Haz click aquí para copiar la URL

Juventud

Drama Fred Ballinger (Michael Caine), un gran director de orquesta, pasa unas vacaciones en un hotel de los Alpes con su hija Lena y su amigo Mick, un director de cine al que le cuesta acabar su última película. Fred hace tiempo que ha renunciado a su carrera musical, pero hay alguien que quiere que vuelva a trabajar; desde Londres llega un emisario de la reina Isabel, que debe convencerlo para dirigir un concierto en el Palacio de ... [+]
<< 1 20 24 25 26 28 >>
Críticas 138
Críticas ordenadas por utilidad
29 de abril de 2017
Sé el primero en valorar esta crítica
Eso es, todo junto, lo que nos ofrece Sorrentino: un espectáculo visualmente bello, hermoso, plásticamente irreprochable y una reflexión sobre el paso del tiempo, lo importante que pasó en la vida, el poco recorrido que deja la vejez al que la sufre. Y la creación, de fondo, con un espectacular elenco, dos actores magistrales y una aparición breve pero eléctrica de la siempre bella (paradigma de esta película, la vejez elegante y hermosa, la decadencia bella) Jane Fonda. Con todo, la película tiene un punto de petulancia, de chulería estética que a veces incluso irrita. Es la parte de Sorrentino en la que parece detenerse y decir: "mirad qué complejo y qué bien ruedo". Con todo, una película que te atrapa y te conduce de la mano hasta el final.
melchorin
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
2 de noviembre de 2017
Sé el primero en valorar esta crítica
En esta película, Fred Ballinger (Michael Caine) es un prestigioso compositor y director de orquesta mayor y jubilado que pasa unas vacaciones en un Hotel balneario de los Alpes que le ha reservado y organizado su hija Lena (Richel Weisz), que está con él. Le acompaña también su viejo amigo Mick (Harvey Keitel), un prestigioso director de cine que pergeña su definitiva y última película junto a sus colaboradores.

El gran director Paolo Sorrentino con este film hace una película hemosa, a la vez que profunda. Porque Sorrentino no se conforma con hacer una película cualquiera, ni siquiera buena a secas. Con un libreto de su autoría, amén de su papel como realizador, hace una película de excelencia. Recrea una panorámica sobre la vejez, sobre la vida, que al modo de un complejo poliedro, retrata las mil y una caras de la existencia, con unos personajes, unas escenas y unos diálogos que te dejan pensando largo tiempo.

La música David Lang es esplendorosa, con canciones diversas y una banda que arropa el film. Pero resulta de maravillosa la “canción de canciones” de David Lang (Simple song#3), que interpreta la soprano surcoreana Sumi Jo. La fotografía de Luca Bigazzi es esplendente y siempre atenta al paisaje, pero también a los primeros planos; fotografía que acuerda con el tono del film. No en vano Sorrentino es un director con un estilo visual que se identifica a la legua.

El reparto es un lujo. Empiezo por un Michael Caine inconmensurable, el gran actor que nunca defrauda, no lo hace tampoco en su fase de madurez. Otro grande es Harvey Keitel, que interpreta uno de los mejores papeles de su carrera. Tenemos también a una Rachel Weisz maravillosa como la hija deprimida de Caine por un divorcio en ciernes; y otros actores de los buenos.

Hay en esta obra elementos surrealistas, humor que atraviesa el film de principio a fin, ternura, indulgencia, sentimientos y mil elementos más. El hotel balneario de los Alpes suizos, encierra mucha tela que cortar, con una fauna de personajes de lo más variopinta, desde un monje budista capaz de levitar, a una Mis Mundo esplendorosa, pasando por un Maradona en lamentable estado de salud y un gran retrato de Marx tatuado en su oronda espalda.

El puzzle de personajes y circunstancias que nos retrata Sorrentino, más allá de las anécdotas o el humor, es sustancialmente trágico. O sea, no es una película de la que salgas haciendo sonar un cascabel. Y aquí, tengo que referirme necesariamente a un tema que me atrae, como ya he dicho otras veces, la vejez.

Esta obra es la vejez de Sorrentino, o sea, su versión, no exenta de grandes verdades. Llegar a los ochenta medio arruinado físicamente (aunque el personaje tenga salud de hierro), cuando la memoria se nubla y ya no se recuerdan las caras de los padres o hermanos, cuando penetra la incertidumbre sobre cómo se ha vivido la vida; los fantasmas de pasado; la añoranza de los seres queridos que se fueron para siempre. Esto es lo que ponen sobre el tapete la pareja protagonista de ancianos, ambos grandes artistas, uno músico, el otro cineasta, los dos de reconocido prestigio. Estos amigos de ya medio siglo, revisan sus vidas paseando juntos, cenando, metidos en la piscina o sentados en la habitación.

La película habla de la devastación que impone la vejez, cuando ya sólo quedan vagas reminiscencias del pasado y dudas sobre la forma en que se transitó la existencia, y ese convivir con el deterioro físico, sobre todo el neurobiológico. Pero hay algo que quiero resaltar aquí. Esto es que ambos artistas viven de manera muy diferente su vida y su mundo de ilusiones. Mientras el venerado compositor se muestra indolente con su música y se niega a ofrecer un importante concierto que le pide la mismísima reina de Inglaterra, el otro amigo vive con entusiasmo un proyecto que trae entre manos a modo de film que será la culminación de su brillante carrera cinematográfica. Eso se nota mucho en la trama. Mientras el músico vive apáticamente y con la única expectativa de retomar cuando acaben sus vacaciones su tediosa rutina de inactividad, el cineasta está exultante con su nueva idea. Luego esto dará un vuelco. Pero no es momento para contar el desenlace. La ilusión en la vejez es muy importante para predecir cómo se va a vivir la misma.

En fin, enorme película sin paliativos.
Kikivall
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
16 de diciembre de 2017
Sé el primero en valorar esta crítica
En la linea preciosista de La Gran Belleza, esta peli nos regala secuencias cuidadosamente diseñadas para ser bellas. Es por eso que la considero "buena", es decir: muy profesional. No obstante, los parcos diálogos dejan entrever una cierta falta de ideas y, sobre todo, un débil hilo conductor que se pierde y se recupera sin demasiado sentido. A veces, uno tiene la sensación de estar viendo un trozo de metraje correspondiente a otra peli o a un descarte. En definitiva, mi opinión, sin querer subestimar sus valores que los tiene, es que la peli pretende filosofar a base de emociones y eso ya no es tan profesional.
Lordjordimor
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
12 de abril de 2018
Sé el primero en valorar esta crítica
Si cierras los ojos en las escenas de viejos verdes con huevos colgaderos te queda una obra de grandes diálogos. Cruda realidad sobre la vejez, pero bueno es una vejez sobre billetes de 500 pero muy triste después de todo. Que el dinero no da la felicidad. Si buscas mujeres que hagan como de maniquís, no dudes en darle al play.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Cristina Yours
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
17 de enero de 2019
Sé el primero en valorar esta crítica
Hemos visto "La juventud", la nueva película del gran Paolo Sorrentino, que asimilábamos a su anterior película, "La gran belleza".

Sin embargo, qué sorpresa fue la nuestra al ver que, si bien es cierto que se reconoce al director detrás del elenco de personajes que desfilan tras la pantalla, no es el mismo estilo de película...

Claro está que para gustos los colores, pero nosotros salimos sorprendidos, enternecidos y dolorosamente emocionados. No fue simplemente una película, fue una experiencia personal inenarrable.

Por ello, pedimos disculpas de antemano: intentaremos transmitir todo cuanto nos aportó. Probaremos de plasmar en estas líneas lo que nos suscitó el filme pero será imposible detallar y desgranar la totalidad del sentir puesto que eso es lo fundamental: el sentimiento.

Un reparto de personajes donde las edades y personalidades se entremezclan, así como los mundos interiores de cada uno de los personajes, de los que surgen unas reflexiones latentes en cada uno de nosotros. El metraje está repleto de frases punzantes cuando menos se esperan. Verdades como puños que arrancan lágrimas por su severidad.



Un enorme Michael Caine, profundamente desgarrador, por esa mirada perdida en un pasado lejano del que no recuerda detalles tan fundamentales en su día: la expresión de unos ojos, el timbre de una voz o ni siquiera el recuerdo olvidado de un rostro amigo. El ocaso de la vida, sensación de doloroso desamparo que deja un hondo pesar tras su paso. Un huracán malintencionado: el paso del tiempo y la soledad que conlleva. Una vida entre dos, una manera secreta de amar al otro y que nadie más que la otra persona puede comprender, un tesoro guardado e incomprensible a los ojos del resto. Un amor amante tanto como un amor amigo.

Una hija que opina en base a lo que ella ha experimentado desde su perspectiva y que representa la normalidad, el resto del mundo, lo que dirían los demás de aquello que pasó. Un Michael Caine que preserva, por encima de todo, aquello que le dejó a su mujer. Rompimos a llorar por esos arañazos extremadamente bien calculados.

Un gran Harvey Keitel necesitado de sentimiento... como todos. "Sólo nos quedan las emociones". Qué gran frase, cuánta avidez de emoción, hambruna de afecto, indigentes indecentes de cariño. Estamos todos famélicos de amor... Amor de verdad, amor del que no esconde nada, del que no quiere nada a cambio, del que no se encorseta en una estructura social. Amor sociópata que no pretende, no pide y sólo da por el gusto de dar. Una constante reflexión hacia un pasado casi ya inexistente.

Una vieja pareja que se comprende sin hablar, puesto que tiene sus códigos internos, y que el espectador no puede juzgar porque no sabe el más allá, la razón de ser ni el por qué del cómo.

Un ex futbolista necesitado, nostálgico de lo que fue... ¿Qué fue? ¿Qué fue realmente? ¿qué queda de la fama? ¿qué queda de la vida?

Una Miss mundo que pasea sus carnes en pleno apogeo de juventud y turgencia. ¿Quién eres? ¿Qué eres? ¿Qué quieres ser?

Un actor de California que se permite la licencia: "cuando los actores de California no estamos ni borrachos ni drogados, algunos leemos a Novalis". Novalis, poeta romántico alemán que escribe "himnos de la noche" tras la muerte de su prometida.  ¿Hacia dónde te diriges? ¿Eres sólo lo que los demás te han visto interpretar o hay interpretaciones que nunca han visto? ¿Cúan extenso eres?

Una prostituta extremadamente joven que quiere ser, pero no existe todavía, y para la cual no hay pregunta.

Una ópera final apocalíptica que estremece al más pintado. La sencillez de la vida es una ópera, es la ópera de cada uno de nosotros, la obra maestra de nuestras vidas.

https://islaburbuja.wordpress.com/
Rododendro
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
<< 1 20 24 25 26 28 >>
Cancelar
Limpiar
Aplicar
  • Filters & Sorts
    You can change filter options and sorts from here
    arrow