puede servir como entretenimiento ajustado en un primer visionado (aguanta pocos más a no ser que se sea incondicional de los dramedys simples y familiares, o seguidor/a/e de los productos de Bert & Bertie (su película anterior "Dance Camp" (2016) comparte prácticamente la misma premisa)). Como largometraje de campamentos y aventuras vacaciones de peques, "Troop Zero" es más equiparable a "Campamento alienígena" (2019) o "Camp Rock" (2008) que a las superiores en su conjunto "Moonrise Kingdom" (2012), "La familia Addams: La tradición continúa" (1993) o "Tú a Londres y yo a California" (1998).

Lo peor: La falta de ambición dramática en varios puntos desaprovechados del largo.
Lo mejor: Las inserciones de la música de David Bowie. Su diseño de producción.
Spark
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5
1 de febrero de 2024
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La actriz/productora/directora Olivia Wilde (mayormente conocida por su papel en la serie "House" (2004-12)) ejecuta en el que es su segundo largo un curioso y encandilador thriller de entretenimiento... nada más como pretende (la supuesta denuncia social no se logra en ningún momento) ni nada menos como se vende (esperaba un horror de film dadas las críticas recibidas y me ha resultado un producto más sólido de lo esperado).

Un matrimonio acomodado vive una vida aparentemente perfecta en la sociedad cincuentera de norteamérica donde el marido tiene un trabajo idílico (y misterioso) y la mujer se dedica a las tareas del hogar y le espera siempre acicalada. Pero ese barrio residencial de anuncio retrógrado esconde un gran misterio que la protagonista (Florence Pugh) insiste en descubrir.

Admito que no sabía ni hacia el género al que me enfrentaba al ver esta película (solo sabía de las polémicas que envolvieron a su rodaje de despidos, conductas inapropiadas y demás) por lo que me he llevado una grata sorpresa al toparme con un thriller futurista y fantasioso (mi género predilecto). Así que no me ruboriza decir que es una cinta que me ha atrapado y con la que he disfrutado. Ahora bien, no estamos ante la quintaesencia del suspense sci-fi ni mucho menos. Y es que "No te preocupes querida" nos acaba contando algo que ya se ha contado en numerosos films y de mejor manera: que los protagonistas viven en...
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Spark
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5
27 de enero de 2024
0 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Adaptando vagamente (en todos los sentidos) la novela homónima de Jack London de 1906, Walt Disney Pictures nos ofreció en 1991 un largometraje tan bello en sus paisajes y cánidos como apagado y superficial en su realización.

Con un guion aceptable pero en ningún caso brillante (la sucesión de escenas no dejan de ser momentos que no pasan de lo tópico más básico posible... tal vez sea para que pueda ser un film comprendido por los más pequeños de la casa, aunque encontrarán a este film un tanto anodino y aburrido por la falta de ritmo que imprime Randal Kleiser), que no chirría y se sucede con naturalidad (a la par que mundaneidad rutinaria y grisácea), el film nos va narrando la vida paralela de sus dos protagonistas huérfanos (el humano encarnado por un veinteañero Ethan Hawke que aparenta muchos años menos, y el perro lobo del título), ambos tratarán de abrirse paso por las nevadas montañas de Alaska (el primero de ayudante de buscadores de oro, el segundo de perro de carga o de lucha) hasta que sus caminos se vayan cruzando.

La premisa de "Colmillo blanco" es atractiva (sobre todo para los amantes de las historias de amistad con tiernas mascotas), se mueve por unos horizontes (el film está rodado íntegramente en Alaska, y no lo desaprovecha) enamoradores, de amplios y profusos paisajes naturales (destacan en especial los planos rodados en época de primavera y deshielo con esos bosques frondosos y esos riachuelos cristalinos), posee un entrenamiento canino habilidoso, unas actuaciones de actores de carne y hueso naturales (aunque bastante pavisosas, todo sea dicho) y un libreto orgánico que no molesta (no estamos ante un film de aventuras juveniles idiota a lo "Mi amigo Mac" (1988) o "Dragonball Evolution" (2009)).

Pero ahí (que no es ni mucho ni poco) acaba todo lo bueno de "Colmillo Blanco". Pues por otra parte tenemos una dirección por parte de Kleiser (que cuando tiene a su alrededor ingredientes de mayor categoría (caso de "Grease" (1978)) no se le notan tanto sus carencias a la hora de plasmar en plano una trama, sin embargo cuando nos los tiene... nos da "cosas" como "Caperucita Roja" (2006) o "Mi ligue en apuros" (2005)) tan monótona, gris, cachazuda y falta de imaginación como la de cualquier telefilm alemán de sobremesa. Tampoco es que esperara unos planos a lo Tarantino, pero la falta de nervio incluso en los momentos que se suponen más tensos es contagiante y no en el buen sentido para el espectador. Una trama que es expuesta con menos garbo que Lento Rodríguez, con planos mantenidos con verdadera abulia, tampoco es que Hawke y Klaus Maria Brandauer ayuden, pues están más sosos que una tortilla francesa de hospital. No parece que tengan muchas ganas ni de hacer una hoguera ni de construir una cabaña, pero Kleiser nos lo muestra sin miramientos. El sonido del film tampoco es una de sus virtudes (con leves ecos donde no debe haberlos o viceversa) ni tampoco su reciclada y resobada banda sonora.

Es una pena porque "Colmillo Blanco" cuenta con una puesta en escena de lo más hermosa, tiene un vestuario y unos decorados muy agraciados... así como unos parajes naturales hechizantes y un reparto canino de esos que infunde ternura nada más verlo). Pero su impávida edición y realización tornan a su mediocre libreto en un relato de ficción tan solo llevadero en un primer visionado. Solo recomendable a los muy interesados en ver las panorámicas de Alaska o a los muy muy incondicionales a este tipo de films de colaboraciones perruno/humanas (desde comedias tipo la saga "Beethoven" hasta las más lacrimógenas "Siempre a tu lado" (2009) o la saga de "Lassie") o de animales y humanos en general. Pues "Colmillo Blanco" se me sitúa al nivel de "Liberad a Willy" (1993) u otros films del mismo tono como casi todos los largos de Disney que envuelven a perros como éste que nos ocupa (tipo "Bajo cero" (2006), "Mi fiel amigo" (1957) o "Voluntad de hierro" (1994)).

Lo mejor: Sus impresionantes y seductores parajes naturales.
Lo peor: La realización parsimoniosa y rutinaria de Kleiser.
Spark
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4
26 de enero de 2024
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Martin Campbell (que las ha tenido mejores en cuanto a aventuras de acción. Y a "Casino Royale" (2006), "La Máscara del Zorro" (1998) o "Goldeneye" (1995) me remito) toma las riendas de un remake de una película belga ("La memoria del asesino" (2003)) en la que su protagonista (Liam Neeson) es un asesino a sueldo que toma como último trabajo una venganza personal hacia sus contratadores que han tratado de endosarle el asesinato de una niña (algo que en los principios de este asesino no se incluye).

Neeson empieza a hacer este tipo de películas como churros (a veces hasta dos o tres por año) y esto no lo digo como un cumplido, pues en estos productos de "Neeson siete machos" empieza a primar la cantidad por encima de la calidad. En el mismo personaje de siempre que no sorprende en absoluto (el asesino a sueldo jubilado (la saga "Venganza"), el veterano de guerra retirado ("El mediador" (2022), "Ice Road" (2021)), el asesino a sueldo borracho ("Una noche para sobrevivir" (2015)), el asesino a sueldo a secas ("Caminando entre las tumbas" (2014)), el asesino a sueldo con amnesia ("Sin identidad" (2011)) y ahora el asesino a sueldo con alzehimer. Por poder, Neeson todavía tiene mucho material por explorar en este tipo de cintas: el asesino a sueldo haciendo el pino, el asesino a sueldo de vacaciones de verano, el asesino a sueldo arruinado, etc.) y con la misma nula evolución (casi resulta un crimen ver a Neeson en este tipo de productos cada vez menos esforzados a nivel de guion, pues el norirlandés es capaz de entregar de forma triunfal multitud de matices a cualquier personaje que sea rico en el guion y demande esto (y no hace falta irse muy lejos hasta "La lista de Schindler" (1993), con regresar a decentes films como "Love Actually" (2003), "Silencio" (2016), "Eternamente enamorados" (2019) o "En tercera persona" (2013) basta). Pero aquí por desgracia tiene un personaje que sobre el papel es robótico y unidimensional, un tópico andante que nos da exactamente igual que viva o muera) Neeson le dota de toda la cercanía que el libreto le permite. Pero tampoco puede hacer milagros y se queda como Glenn Close en "102 dálmatas" (2000) o Cate Blanchett en "Elizabeth: La edad de oro" (2007), incapaz de rescatar lo que no tiene arreglo porque en "Gran Torino" (2008) Neeson no está precisamente. Está más bien en un "Sin salida" (2011) cualquiera.

Con una trama que a priori parece eficiente como thriller de acción, pero que se desarrolla con tópico tras tópico y giros argumentales cogidos con alfileres, "La memoria de un asesino" nos lleva por tiroteos, persecuciones y ejecuciones hasta llegar a la malvada final (Monica Belucci) con bastante ritmo pero demasiada indiferencia. El esfuerzo de Dario Scardapane a la hora de dotar al film de situaciones singulares, intrigas inquietantes, dramas hondos o diversiones atentas brilla por su ausencia. Tenemos un misterio que juega con cierta eficacia por las indagaciones de diferentes personajes (el Neeson matón, el policía encarnado por Guy Pearce y los malvados que tratan de escapar de su pronosticable destino), lo hace con un ritmo presto y siempre en constante progreso dentro de sus lugares comunes y superficiales por los que navega.

Así que sí, "La memoria de un asesino" es entretenida... pero lo es sin sumergirnos ni emocionarnos. Lo es por una cadencia rauda y activa, porque Campbell maneja la cámara en la acción (que es casi la constante del film) con la habilidad que acostumbra avivando el relato con su edición acompasada, sus planos cerrados y sus cenitales de recurso muy pertinentes para con las escenas de impactos y demás. Porque el film goza de una digna (que no sobresaliente) cinematografía donde destaca un imponente sonido, porque los efectos especiales son logrados (ojo a la escena obligada en la que Neeson se cura de forma casera. Lo hemos visto con guiones mejores como en la saga de Jason Bourne, pero en cuestión de imagen no le tiene nada que envidiar a los momentos en los largos de Paul Greengrass), porque la fotografía de baja iluminación atina en todo momento y deja que los escenarios nocturnos se luzcan, y porque los actores solventan sus papeles con naturalidad (que ya es bastante).

Así pues tenemos entre manos una película de acción más equiparable a "Atómica" (2017) o "V3nganza" (2015) que a "Jungla de Cristal" (1988), "Skyfall" (2012) o "El mito de Bourne" (2004) a las que está a años luz. Digamos que a nivel global es intercambiable con "La fría luz del día" (2012), "Objetivo: La Casa Blanca" (2013), "Caminando entre las tumbas" o "Quantum of Solace" (2008). Es recomendable para los muy aficionados al cine de acción de los últimos tiempos de Nicolas Cage o Jason Statham.

Lo mejor: La presencia de Liam Neeson que incluso imprime algo de compasión para con el espectador hacia su asesino olvidadizo.
Lo peor: La falta de subtramas un poco más diversas.
Spark
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6
24 de enero de 2024
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Basado en el caso real del secuestro del magnate de la cerveza Freddy Heineken (Anthony Hopkins), y tomando como referencia el libro del periodista Peter R. de Vries, este largometraje de Daniel Alfredson ("Millenium 2: La chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina" (2009), "Millennium 3: La reina en el palacio de las corrientes de aire" (2009)) nos ofrece un relato de drama e intriga bastante superficial y ordinario. Y no me malinterpreten con esto, pues no quiero decir que estemos ante un mal film de desarrollo torpe y situaciones artificiales. Pero desde luego el guion de William Brookfield se queda en lo meramente básico sin llegar a explorar las vicisitudes de cada personaje y las urdimbres criminales con imaginación y rendimiento (¡vamos, que no es ni "American Gangster" (2007) ni "La habitación" (2015) si hablamos de gente del hampa o situaciones de secuestros!).

Pues su jugoso argumento se desarrolla en la trama con dinamismo y eficiencia pero mundaneidad y simpleza, sin personajes que desplieguen un interés especial con más matices o profundidades humanas (y eso que a los actores se les ve deseando aportar mucho más en esos terrenos en los pocos instantes que el guion les deja otorgarnos algo de curioseo (en el caso del magnate encarnado por Hopkins) o de malvada intensidad (caso del líder secuestrador interpretado por Sam Worthington)), siendo todos meras comparsas durante los avatares de persecuciones, planificaciones, huidas y broncas. Unas situaciones que saben aportar atracción suficiente para el espectador medio que busca un pasatiempo fugaz, pero el que busque escenas memorables o unas situaciones sorprendentes entre criminales... que mejor se ponga "Pulp Fiction" (1994) o "Casino" (1995). Pues "El caso Heineken" apenas se diferencia de "Chantaje" (2007), "Un crimen perfecto" (1998) o "Bajo amenaza" (2011). Y esto es un producto que sabe llevarse a escena con secuencias orgánicas, de ritmo ágil y habilidoso, con una ambientación lograda en sus escenarios de Amsterdam, con actuaciones naturales en todo momento (y hasta distinguidas en los casos de Hopkins, Worthington y Jim Sturgess), con una realización astuta en la acción (hay en "El caso Heineken" una edición presta y lógica siempre) y en los momentos más estáticos (con mucho atinado plano/contraplano de cierto movimiento nervudo siempre), con una cinematografía de fuerte grano y tonos ocres muy agradecida con el tono del relato, con un vestuario correcto, y con un guion que, si bien no es sobresaliente, se sucede con cierta franqueza dentro de los cánones que lleva de serie su premisa.

Es pues una película para distraerse bastante y evadirse en cierta medida sin devanarnos los sesos al más puro intriga del cine de Christopher Nolan, más bien caemos en el estilo de Gary Fleder ("Ni una palabra" (2001), "El jurado" (2003) y demás películas del mismo corte de usar y tirar). Es recomendable como entretenimiento somero, pero solo indispensable para los muy interesados en este caso en particular (aunque de seguro encuentran documentación más repleta y pormenorizada por otros medios) o a los fans de sus actores (aunque Hopkins es muy secundario aquí, y Worthington las ha tenido mejores en "La cabaña" (2017), La deuda" (2010) o la saga de "Avatar"). Digamos que es mejor que un melodrama de sobremesa con secuestros de por medio pero peor que "Fargo" (1996) o "Misery" (1990) que se tornan mucho más recomendables... indispensables para todo cinéfilo más bien.

Lo mejor: Las actuaciones de Hopkins y Worthington.
Lo peor: Que no aprovecha del todo los pocos diálogos del secuestrado con los secuestradores.
Spark
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