Haz click aquí para copiar la URL

The Grandmaster

Drama. Acción Un relato sobre las artes marciales y el alma de la civilización china. Dos maestros de kung fu, Ip Man (Tony Leung), el hombre que entrenó al mítico Bruce Lee, y la bella Gong Er (Zhang Ziyi) se reúnen en la ciudad natal de Ip Man en vísperas de la invasión japonesa de 1936. El padre de Gong Er, un gran maestro de renombre, también viaja a esa ciudad para la ceremonia de su jubilación, que tendrá lugar en el legendario burdel El ... [+]
<< 1 7 8 9 10 11 >>
Críticas 51
Críticas ordenadas por utilidad
6 de enero de 2015
Sé el primero en valorar esta crítica
La figura de Ip Man es poco conocida fuera del mundo oriental. Sólo los más fanáticos fans de Bruce Lee le reconocerán como el que fuera su maestro de Kung Fu en Hong Kong. Sin embargo, sería injusto recordarle sólo por este hecho, que en el fondo es prácticamente una anécdota, ya tuvo una vida bastante intensa sobre todo durante los años 30 con la ocupación japones y el posterior advenimiento del comunismo en China que lo acabaron llevando a Hong Kong. Aunque los distribuidores del film, no han querido arriesgarse y han preferido que la sombra de Bruce Lee planee sobre la promoción del film.

Esto puede perjudicar al film, ya que, desde mi punto de vista se han dirigido al “target” equivocado puesto que aunque ciertamente el film habla de kung fu, para el realizador Wong Kar-Wai, no exactamente lo que más le interesa retratar. El film se ambienta sobre todo en China en los años previos a la invasión japonesa, en un momento en que están los diversos estilos de Kung Fu están en pleno esplendor. En ese ambiente, destaca Ip Man (Tony Leung), quien es reconocido por un viejo maestro kung fu de una fría provincia del norte de China, antes de retirarse a una vida más tranquila. Sin embargo, Ip Man quedará prendado por la hija del viejo maestro, Gong Er (Zizy Zhang). En realidad, el realizador se lleva la historia a su terreno particular puesto que tiene mucho más interés en explicarnos la historia de amor entre estos dos personajes que la de hacer un film de artes marciales al uso. De hecho, sobre la figura de Ip Man se han hecho varias aportaciones en clave de acción en los últimos años, aunque no han llegado a nuestro país.Por lo que, Wong Kar-Wai se aleja claramente del camino marcado por films anteriores (recomiendo buscar los films de Wilson Yip o Herman Yau).

Y no es que el film no hable de artes marciales, ni haya escenas de lucha. Ni mucho menos. Pero pasado por el tamiz y la sensibilidad de Wong Kar-Wai, estas cuestiones van quedando paulatinamente relegadas a un segundo plano. La excelente ambientación de los escenarios donde se reunen los maestros de Kung Fu (curiosamente elegantes burdeles) y los diversos estilos de lucha que componen este arte marcial, es el marco donde se conocen Ip Man y Gong Er. Un flechazo, que como suele pasar en las historias que retrata el realizador, es muy difícil de consumar, puesto que a ambos les obligan rígidas normas escritas y no escritas, las cuales no pueden impedir que se amen.

Pero, a pesar de estar más interesado en la historia de amor que hablar de las artes marciales Wong Kar-Wai no descuida de ofrecernos algunas escenas de lucha que más que espectaculares son bellísimas piezas estéticas en las que los contendientes prácticamente parecen bailar elegantemente. La mejor de todas (sin desmerecer ninguna de las que aparece en el film) es la que enfrenta a ambos personajes, en la que el realizador vuelca toda su sensibilidad y su buen hacer tras las cámaras, dejándonos que mientras pelean en realidad hay una fuerte atracción entre ellos.

No cabe duda que el film está mucho más cerca de “Deseando amar” que no de “Furia oriental” aunque no por ello se trate de una película que deba pasar desapercibida ya que hay pocos cineastas que sepan tratar de forma tan lírica y con tanta sensibilidad el desamor, la distancia, a lo que hay que añadir el retrato de un mundo que se ve obligado a cambiar, a su pesar, debido a los acontecimientos que no entienden de sensibilidades, tradiciones y otras ñoñerías.

Unos de los aspectos que más perjudican al film son ajenos al realizador. Aquí nos ha llegado una versión recortada de 130 minutos (la original está por encima de los 160 minutos), y los tijeretazos se notan ya que a menudo tenemos la sensación que el film va dando saltos en el tiempo para detenerse en momentos significativos, que sólo nos sitúa los fundidos en negro con la voz en “off”. Esta da una impresión de inconsistencia que nos impide valorar el film en su justa medida. En cualquier caso, aviso los amantes del cine de artes marciales no quedaran muy satisfechos, mientras que los que acabaron cautivados por “Deseando amar” o “2046” saldrán encantados.
manulynk
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
20 de diciembre de 2015
Sé el primero en valorar esta crítica
Más que un gran maestro, dos grandes discípulos se disputan el escenario y la atención de un público adicto a la épica de las artes marciales y la poesía del cine oriental, que admiró a Bruce Lee en películas mediocres y refinó sus propios gustos hasta preferir el actual wuxia pian a las imitaciones y estupideces gringas por el estilo de Matrix.

Ip Man (Tony Leung) pierde un combate con Gong Er (Ziyi Zhang). Más allá del relato, él será maestro de Bruce Lee y ella morirá invicta, sin que la derrotara nunca ningún hombre, sino el opio.

Ip Man pierde también como protagonista, pues resulta más interesante la historia de Gong Er, hija y discípula de Chan Wah-shun, gran maestro que unificó primero dos estilos clásicos de kung fu y después a las escuelas de norte y sur de China. Tras la jubilación de éste, su sucesor Yixiantian, alias “El Navaja”, colaboró con los invasores japoneses y fue premiado con un puesto en el gobierno títere, traición que desató la ira de su antiguo maestro, muerto al expulsarlo en circunstancias algo confusas. Gong Er vengó la muerte de su padre con un costo muy alto, renunciando al amor, a la felicidad… Con ella, que nunca se casó ni tuvo hijos, murió también “el legado de las 64 manos”.

La obsesiva fascinación de Zhang Yimou ante el rostro de Ziyi es superada por la de Wong Kar-Wai y su director de cámaras Philippe Le Sourd, quienes crean exquisitas imágenes de belleza melancólica. Ella puede aparentar todavía 20 años de edad, pero con suficiente madurez para una sabia economía facial (inclusive sin maquillaje, al menos en apariencia) que lo mismo transmite odio que profunda tristeza, prácticamente sin gesticular. Con la misma sabiduría de las artes marciales y el recurso de la técnica, en su actuación, la precisión del movimiento logra fuerza expresiva y emotividad.

Aunque las peleas no son tan espectaculares como suele ser el wuxia pian, y resultan confusas a ratos, la película es una auténtica lección de kung fu y un homenaje personal, pero falla en el pretencioso intento de concentrar filosofía milenaria y descripción didáctica en dos horas de metraje, que además contienen un poema visual. La narración es discontinua y farragosa.

En términos estéticos, el resultado es magistral, oscuro y seductor. La fotografía se hace una con la dirección artística o el diseño de producción, desde la escenografía y el vestuario hasta la coreografía y el ralentí, a través de una cuidadosa edición.

De no ser por la irrupción bélica de Japón en la historia de China, esta película sería un relato atemporal.

La cursilería solemne del final tiende al autosabotaje.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Iván Rincón Espríu
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
3 de abril de 2018
Sé el primero en valorar esta crítica
El maestro hongkonés Wong Kar-Wai, responsable de la icónica y rompedora Deseando amar decide en esta ocasión retratar la vida del legendario Ip Man, guerrero que domina plenamente las artes marciales y que entrenó a Bruce Lee. Pero, como no podía ser de otra manera, no nos ofrece un biopic al uso, sino un depurado y preciosista bombón audiovisual resultado de varios años de rodaje y miles de horas en la sala de edición muy centrada en las emociones y en el amor que comparte más con Deseando amar que con Hero.

Esto no quita que, sin embargo, las batallas sean, a gusto de quién suscribe estas líneas, los momentos más apasionantes de esta cinta (que por otra parte ve su ritmo perjudicado por ciertos rumbos que toma la narración), de una abundancia de planos de todo tipo pero idéntica belleza, manejando las aceleraciones con la cámara lenta (centrada sobre todo en la vibración del agua o la nieve tras los impactos) articulados con un montaje apabullante, en secuencias de una realización asombrosa que sin duda no hubiese sido posible sin días de rodaje y muchas horas de brutos, de las que obtener miles de planos útiles. Queda claro que debe haber tanto material restante que las versiones de edición podrían ser infinitas, y en este caso sobre todo comprendemos que una película realmente nunca se acaba.

Una vez más la estética es preponderante, y aparte de una hermosa escenografía y vestuarios, posibles gracias a un generoso presupuesto, cada plano, mayormente cortos, cuidan la composición y buscan una función estética más que narrativa. La meláncolica y sensorial música de Shigeru Umebayashi crea una vez más una atmósfera embriagadora, y de nuevo encontramos un amor no correspondido y un peculiar estilo narrativo lento, sensorial y meditativo, corroborado por una voz en off, elipsis temporales amplias y un uso de material de archivo que ralentiza el ritmo, al igual que un abanico de personajes cuya importancia varía a lo largo de la trama, de modo que el espectador duda en ocasiones a que hilo argumental atenerse, y cuáles tan sólo se esbozan.

A pesar de estas lacras, nos encontramos ante una película bella y reivindicable de fórmula ya no novedosa pero que podrá ganar en visionados futuros.
Néstor Juez
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
24 de julio de 2018
Sé el primero en valorar esta crítica
Wong Kar-Wai sin duda para mi uno de los mejores directores que he tenido la oportunidad de poder disfrutar de su filmografía. Aquí vuelve a sus comienzos, a sus primeras películas, recurre a las peleas dejando a un lado lo mejor que tiene para mi, sin duda en "the grandmaster" se nota la abundancia de recursos, cosa que en sus comienzos no disponía, aun así la cinta no llega a convencer en casi ningún momento. Demuestra su gran virtuosismo a la hora de rodar secuencias de acción, esta vez vuelve a utilizar la cámara lenta como en todas sus anteriores películas y lo hace acompañado de la lluvia, que le da un efecto mucho mas espectacular, lo de la cámara lenta y la lluvia fue uno de sus recursos mas utilizados en la que es para mi su mejor película; "deseando amar", con ella comencé a seguirlo y para mi se quedó siendo la mejor con mucha diferencia. En cuanto a "the grandmaster" decir que si es verdad que hace virtud de sus recursos estéticos y de una visualización muy buena, pero la historia desde mi punto de vista tiene poco que aportar, entre que no me gustan las películas de peleas y estamos ante una de sus peores películas mi nota no debe ser superior; sin duda una cinta que no quedará en mi recuerdo.
juanmartin2705
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
18 de abril de 2020
Sé el primero en valorar esta crítica
A lo largo de una década desde su debut en 1988 con "As Tears go By", el cineasta chino Wong Kar Wai logró deslumbrar a los críticos y el público gracias a títulos como "Chungking Express" y "Happy Together" (por el cual fue elegido mejor director en Cannes), y en 2000 la bella y melancólica "In the Mood for Love" terminó por consagrarlo a nivel internacional, convirtiéndose además en una de las cintas de referencia del cine reciente. Pero desde entonces, aunque volvió a cautivar con "2046", en los últimos años no ha logrado alcanzar las cumbres expresivas a las que llegó con sus anteriores títulos: en 2007 su primer film en inglés y con reconocidas figuras internacionales, "My Blueberry Nights", no entusiasmó a pesar de desplegar el habitual talento del cineasta, y su más reciente trabajo, "El arte de la guerra", que inauguró el Festival de Berlín 2013, tampoco convenció demasiado pese a contar con innegables atractivos y reconocibles elementos típicos del director asiático.

Inspirada en la vida real de Ip Man, una leyenda de las artes marciales conocidas como Wing Chun, quien fue el gran maestro de distintas generaciones y tuvo como su discípulo más famoso a Bruce Lee, "El arte de la guerra" aborda sucesos que comienzan en los años 30 del siglo XX y se extienden por distintas décadas, incluyendo rivalidades, problemas familiares y teniendo como marco de fondo el agitado y cambiante contexto político y social de su época en China.

En apariencia este nuevo film se aleja de las historias habituales que aborda Wong Kar Wai, pero en verdad no es su primer trabajo en el que los elaborados combates son tan importantes como las historias sentimentales de sus personajes, ya que en 1994 desarrolló muy bien esa fusión en uno de sus títulos más subvalorados, la notable "Ashes of Time". Tal como era de esperar, acá las peleas, coreografiadas por una eminencia como Yuen Woo-ping (el mismo de "Matrix", "El tigre y el dragón" y "Kill Bill"), están muy bien logradas, incluyendo extensos y fantasiosos enfrentamientos bajo la lluvia, en escaleras o en una estación de trenes. Pero más allá de eso, en el fondo estamos en los territorios de siempre que se han convertido en un sello del cineasta: los amores y sentimientos no expresados, las atmósferas sutiles y melancólicas, las huellas que el implacable paso del tiempo va dejando en sus protagonistas. Todo en medio de una cuidada ambientación, y filmado de una manera estilizada y detallista, con una visualidad que deslumbra -muy merecidas las nominaciones al Oscar 2014 como mejor fotografía y vestuario, ¡las primeras en toda la filmografía del realizador!- y un uso de las imágenes y la música que ya hace mucho se ha convertido en referencia e inspiración para el cine y la publicidad.

El problema es que en esta ocasión Wong Kar Wai se queda atrapado en lo estético y no logra desarrollar bien las historias y las motivaciones de sus personajes, enredándose en lo narrativo con las idas y vueltas a lo largo del tiempo, por lo que a pesar del buen desempeño actoral de un elenco encabezado por reconocidas figuras ya presentes en anteriores títulos suyos -con su actor fetiche, el siempre sólido Tony Leung, como protagonista-, el resultado es hermoso, pero algo plano, frío y monótono. Cerca del final, un guiño musical a la maravillosa partitura de Ennio Morricone para "Erase una vez en América", la incomprendida obra maestra de Sergio Leone con la que "El arte de la guerra" guarda más de una conexión, entrega algo de emoción y acentúa la sensación de que este nuevo film de un autor de enorme talento, pero algo errático en el último tiempo, pudo ser mucho mejor.
Lawrence
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
<< 1 7 8 9 10 11 >>
Cancelar
Limpiar
Aplicar
  • Filters & Sorts
    You can change filter options and sorts from here

    Últimas películas visitadas
    Guernica: El último exiliado (C)
    2022
    Guillermo Logar
    arrow