Una cinta rodada en 12 días, sin guion definido y con un presupuesto ridículo tiene todos los números para convertirse en una chapuza si no si pone todo el ímpetu y la sangre para salir adelante que, por suerte, es lo que han puesto la directora y la pareja de actrices a la hora de escribir/improvisar el guion con el añadido del magnífico trabajo de interpretación del actor Mark Duplass. Se podría decir que estamos ante un pequeño milagro si lo comparamos con los estándares usuales.
Todo se inicia con un encuentro de duelo de una pandilla de amigos debido a la pérdida del hermano del protagonista un año atrás para continuar en un supuesto refugio solitario prestado por la mejor amiga y en el cual se encuentra, inesperadamente, la hermana lesbiana que acaba de romper una relación y que también necesita una estancia de reflexión. Los diferentes incidentes y la reunión de los tres protagonistas dentro de este idílico paraje nos van mostrando las diferentes capas de su intimidad hasta llegar a la verdad más sincera, profunda y compartida.
Los grandes temas de la existencia se tratan de una forma bastante natural y creíble sin caer en diálogos cursis y ostentosos: la pérdida, las relaciones especiales entre hermanos, la diversidad de tendencias sexuales y su aceptación íntima, el amor y el desamor doloroso, la descendencia y la trascendencia, la amistad, el sentido del humor... y no sigo para no hacerme el pelmazo. Se nota que la forma de trabajar ha sido la improvisación que permite diálogos cercanos y inteligible a pesar de la buscada profundidad de la trama.
Más allá de estéticas indies y cine de autor alternativo hay que recomendar esta película para los que aprecian la dificultad extrema de una comedia redonda y por los que están alrededor de los 30 años y se encontramos en situación de desorientación vital angustiosa.
Ui! Me olvidaba de la fantástica interpretación de las dos actrices, Emily Blunt (recordamos su papel a "la pesca del salmón en Yemen") y Rosemarie DeWitt.