Esperaba una catarsis crítica sin parangón, y no me ha defraudado el fenómeno, está claro que ir al cine después de la primera oleada de comentarios te permite ver las cosas con otro cariz. Soy de los que me apasiona el anterior Bond, más allá de tiroteos y ligoteos me transmitió autenticidad y elegancia con ese toque rudo que aporta Craig.

Esta secuela, sin llegar a ser mala, peca de arbitrariedad, como si la historia fuera una mera excusa para meter esas secuencias a motor, esa espectacularidad mal entendida de planos cortos y sucios, en Bourne quedaba muy bien, y en esta puede que me gustara si no tuviera en mente esos enormes planos desde helicóptero de Casino Royale, esa persecución retratando cada pirueta hasta el más mínimo detalle.

Mirándolo por el lado bueno, no ha mermado mi interés en ver la tercera parte, es lo que tiene que la historia esté ligada, y no sean autoconclusivas como antaño, pero no puedo negar que me ha defraudado.