Instinto maternal

Es una película notable que sabe provocar, y lo más difícil, mantener, el suspense durante todo su metraje. Influida por el maestro del suspense, Hitchcock, también evoca al mejor De Palma. Un juego de culpas en el que el dolor y la muerte cicatrizan en la empatía del espectador, haciéndole sentir preocupado por los acontecimientos que van sucediendo. Uno de sus puntos más interesantes el de no pretender un posicionamiento claro y firme en ninguna de las protagonistas, fomentando esto el propio suspense e interés cinematográfico. Por otro lado, quizás no culmine con el golpe en la mesa que suelen dar las grandes películas y de ahí que mi valoración decaiga. Pero es recomendable para todos los enamorados/as del thriller psicológico.

Hubo un tiempo en que circulaban chistes malos sobre nombres de películas que debías adivinar. Se abre el telón y aparece una niña llamada Francisca metiendo los dedos en un enchufe. ¿Cómo se llama la película?. El amperio contra Paca. Otro: se abre el telón y se ve una botella de vino Savín (era la marca más barata de vino que había en el mercado). ¿Cómo se llama la película?. Es tinto básico. Pues es lo que le pasa a esta película, que por mucho que pretenda se queda en básica, en película de andar por casa después de comer un domingo cualquiera.

Como bien dice la crítica, tiene aires hitchcockianos, pero solo en apariencia porque el desarrollo es moroso hasta tal punto que casi anuncia un gatillazo o cuanto menos un coitus interruptus. Al final tendrá una conclusión más que trillada de thriller americano de toda la vida. Los actores tampoco destacan en un sentido o en otro.

No llama la atención por nada y por nada la podemos defenestrar, es una película promedio, una película de cinco, una película barata si no hemos pasado por la taquilla de un cine. Una película Savín. Me gustan las mujeres, me gusta el vino que decía el otro. Vosotros mismos.

Debiera ser una película de culto porque es un cruce entre Hitchcock y Brian de Palma, música incluida. Los actores, mejor dicho actrices -aunque los adjuntos también cumplen- están excelentes, por no decir extraordinarias, y la historia te tiene en tensión todo el rato hasta un desenlace absolutamente espectacular. Su estética también es perfecta, ambientada en los sesenta, y la realización impecable en torno a esa historia con muchas luces y sombras alrededor de unas madres en situaciones adversas... Y no puedo decir más, sólo recomendarla porque merece la pena -además literalmente por el tema- y a pesar de sus tacañas valoraciones aquí. En mi caso, bien se ve, me declaro fan de ella.

Épica es la tarea que se echa a sus espaldas todo aquel crítico que desea cubrir la totalidad de estrenos de la cartelera. Los cuales, no lo olvidemos, son un pequeño porcentaje de la vasta producción de largometrajes que se lleva a cabo anualmente. No ya sólo en la Omnipresente Estados Unidos, sino también, y mucho, en Europa. Y el gran mastodonte cinematográfico del viejo continente sigue siendo Francia, del que llegan cada viernes un número considerable de estrenos. Son tantas que muchas pasan desapercibidas bajo del radar. Gracias a la distribuidora Karma Films, hoy vengo a hablaros de una de ellas. Os presento Instinto maternal, nuevo thriller dirigido por Olivier Masset-Depasse. Filme deudor de una tradición de filmes de suspense que se remonta a Alfred Hitchcock, una referencia clara en su producción. Uno de los pocos casos en 2019 en los que confirmé mi asistencia al pase de prensa sin saber absolutamente nada de esta película, averiguando su existencia gracias al correo de Karma Films. Estos tuvieron una pericia innegable al promocionarlo, asemejándola tanto a la obra del maestro inglés como a la de David Lynch. Por ello, la ausencia de información me impulsó a aproximarme a la obra con la determinación de ser sorprendido y de añadir, porqué no, un nuevo realizador y voz creativa al acerbo. No será el caso. Un filme al que da reparo atacar por lo intrascendente que resulta. Un tosco y frígido relato de suspense ejecutado de la manera más imprecisa y torpe. Un filme digno de los estándares de las tardes dominicales de Antena 3.

La película belga Duelles (2018) es un thriller que entrecruza la vida de dos familias de clase media que se ven atravesadas por la tragedia. En Argentina no fue estrenada en cines mientras que en España fue exhibida en 2019 bajo el nombre Instinto maternal.

Por Nicolás Bianchi

Antes de los títulos vemos a una mujer que frenéticamente acondiciona una casa, ordena, cierra unas cortinas, aunque no sabemos muy bien para qué. La música extra diegética nos provee de un ambiente tenso, aunque finalmente se trate solo del apuro de Alice (Verlee Baetens) por dejar todo preparado para agasajar a su amiga y vecina Céline (Anne Coesens) a quien le prepara una fiesta de cumpleaños sorpresa.

Es la primera y última escena con algo de felicidad en el film. Una tragedia va a desencadenar un duelo entre ambas que las va a llevar por caminos sinuosos, de desconfianza, paranoia y reproches. La película está construida en distintos momentos. Es en parte un drama sobre un duelo, luego un thriller paranoico, finalmente se linda con el terror.

Es, también, una historia en la que las mujeres son protagonistas excluyentes y en las que los hombres, los maridos de ambas, no entienden, molestan, son solo accesorios. Las actuaciones de ambas actrices belgas son muy sólidas, tanto como la del niño que interpreta a Theo (Jules Lefebvre), el hijo de Alice, uno de los ejes de la disputa entre amigas.

Quizás la mayor virtud del film sea la creación de los ambientes por los que trascurre la historia y la tensión lograda en algunas escenas. La película se desarrolla en algún momento de los años 40 o 50 que no se especifica en un barrio de clase media. Las familias comparten un dúplex, esto es, dos casas en la misma construcción con jardines separados por un cerco vivo.

La elección de la época en la que está situada la historia puede tener que ver con respetar el libro original, de la escritora Barbara Abel, sobre el que está basado el guión. No hay ninguna referencia cultural, política ni social a la época sino una puesta estética que se ve en el vestuario, los interiores, los peinados y los automóviles. Es una historia que perfectamente podría ser ubicada en la actualidad y no habría que cambiar prácticamente nada.

Si bien en algunos momentos Duelles amaga con intentar una reflexión sobre lo que puede ser la maternidad, los roles de padres y madres o el peso de un duelo, elige no profundizar en los subtextos para concentrarse en la tensión cinematográfica y en la disputa que debe saldarse entre los personajes.

Es, al momento, la película más premiada en la historia de los Magritte, los más importantes del cine belga, ya que obtuvo nueve laureles recientemente en la edición 2020, entre ellos mejor película y mejor director, el también belga Olivier Masset-Depasse.