Arrebato

El filme tiene fama de maldito, no en vano gran parte del equipo técnico abandonó la producción cuando todavía ésta no había finalizado, y del mismo modo, gran parte del metraje se fue más o menos improvisando sobre la marcha. Todos estos problemas en el 99% de las situaciones dan como resultado un bodrio; el otro 1% son filmes como el que nos ocupa (o como la mítica "Casablanca", que también tuvo sus "incidentes"), películas que ya sea por caprichos del destino o por el buen hacer de sus principales responsables, logran sobreponerse a todo y salir reforzados de las contrariedades.

El punto fuerte del filme me parece que reside en la historia: una enfermiza mezcla entre ciencia ficción, fantasía y thriller, con toques de David Lynch, que hará las delicias de los aficionados al género. Un perturbador viaje a la esencia misma del cine y de las imágenes de la mano de unos personajes llevados al límite. El empleo de flashbacks para contar la historia y recuperarla justo en el último momento funciona a la perfección, y el magnetismo que desprenden los personajes es evidente, sobre todo los de José (Eusebio Poncela) y el del enigmático Pedro (Will More).

Dentro de la cinematografía española no se me vienen a la mente películas tan cautivadoras como la que nos ocupa. La trama es absorbente como pocas, y el mosaico de personajes y situaciones no hace sino dotar de más fuerza incluso al conjunto. Es uno de esos pocos casos en que la ausencia de medios se traduce en brillantez conceptual por parte de los autores. Y no sólo eso, sino que además éstos son capaces de plasmar con absoluta precisión su particular microcosmos en el lenguaje cinematográfico.

Nos encontramos ante una de las mejores películas de la historia del cine español. "Arrebato" es un viaje irrepetible y necesario hasta lugares que no creí fuera posible viajar, y menos de la mano de una obra española. Zulueta dejó el pabellón demasiado alto con esta película que, desafortunadamente, no encontró su público y su reconocimiento en el momento de su estreno. Cada vez que recuerdo ese positivo de película teñido de rojo, esa mirada perpleja de Pedro observando que algo inexplicable sucedía mientras dormía, esa incertidumbre infinita que rodea a José cuando presencia el fotograma inmóvil de la película en que Pedro se encuentra, cada vez que recuerdo cualquier mínimo detalle de "Arrebato", un gélido escalofrío me recorre la espalda, no por el terror ni el miedo, sino por la maravilla más absoluta que jamás pensé posible presenciar en una obra española que tiene nada menos que 30 años de antigüedad. La trillada expresión "obra maestra" logra revalorizar su significado gracias a películas como ésta. Absolutamente recomendable. Totalmente arrebatadora. Cine en estado puro.