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Nuestras madres

Drama Guatemala, 2013. El país está fascinado por el juicio de los oficiales militares que comenzaron la guerra civil. Los testimonios de las víctimas siguen llegando. Ernesto, un joven antropólogo de la Fundación Forense, identifica a las personas que han desaparecido. Un día, a través de la historia de una anciana, Ernesto cree que ha encontrado una pista que le permitirá encontrar a su padre, un guerrillero que desapareció durante la ... [+]
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Críticas 10
Críticas ordenadas por utilidad
7 de julio de 2020
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
*La ficción y la historia en Nuestras Madres

El relato se centra en las consecuencias de la guerra civil (1960-1996) que provocó 200 mil muertes, así como miles de desaparecidos. Aunado a ello, añade la interrogante del origen familiar. Ernesto (Armando Espitia), un antropólogo forense, descubre que los restos de su padre, un soldado fallecido en la guerrilla, podrían reposar en una fosa clandestina. Su interés surge a raíz de la petición de Nicolasa (Aurelia Caal) por cavar en las inmediaciones de la zona rural del país.

La antropología refleja la reconstrucción del caso que ofrecerá respuestas. Ejemplo de ellos es el encuadre del armamento de un esqueleto humano. A su vez, los tintes de thriller suscitan interés en un pasado doloroso que impacta en el presente. El realizador César Díaz traza la contemplación de una investigación que no únicamente destapa los abusos militares y la corrupción.

*El contexto histórico del genocidio en Guatemala

Inspirado en el genocidio maya ocurrido en Guatemala en 1982 durante la dictadura militar del ex presidente Efraín Ríos Montt, Nuestras Madres entrevé las consecuencias de los abusos y confrontaciones.

Díaz aborda la política, colocando a la memoria como recordatorio del mismo. La trama también presenta el inicio del juicio de los oficiales militares que perpetraron la guerra civil.

El close up en los rostros de las mujeres representan las secuelas de una incidencia que resalta, sutil, la violencia marcada por las guerrillas en Latinoamérica.

*El perdón, la maternidad y los secretos familiares

A su vez, los secretos familiares se enfocan en la maternidad. Cristina (Emma Dib), madre de Ernesto, se ve obligada a revelar la violencia vivida en su pasado. Lo mismo ocurre con Nicolasa, mujer de raíces indígenas, quien solicita ayuda para desenterrar a su marido fallecido en la masacre.

El paralelismo de vida de ambas mujeres, diferentes entre sí, coincide en sus vivencias, dando testimonios duros sobre el maltrato del que fueron víctimas. Ernesto funge como el observante y el detonador del curso de los acontecimientos que revelarán un camino de reconciliación.

Si bien el retrato político resalta con la investigación y las declaraciones, no ocurre lo mismo con el drama. En primera instancia, el guion de Nuestras Madres es un poco plano, sin un desarrollo significativo en la mayor parte de sus personajes.

*Conclusión

Nuestras Madres es una sobria representación de la búsqueda de justicia, la criminalidad y la corrupción.

Aunque es interesante en planteamiento social y político, pierde relevancia al momento de retratar el drama sobre lazos maternos y la identidad personal.

Escrito por Mariana Fernández
Cinemagavia
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22 de febrero de 2020
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Siempre es de agradecer que el cine sudamericano llegue a la cartelera española para poder entrar en historias que, quizás, aquí no se explicarían. Este es el caso de esta película de Guatemala que explica unos hechos muy concretos y delicados a día de hoy como son los cuerpos no identificados que están mal enterrados en fosas, bosques, prados y cementerios. Un drama que en España toca de lleno. Sin embargo, no estamos ante un documental, aunque pueda parecerlo, sino que es una historia ficcionada que sigue al joven antropólogo Ernesto y su ambición por descubrir el paradero de su padre.

Armando Espitia es el protagonista y el encargado de llevar el ritmo, puesto que es una película que no malgasta tiempo en planos innecesarios sino que desarrolla el argumento bien en sus 78 minutos. Si es cierto que, en conjunto, es un film muy personal de César Díaz y le falta garra y nervio para entretener al espectador y, por eso, los minutos de metraje pueden hacerse pesados. Aun así, el tema que trata es muy importante y está bien que se dé voz a todas esas madres guatemaltecas que no pudieron enterrar a sus maridos e hijos. Díaz hace un homenaje a ese sufrimiento vivido por muchas mujeres, sobre todo representado en los personajes de Cristina y Nicolasa.

En general, Nuestras Madres es una ópera prima pequeña y sencilla, pero loable y emotiva que trata un drama plural del ser humano que en cualquier país puede existir. Claro es, por eso, que hay que tener interés por este tema, no es un film para disfrutar sino para pensar, y fácilmente quede en el olvido.

Lo bueno: la emotividad que consigue transmitir.
Lo malo: el tono documental que tiene puede resultar soporífero.

Nota: 7/10

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Arnau
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19 de marzo de 2021
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Hay secretos que es mejor no saber, pasado que es mejor no desenterrar, duelos que hay que dejarlos cerrar. Guatemala como país e historia tiene esto, duelos inacabados, rencores acumulados, secretos podridos y dolosos. En un dialogo del filme, Ernesto, el personaje protagonista dice-Este país me cuesta mucho. Conforme pasa el metraje uno entiende porque hace lo hace, y porque dice lo que dice. Nuestras Madres es un recordatorio puntual, (a veces algo superficial en tratamiento pero bien realizado) de una memoria que no se puede dejar pasar, como dicen por ahí “perdono pero no olvido” Cesar Díaz ha creado una ópera prima oportuna y honesta, notablemente bien actuada donde lo que no se dice refleja que hay gente en nuestra Latinoamérica que calla cosas muy dolorosas, Impensablemente dolorosas.
CINELOCURA
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27 de junio de 2021
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Conocemos el dicho de ir de Guatemala a Guatepeor y lo cierto es que el país centroamericano es de los que más ha sufrido la violencia de toda Latinoamérica, con una guerra civil que ha durado no sé cuántas décadas y que ha dejado decenas de miles de muertos. Latinoamérica es históricamente un continente atrapado entre la tradición del guerrillero y el paramilitar, entre el agresivo imperialismo USA y el no menos agresivo intervencionismo comunista cubano-soviético. Hoy, aún sin una clase media extendida ni una sociedad civil articulada, se mueve entre populismos diversos, corrupción y, por tanto, pobreza y atraso.
El debutante César Díaz nos presenta una modesta pero interesante cinta testimonial donde un joven antropólogo forense que desentierra a víctimas de los militares tropieza con una indígena que le señala dónde puede estar sepultado su propio padre, guerrillero asesinado él mismo. Pese a la escasez de medios y a fallos típicos de un principiante, este filme resulta grato de ver por lo que representa de defensa de la memoria y la dignidad, sin dejarse arrebatar por discursos demagógicos. Y dan ganas de avisar a toda la derecha de este país para que la vea y aprenda de una vez que cerrar las heridas de nuestra dictadura y desenterrar a tantos muertos no es delito de lesa patria.
www.missabadosdecine.blogspot.com
capote
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20 de septiembre de 2022
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Apenas 30 años después de la dictadura, en Guatemala estaban haciendo lo que todavía en este Estado no hemos sido capaces de afrontar en serio más de ocho décadas después: exhumar a todos y cada uno de los asesinados por los militares fascistas, identificar los cuerpos y entregárselos a sus familiares para que los entierren donde deseen. Esa ventaja que nos llevan (y que nos llevarán).

El protagonista de esta película, con un tono documental que resulta necesario y coherente para la naturaleza de la historia de ficción que desarrolla, es un joven que trabaja para un instituto forense de exhumación e identificación de cadáveres habidos en fosas comunes. Hasta él llega un día una señora mayor, procedente de un remoto pueblo, que le pide ayuda para tratar de recuperar el cuerpo de su marido, fusilado tres décadas antes. El joven se implica mucho en la historia que trae esta señora, no sólo por su compromiso profesional y político, sino porque, a raíz de una fotografía que porta la anciana, cree reconocer la posibilidad de que su padre también se encuentre yaciendo en la misma fosa común. A partir de ese momento, lo personal y lo profesional se mezclarán peligrosamente.

Un argumento claro, conciso y honesto que desarrolla su director y guionista César Díaz de forma directa, veraz y cruda, porque la historia que tiene entre manos no es para menos. Por eso ganó con todo merecimiento la Cámara de Oro a la mejor ópera prima en el Festival de Cannes de 2019. Quedando lejos de ser una obra maestra, es sin duda un film interesante y necesario.
Sergio Berbel
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