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Conquistadores: Adventvm (Miniserie de TV)

Serie de TV. Aventuras. Drama Miniserie de TV (2019). 8 episodios. Narra cómo fueron los primeros 30 años del descubrimiento y la conquista de América, desde que Cristóbal Colón partió de España en 1492 con tres carabelas hasta que Juan Sebastián Elcano completó la primera vuelta al mundo en 1522. Centrada en personajes como Colón, Hernán Cortés, Núñez de Balboa, Cabeza de Vaca, Pizarro, Juan de la Cosa, Magallanes o Elcano, una historia de aventuras y exploración ... [+]
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Críticas 46
Críticas ordenadas por utilidad
13 de diciembre de 2019
4 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Estupenda aproximación patria a la conquista de América de la que ojalá tengamos una segunda temporada. A ella llegué de rebote, tras la honda decepción causada por “Hernán” (ídem, 2019), y la verdad es que ha compensado con creces el pésimo sabor de boca que ésta me había dejado.
Despojada de complejos al uso, “Conquistadores Adventvm” dedica a las aventuras y —muchas— desventuras de sus protagonistas toda la crudeza, la violencia y el cinismo que el rigor histórico exige, sin por ello caer en los tópicos de la leyenda negra. De hecho, Bartolomé de las Casas no sale particularmente favorecido en la foto. Por si quedaba alguien que no lo sospechase, los (anti) héroes que llevaron a término lo que —con cuantas precauciones se quieran— indudablemente constituye una gesta de proporciones homéricas, integran en su mayoría una cáfila malencarada de buscavidas, rufianes y expoliadores con los escrúpulos de una zorra al cuidado del gallinero. Y eso en el mejor de los casos, pues abundaron también los Torquemadas de ultramar y genocidas “avant la lettre”. Ni que decir tiene que se trata de un rasgo común a la expansión territorial de todas las potencias que en la historia han sido. Salvo excepciones —la España de nuestros días, vaya—, no sé de ningún país que se dedique a exportar a sus más egregios espíritus, precisamente.
A diferencia de “Hernán”, esta serie sí aprovecha, y hasta el último céntimo, un presupuesto evidentemente generoso, pero tampoco ningún derroche en plan “Avatar” (ídem, 2009). A ello ayuda que no se haya malgastado en los emolumentos de un reparto en exceso conocido, fuera de la presencia de Aitana Sánchez-Gijón como una Isabel de Castilla más dura que un pelotón de marines. La reconstrucción de la época, a caballo entre la Edad Media y la modernidad, por ende, paradójica y pródiga en brutalidad, resulta impecable. Las escenas marinas y las batallas, escaramuzas y emboscadas vienen recreadas con sumo oficio. Asimismo, la voz en off aporta un toque canalla, como de cine negro, que le sienta muy bien al florilegio de indeseables que recorren estos ocho episodios primeros.
Carorpar
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23 de agosto de 2021
1 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
¡Magnífica!
Para mi, el mejor documental de todos los tiempos sobre la conquista de américa.
Fue un verdadero deleite. Para mi, que vivo en Panamá, a pocos kilómetros de donde pasó el Almirante Colón en su cuarto viaje, fue un viaje nostálgico al pasado.

Primero, un diseño de producción impecable, esmerado y bien cuidado me transportan a finales del siglo XV, cuando en Europa ocurría la transición entre el medioevo y la edad moderna. Decorados, vestuarios, armas y armaduras, barcos, todo el conjunto muy realista y muy bien confeccionado.
Luego el guion.

Aquí no existe un único protagonista como tal. La historia nos es contada en tercera persona por un testigo visual de los hechos. Los personajes principales son: Colón, Ojeda, Magallanes, Pizarro, Balboa y todo el conjunto de temerarios conquistadores que pisaron estas tierras en busca de fortuna.
Y toda la trama va justamente a eso: hechos. No hay lugar para arcos de personaje, ni subtramas, ni conflictos, ni desenlaces. Es historia pura y dura.

Con todo, a pesar del rigor histórico que pretendían, hay algunos pequeños errores.
El más notorio fue la selección de figurantes indígenas. Quien viva en américa sabe que los aborígenes tienen una fisionomía y unos rasgos faciales particulares. Se me hizo muy extraño ver a indígenas con el pelo ondulado y de piel más clara de lo normal en ellos. En algunos resultaba muy evidente el mestizaje.
Pero es un defecto menor en esta gran obra.
De pronto me pareció que eran muy altos, pero luego recordé que los españoles eran también bastante bajos en esa época.

Otra cosa en que el guion parecía darle mucho más protagonismo a ciertos eventos que a otros. Por ejemplo, la historia del viaje de Fernando de Magallanes ocupó bastante tiempo de la serie. En particular, me pareció innecesario que dedicaran tanto tiempo a mostrar el momento en que los navegantes estaban varados en la Patagonia. Mientras que apenas se menciona algo de los viajes de Juan Ponce de León, algo que me hubiese gustado mucho ver.
De pronto un poco más de equilibrio en los tiempos hubiese permitido insertar a más personajes .
Ahora bien, si quisiéramos narrar todo lo que ocurrió en esos primeros treinta años de descubrimientos hubiese sido necesaria una serie de 200 capítulos. Y no hay presupuesto para tanto.

Deseo fervientemente que salga una segunda parte de esta serie y nos terminen de echar bien el cuento de lo que ocurrió con Cortez y Cabeza de Vaca, y de como se fundaron las primeras ciudades en el nuevo mundo

En estos tiempos de corrección política, hacer una serie objetiva sobre la conquista de América, sin mostrar a los conquistadores como seres diabólicos y desalmados, sin tergiversar los hechos, sin cuotas de inclusión para mujeres y minorías raciales, sin mensajes políticos de trasfondo, me parece de mucha valentía.
Aquí no se presenta a los indígenas como pobres víctimas indefensas, ni a los españoles como héroes virtuosos. Pero al ver a esos desdichados seres dejarlo todo atrás y embarcarse en un viaje del que no podrían no regresar, dejarse la piel y los huesos en cruentas batalla, sufrir hambre y sed en alta mar, no puedo menos que sentir admiración y respeto. Es cierto que no lo hacían por nobles motivos. Muchos eran gente de mal vivir que sólo buscaban sobrevivir. Otros buscaban gloria egoísta. Pero en su intento lograron hazañas que nunca más se repetirán. Y nos dejaron un legado que ha convertido a América en el continente que es ahora y con el que muchos nos sentimos agradecidos.
Las historia se dio como se dio y no hay nada que podamos hacer para cambiarlo. España es la madre patria.

Recomendadísima para todos los habitantes del nuevo mundo que quieran informarse de cómo fue la historia realmente sin maniqueísmos.
Ricardo Fields
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24 de diciembre de 2017
3 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
La serie tiene una calidad artística que supera los estándares en otras producciones de tema histórico. Me parece genial el uso de un narrador-testigo que se identifica, sucesivamente, con todos los protagonistas de la Conquista y, a la vez, se distancia de ellos para permitir la ironía y la crítica de su voluntad de poder (ambición y desmanes) o de su corrupción. Las interpretaciones son carismáticas y coherentes con una sutil caricatura de los personajes representados, tal como se perfila en el guion. La ambientación y la iluminación han sido maravillosamente creadas, sin necesidad de recurrir a la ilusión digital, gracias al oficio del director y el equipo técnico, integrado por expertos en el documental, quienes habían explorado la zona del Amazonas donde se ubicaron la mayor parte de las escenas de aventura. Pero lo más logrado entiendo que ha sido la dificilísima reconstrucción de un contexto cultural imposible de recuperar en los lugares donde se inició la Conquista: el Caribe, en gran medida porque los pueblos originarios fueron exterminados. Es un hecho incontestable, excepto que se pretenda desconocer la realidad demográfica y etnográfica.
Recomiendo acompañar el visionado de cada uno de los capítulos con el documental paralelo en que se entrevista a historiadores e intelectuales perfectamente fiables, que ofrecen un panorama ideológico variado; aunque desde mi punto de vista no se haya profundizado en el impacto destructor de la Conquista sobre los pueblos y los hábitats. Tampoco se podía (por la deilimitación cronológica) seguir el rastro de la defensa de los pueblos originarios y su repercusión real o ilusoria, a través del ius gentium, la invención, la aplicación y la transgresión de las Leyes de Indias. Se trataba, solamente, de relatar de forma atractiva los primeros 30 años de la Conquista, los más salvajes, como denunció Bartolomé de Las Casas.
Lo que me parece una estupidez es negar la historicidad del relato, basado fielmente en las crónicas de los conquistadores. El celo patriótico contra "falsos traidores" (citando a Pizarro en el episodio 5) es ceguera: lo defendible de la colonización consiste en lo que haya podido aportar a los americanos contemporáneos. No solo la lengua, sino la pluralidad de lenguas; no solo una memoria uniformada, sino una diversidad de memorias que se cruzan en la identidad plural de cada persona. Es decir, celebremos la supervivencia de los pueblos que resistieron en alianza con los (pocos) colonos criollos que se opusieron al exterminio; y escuchemos con emoción lo que expresan, aunque en esta serie solo sea un subtexto del relato en "lengua conquistadora".
Si hubiera una segunda temporada sobre la Conquista de México y del Perú, sería mucho más factible incluir el contrapunto de esa pluralidad de voces, a través de los distintos narradores en perspectiva que nos han dejado documentos como el Chilam Balam en la región mayense, el Inca Garcilaso en Perú, el Códice de las Vejaciones o los "bailes de la Conquista" en la Mixteca y un amplio etcétera.
En suma, no dejen de verla. La Historia es apasionante... para no olvidarla.
joaquineku
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15 de octubre de 2018
2 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Acabada de ver toda la primera temporada -veremos si hay más- y aunque el título suene a sorna hay aspectos a tener en cuenta en esta miniserie. Cosas buenas y cosas malas. Pero lo más interesante quizás sea el que -y eso es mucho-se deje ver sin demasiadas exigencias.
El tratamiento feísta de la imagen la convierte en un producto a valorar, la música és más que correcta y el diseño de producción, aunque en ocasiones limitado, parece rendir a nivel aceptable. Pero la serie no surgió de la nada. Vive a refufo de algunos éxitos actuales. Así, se nutre mucho del tratamiento de personajes dado en series como juego de tronos e incluye una -por cierto magnífica y lo mejor de la serie- voz en off que, al igual que en Narcos, narra y da una visión totalmente personal en modo sarcástico de los acontecimientos. Por lo demás, se muestra bastante difusa sino caótica en algunos de los lances que más allá de ser contrastados o no, crea en el espectador un sentimiento de coitus interruptus en muchas de las subtramas. El tema de los indígenas también cojea algo, presentándonos a todos absolutamente iguales. Además, muchos de los actores no dan la talla, sobreactuando y no adaptándose su voz y narrativa al personaje.
Pero en su defensa diremos que comparado con otras series de época tipo "Los Tudor" o películas de similar época como "Apocalipto", donde mezclaban dos razas separadas más de trescientos años entre ellas, su ambientación y documentación son, a mi entender muchísimo más fidedignas.
miramelindo
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19 de octubre de 2018
2 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
125/09(11/10/18) Sugestiva y apreciable serie docu-dramática española dirigida por Israel de Santo y guionizada por el mismo y Miguel Díaz Espada (“El ministerio del tiempo” o “La zona”), emitida por canal #0 de Movistar+, coproducción entre el canal de Cable y Global Set, abarca 30 años, desde 1492, año de la llegada de Colón a América, hasta la llegada a Sevilla de Juan Sebastián Elcano en 1522, épica odisea de aventureros en busca de fortuna en el marco de lo desconocido. La Conquista de América con el protagonismo desligado de glamurización o desmitificación revisionista, se intenta ser objetivo con Cristóbal Colón, Vespucio, Núñez de Balboa, Magallanes, Pizarro, o Hernán Cortés. Ello relatado con crudeza, afán didáctico, matizando a los protagonistas, enmarcándolos en un entorno geosocial alejado de nuestra visión humanista contemporánea, con una ambientación realista (gran dirección artística, vestuario, fotografía, música, …), sin recurrir a los desnaturalizados CGI, con mimo por el detalle, por lo histórico, donde los protagonistas (sucios, desaliñados, alejados de sus visiones pictóricas) tiene sus defectos y virtudes, condicionados por su tiempo, ello con actuaciones sólidas, donde solo es conocida Aitana Sánchez Gijón, resto no suena, ello repercute en una identificación mayor con sus encarnaciones.

La omnipresente narración en off de un supuesto (ficticio) acompañante en todas las expediciones narradas, un narrador que imprime un tono entre cínico y sardónico, muy al estilo del novelista Arturo Pérez Reverte, dotando a los personajes y las situaciones de pragmatismo, de aristas, de dimensión humana, radiografiando la codicia, el sadismo, el racismo, la corrupción, y en lo bueno el sentido aventurero, las ansias de abrir fronteras de los pioneros exploradores que agrandaron el mundo, Bartolomé de las Casas y su humanismo crítico con la violencia contra los indígenas. Mostrando un crisol de personajes tallados a machete, valientes marinos, vividores, maleantes, caballeros, sádicos, buscafortunas, arribistas, nobles. Se suman diálogos dramáticos, con sustancia, en medio de situaciones que refuerzan el carácter de los personajes. Estas caracterizaciones huelen a auténtico, rostros demacrados, avejentados, feistas, cadavéricos cuando se nota pasan hambre, con indígenas que me recuerdan en su verité a los de “Apocalypto”, añadiéndose momentos que dan carácter y empaque dramático, como las secuencias entrelazadas con el Papa contemporáneo del Descubrimiento, como los motines, el partido por el pellejo en la playa de Cabo de Hornos, o el tenso encuentro de Elcano en un Fuerte de Cabo Verde intentando comprar víveres.

Para mí el más sorprendente de los protagonistas (por lo poco conocido) es Alonso de Ojeda (navegante, gobernador y conquistador español; recorrió las costas de Guyana, Venezuela, Trinidad, Tobago, Curaçao, Aruba y Colombia. Famoso por haber dado el nombre Venezuela a la región que exploró en sus dos primeros viajes y por haber descubierto el Lago de Maracaibo y fundar Santa Cruz-La Guairita), encarnado con vigor electrizante por Roberto Bonacini, tipo complejo, sanguinario y ultra-religioso a la vez, el prototipo de los aventureros que cruzaron el Atlántico en busca de riquezas y volvieron con una mano delante y otra detrás. También destaco a Miguel Lago Casal como Colón alejado del cliché tanto físico como de comportamiento, le imprime tridimensión; reseñable Denis Gómez como Magallanes, mesurado, de fuerte carácter, contenido, vigoroso, lastima lo de su peluca y varaba postiza, parece que con él los peluqueros se hubieran ausentado de la serie y hubieran cogido a un aprendiz. Serie necesaria para quitarse de encima el estigma de que la visión que se tiene de los “Conquistadores” españoles, o héroes o sádicos racistas, pues ni uno ni lo otro, gente hija de su tiempo, estigma y complejo que nunca han tenido otros países vecinos como Francia o Gran Bretaña, orgullosos de su pasado, incluso con sus aristas.

Puesta en escena notable, inmersión fabulosa en este tiempo y lugares, con espléndida dirección artística de Matteo Mariotti (“Ágora”), filmando en escenarios naturales de Brasil, Burgos (Aranda del Duero se convirtió en perrera y taberna en Isla de la Española [actual Haití]), Palencia (San Martín de Frómista), Ávila (escenario para campamento sarraceno), Huelva (Palos), Cádiz (se rodó con la réplica del primer barco que dio la vuelta al mundo, la Nao Victoria en Puerto Sherry), Zaragoza (El Monasterio de Veruela en Tarazona para la corte de los Reyes Católicos), Navarra (Olite y su Palacio Real), Cantabria o Almería, con recreación muy buena de fuertes y réplicas de carabelas, con una labor de vestuario y maquillaje glorioso, transmitiendo veracidad. Lo que si echo en falta es una mejor es escenificación de las batallas, muy pobres los enfrentamientos que vemos entre españoles e indígenas, precarios medios en figurantes, quedan algo ridículas ver a unos poquitos nativos atacando a unos escasos hispanos en la playa, como también me falta más aprovechamiento de los hermosos paisajes salvajes americanos. Esto puede achacable a la fotografía de Lati Maraña, aunque este tiene otros muchos aciertos, con mucha cámara al hombro dando sensación de realismo de reportero de guerra, con muchos primeros planos que extraer lo mejor de las actuaciones, jugando con las escenas nocturnas con mucha luz de vela y de hogueras, con algunas tomas aéreas cargadas de épica, con mucho de goticismo, con ese metafórico recurso de constantes tomas de la pintura sobre una pared que a medida que se descubren nuevos territorios se hace más grande la tierra; La música es obra del bilbaíno Jesús Silverio Cavia Camarero, conocido por Silverius de Ura y por su proyecto NEØNYMUS, que inunda el metraje de sonidos corales mágicos que nos hacen cuasi-levitar en su trascendencia sensorial, crea un halo etéreo sublime sobre los fotogramas.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
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