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Los niños lobo

7.6
8,048
Animación. Drama. Fantástico Cuando era poco más que una adolescente, Hana se enamoró de un Hombre Lobo. Puede parecer extraño, pero durante años fueron inmensamente felices, y tuvieron dos hijos: Yuki y Ame, que nacieron también con la capacidad de convertirse en lobos. Tras la repentina muerte de su compañero, Hana decide mudarse al campo para así criar a sus hijos en un entorno tranquilo, donde sus extraordinarias facultades no sean descubiertas. Sin embargo, al ... [+]
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Críticas 45
Críticas ordenadas por utilidad
22 de mayo de 2013
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Wolf children se trata de un "slice of life" con toques fantásticos que narra la historia de como una mujer consigue ella sola criar a sus dos hijos, ambos licántropos, en un japón en el que ya ni siquiera lobos normales hay. El guion no tiene mas pretensiones que narrar la niñez y la adolescencia de los chicos-lobos, o lobos-chicos.

A pesar de eso la historia es preciosa, toques de humor, toques de amor y toques de drama. Planos maravillosos de paisajes, una animación y un dibujo cuidado al milímetro y una BSO digna de cualquier cualquier película del Studio Ghibli hacen de Wolf Children lo mejor que he visto últimamente de anime. Una gozada.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
JoeyDrill
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4 de noviembre de 2013
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Increíble animación que va directo al corazón, ayer en la noche la vi y hasta he soñado con ella, no cabe duda que los nipones son excelentes no sólo en el tema de animación si no en tratar con los sentimientos del espectador como todos unos maestros, debo admitir que la vi en una tarde/noche como opción de no tener más que ver y mi sorpresa fue por de más hermosa, sin duda una de las mejores animaciones que he visto, GRACIAS JAPÓN!!!!
spairot
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2 de febrero de 2014
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Que buen sabor de boca te dejan este tipo de películas al terminar de verlas, porque esa es la sensación predominante tras digerir el mensaje poético que nos da hosoda durante las 2 horas de encantamiento al que nos ha sometido.

Un metraje que algunos dilapidan como extenso pero que si son del calibre hipnótico del que destila esta historía no existirá arrepentimiento alguno para el espectador.

Sin entrar en detalles, para empezar sorprende que con un argumento sensiblero digno de las sobremesas de antena 3 (con la importante variación que supone la inclusión de los hombres lobo) se pueda mantener tanto el interés por estos personajes tan entrañables como extremos, capitaneados por una madre que a pesar de que no paran de aparecer situaciones de difícil solución siempre acaba con una sonrisa que al final se acaba contagiando hacia el espectador.

Una película que , guardando las distancias, me ha tocado la fibra al mismo nivel que lo hizo 'la tumba de las luciérnagas' y que sin duda gustará a los fans de las historias que prefieran prescindir de la violencia clásica de los animes como a los que sencillamente estén dispuestos a ver una historia adulta bajo la capa de la animación japonesa.

Mención aparte merece la animación que es una gozada así como a la banda sonora, algo que cada vez se cuida más en los actuales animes y que acompaña en todo momento en esta película.

Algún rudeboy va a acabar por soltar alguna lagrimilla, avisados estáis.
Soviet
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18 de enero de 2014
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un autentico peliculón !!!.

Muchas veces cuando hablo con amig@s de peliculas o series de anime me encuentro con un montón de prejuicios. Imagino que creen que todo es como Dragon Ball, Caballeros del Zodiaco o Akira.

Por supuesto, ante esta idea preestablecida, las mujeres huyen despavoridas, y es una autentica pena para ellas, pues se pierden la oportunidad de ver joyas como esta.

Si hubiera sido protagonizada por Clint Eastwood y Meryl Streep, tendría mas galardones que los puentes de Madison, eso si, la interpretación no hubiera sido tan buena como la de los personajes animados que dan autentica vida a esta maravillosa historia de amor, superación y sentido vital.
fespuela
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22 de octubre de 2014
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Siento que las imágenes de esta peli y las estampas de Hiroshigue nacen de un lugar común. Si los dibujos de Hiroshigue prometen ya el movimiento, el cine japonés cumple con esa promesa a través del animé. Esta técnica ha permitido a artistas contemporáneos como Miyazaki propuestas de un grado de complejidad y sofisticación asombrosas. El cine ha entendido como ningún otro arte que la emoción, que este ha vinculado al movimiento, a lo animado, abre un canal de percepción en un plano superior de conciencia que vincula al hombre con la naturaleza y porqué no, con el universo. Cuando aparece el viento en una película de Miyazaki activa una especie de código que busca abrir ese canal entre lo más hondo y primitivo inscrito en el ser humano y ese plano de percepción más elevado que aspira a la trascendencia.

La maravilla de Niños lobo, el inmenso regalo de ese Hiroshigue del siglo XXI que es Mamoru Hosoda es traslucir todas las capas de lo humano, desvelando en cada personaje “la naturalidad” que lo identifica, aquello que nace en su naturaleza animal y lo atraviesa “animándolo” en busca de la creación. Esta nace en lo más íntimo pero desea y ama al otro, la vincularidad. En Summer Wars Hosoda presenta la red como máxima expresión de esa vincularidad y parte de la copa del árbol familiar en su aspiración por ser nube, liberando al vínculo familiar de lo sanguíneo, al igual que sucede en algunas otras propuestas del cine contemporáneo, véase Ang Lee, por ejemplo.

Niños lobo parece crear una animación basada en varias capas de velos transparentes puestos a vibrar por ese viento del que hablábamos, convocado por la emoción, dividiendo el cuerpo en una superposición de láminas planas como los cortes de un TAC médico, de modo que vistas en su conjunto hacen cuerpo, pero adivinando en todo momento la transparencia de cada una de ellas. Esto permite ver el lobo en lo humano y lo humano en el lobo, en el zorro, en el bosque, las plantaciones de arroz, en las patatas sembradas con tanto esfuerzo. Patatas que arrancadas a la tierra se convierten en moneda de cambio, en energía paterna. Con esfuerzo y con la semilla aportada por ese hombre mayor serio, que tanto nos recuerda al padre desaparecido. Ese hombre y el lobo del zoológico hacen un mismo personaje, una especie de abuelo de Ame. Representan eso que tanto teme el niño en su ser lobo, y la hermana ha incorporado con naturalidad. Eso que obliga a la madre a ocultarlos del resto de la sociedad. Eso que suelo llamar “padre malo” y que el cine representa incesantemente en personajes polarizados. Eso que el hombre anhela de lo animal y la cultura disimula, pero que es imprescindible para que se produzca la vida, el ánima, el movimiento.

Cuando el niño caza por primera vez, descubre la emoción del lobo y, como el torero en el momento de la estocada, pierde la vida por un instante. A punto de ahogarse, su hermana lo rescata bajo el agua, produciéndose un hermoso intercambio: el niño acepta al animal, más fácil de inscribir en lo masculino y la niña toma la sensibilidad y delicadeza del niño humano. Hermoso plano en el que Yuki agotada, sentada de espalda sobre la nieve, muestra ese cuerpo en que aún loba trasluce mujer. Este intercambio se acabará resolviendo en una pelea posterior entre los dos hermanos, años después.

Yuki es la que cuenta la historia, la que toma la voz, la que inicia el relato en ausencia del padre. Avanzada la película hay un niño que huele en Yuki lo que queda de animal en ella, su sexualidad. Ella lo evita pero él la persigue y ante esta insistencia se defiende no pudiendo evitar que la loba salga, y dejándole marcada con las garras una oreja. Curioso gesto siendo ella la que habla, la que cuenta, hiriendo tan cerca del oído, de la escucha, transformando lo oral en escritura.

El viento que mueve los velos de la emoción se hace tormenta en la secuencia final, tifón para permitir que un hijo parta (partirse y separación revelan con precisión el sentido de esta palabra), y en paralelo, en ese afán que hay en lo femenino por mostrarse y en lo masculino por mirar Yuki decide desvelar su secreto, que literalmente es aquí el de su padre, en una especie de reunión cuántica de ojo y cuerpo, de mirar y ser, pues mostrándose resume y concluye la historia de sus padres, que es la que dice que cuenta en el inicio del film.

En esta secuencia final donde los velos desnudan a Yuki, Hosoda responde a Hitchcock, pues repite la secuencia de Vértigo sin vértigo. Donde Stewart bajo una veladura verde proyecta la mujer de su deseo construyendo una imagen sin cuerpo, Hosoda provoca una tormenta que revela la imagen en cuerpo, lobo.

Película de lectura inagotable, imposible de ver sin que salga el niño en el adulto como la loba en Yuki y regalo impagable para el niño, maravillosa pócima para el crecimiento. Y en ese bajarse al niño y subir al adulto, muy probablemente se cruce el abrazo, como el de un amigo al que se la recomendé, en compañía de su hijo lobo.
Ignacio Collado
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