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La leyenda del DJ Frankie Wilde

Comedia. Drama Comedia dramática basada en la trágica vida del mundialmente famoso DJ Frankie Wilde. En forma de biografía, la historia nos lleva a través de la vida de Frankie desde sus alturas siendo uno de los mejores DJ's vivos, a través de sus caídas en su posterior batalla con un trastorno acústico, culminando en su misteriosa desaparición de la escena. (FILMAFFINITY)
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Críticas 12
Críticas ordenadas por utilidad
17 de julio de 2010
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me lo pido para mi primera, segunda, tercera... para todas mis películas, esas que tengo en mis sueños frustrados de cineasta.

Transmite fuerza, energía. Gesticula física y facialmente con maestría.
Me ha encantado la historia, el planteamiento de documental, que me hizo hasta dudar de que la historia fuera real. He reído y me he emocionado y he conocido un mundillo que hasta ahora había dejado de lado por falta de interés en ese tipo de músicas y de ambientes.

Insisto en que me ha impresionado Paul Haye y volveré a ver escenas para disfrutar de nuevo de su actuación.

Como película, muy entretenida, la banda sonora estupenda, la estética fabulosa y la crítica que encierra y el abordaje de las drogas, me han gustado mucho.
vilcoyote
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1 de octubre de 2012
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
“LA LEYENDA DEL DJ FRANKIE WILDE” está basada en la historia (“real”?) de un famoso Dj que “pinchaba” en Ibiza en los albores de la música disco, desde mediados de los 80, hasta la década del 90.

Es la historia documental de un superviviente, un hombre que absorbido por la vorágine de la fama, las drogas, el sexo sin control, el dinero en exceso, y todos los vicios existentes y por haber, supo no sólo llegar al infierno (y ser él mismo el propio infierno) sino despegar hacía el cielo para perderse entre las nubes y convertirse en “Leyenda”, emulando en su juego de magia al mismísimo Bobby Fischer.

Es la historia de dos hombres:
La de un loco de remate; la de un soñador (de sueños de perversión); la de un amante de su trabajo (ser el alma de la fiesta) hasta el punto de sacrificar uno de sus sentidos para seguir en la élite; la de un fornicador descontrolado; la de un muñeco de las discográficas; la de un cornudo voluntario; la de un despojo pocholo social admirado por los que gustan de los excesos y reverencias;
Pero también es la historia de un luchador; de un joven que buscaba “otro destino”; de un hombre que quiso agarrarse a la vida y no hundirse en una minusvalía; de un hombre que no quiso venderse a las discográficas; de un hombre que en definitiva no quiso vender su alma al diablo.
Tanto el loco y el reciclado compartían una cosa en común…, ambos eran “un genio”. ¿Quién dijo que un sordo no podía ser Dj? Desde Frankie Wilde, no es sólo Beethoven todo lo que reluce.

Especial mención al actor que encarna a Frankie –Paul Kaye- (si éste hubiera existido, seguro que sería como él), y la escena en que arropado por la multitud tras su regreso a las pistas de Pachá, lo llevan directamente al ring donde mejor sabía golpear, la cabina de mezclas.
Y también cum laude con honores para las escenas de los efectos de las drogas, tanto en su fase “éxtasis”, como en su fase “mono”. Desde “Trainspotting” y “Réquiem por un sueño”, no vi nada igual en la gran pantalla. El director en este caso, critica con dureza todo ese mundo, si bien, desde la vertiente cómica, entremezclando callejeros viajeros y el club de la comedia, pero manteniendo en todo momento una dura crítica al submundo de las sustancias psicotrópicas.

El título de la crítica aparece en una entrevista que concede el protagonista a una emisora de radio local, y que no puedo evitar reproducir:
“(…) Ahora soy adulto, he vivido 38 años, y puedo decir con seguridad, que Ibiza es: punto, punto, punto. Me captas? Y eso está muy bien. Está muy bien poder… sentirlo. Hay semen por todas partes en esta isla, todo el mundo lo ha hecho, y se han sentido libres, no lo han hecho para hacer bebes, lo han esparcido, lo han salpicado todo, y como las plantas, han crecido, son como enredaderas, y ahora están por todas partes. Fíjate en esos de ahí!!! Míralos!!! Les encanta, sólo viven para eso… `ehhh! ¿OS GUSTA A TODOS FOLLAR E IR DE FIESTA?!!!”
(Todo esto ocurre ante la mirada atónita del presentador, que ve como se repite hasta en 3 ocasiones, para pasar el plano directamente a la pista de baile)

Recomendable 100 % para los amantes del cine y de la música, pero especialmente para los fans de la música electrónica, pues la participación de grandes estrellas (Paul Van Dyk, Tiesto, Pete Tong, Carl Cox y otros…) no les dejará indiferentes.


Mi nota: 8/10 (filmaffinity)
kapablanka
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5 de noviembre de 2015
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
It’s All gone Pete Tong (La leyenda del DJ Frankie Wilde, 2004) es uno de los falsos documentales más excitantes que se dirigieron en la década de los años 2000. Una película que se adentra en el mundo musical de los DJ’S y todos los tópicos que rodean esta contemporánea forma musical. En el año 2004 el filme consiguió el premio a mejor película canadiense en el festival de Toronto. Su director, Michael Dowse ha seguido con su trayectoria tanto en Canadá como en los Estados Unidos, aunque sin conseguir repetir el éxito que consiguió con este filme.

La película al ser un falso documental nos presenta un personaje totalmente ficticio, llamado Frankie Wilde, aunque es cierto que hay algunas suposiciones en torno a esta figura, que parece haberse basado parcialmente en un personaje real, el dj Pete Tong (como podemos ver, el título original del filme le cita) que según algunos ha tenido algún problema leve de sordera y que realiza un pequeño cameo en la película. De todas maneras, Frankie Wilde es un personaje alucinante, que difícilmente podría pasar por real. Aún así, precisamente por su carácter de caricatura, la película consigue retratar a las mil maravillas el absurdo mundo de estas nuevas “Mecas” para los amantes de la música electrónica, como la propia Ibiza, que aparece reiteradamente en el filme.

Hay dos mitades claramente diferenciadas en la película. La primera es la parte satírica, donde nuestro director se dedica a destripar los tópicos del mundo musical y el ambiente fiestero de lugares como la citada Ibiza. En esta parte, el filme utiliza un humor mucho más negro, más duro contra nuestro protagonista principal. Algo realmente destacable en La Leyenda del DJ Frankie Wilde es que sabe cambiar el tono de una manera camaleónica en la segunda mitad del filme, donde esta vez, el espectador empatiza de una manera mucho más clara con el protagonista, sintiéndolo mucho más cercano. Este proceso, del odio al amor, está realizado de una manera muy humana, y a pesar de la sátira y de que nos encontramos ante una caricatura, la película sabe abrirse un hueco entre el corazón del espectador. Algo realmente difícil, si tenemos en cuenta la mixtura de géneros así como la mezcla de tonos que encontramos en el filme (de la comedia a la tragedia).

Por todo lo dicho anteriormente, no puedo más que sorprenderme cuando algunos han afirmado que la película es un homenaje sincero a la música que práctica Frankie Wilde. Más bien todo lo contrario, y desgraciadamente no puedo parar de pensar que los que afirman dicha sentencia no han entendido demasiado bien el filme. La Leyenda del DJ Frankie Wilde es una película tremenda crítica con el mundo de las discotecas, de los djs, y todo lo que rodea esta moda artificial. Las pruebas son más que numerosas y aparecen continuamente si nos fijamos con detalle. Para empezar, en la primera parte del filme, nuestro protagonista es literalmente un imbécil, que sólo se interesa por sí mismo y apenas conoce nada de la vida real, más allá de la burbuja en la que vive (como buen ejemplo su mansión misma). Precisamente, cuando empieza a madurar como persona es cuando abandona este mundo artificial y empieza a sufrir como una persona corriente, y por supuesto, cuando encuentra el amor verdadero (algo que no había encontrado antes, puesto que su primera relación amorosa era una relación interesada en términos económicos). También nos podemos fijar en el personaje que hace de su supuesto manager, y que representa este arquetipo de personaje, que sólo se preocupa de su cliente cuando puede darle beneficios, es decir, de manera interesada, y que realmente no es un auténtico compañero. Pero quizá, la pista más clara de lo que estoy diciendo la encontramos en el final del filme, donde definitivamente nuestro protagonista abandona la fama y el éxito para hallar una vida mucho más relajada, casi ermitaña, convirtiéndose en un ser totalmente altruista y dedicado a los demás.

La película sabe evitar los caminos convencionales con recursos bastante innovadores. La estructura dramática por ejemplo, como ya hemos comentado, está muy por encima de otras películas o de otros falsos documentales, pues no tira por la demagogia de otros filmes en la disección del personaje protagonista o de las diversas situaciones que acumula el filme. Por ejemplo, la adicción contra la droga se resuelve de manera original, con la lucha (totalmente física, como una película de acción) entre el protagonista y la versión física de su drogadicción. De hecho, en algún momento incluso se puede acusar al filme de retorcer demasiado los renglones con tal de sonar diferente, lo que en ocasiones la convierte en excesivamente exagerada.

Y por supuesto, no podemos olvidar de la interpretación principal, que realiza Paul Kaye, como el célebre DJ Frankie Wilde. El actor encarna a las mil maravillas el perfil de un personaje extravagante y del cual el guion exige muchísimo, tanto por la expresividad del personaje como por el cambio de carácter que recibe el personaje a lo largo del metraje.

https://neokunst.wordpress.com/2015/11/05/la-leyenda-del-dj-frankie-wilde-its-all-gone-pete-tong-2004/
Kyrios
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30 de enero de 2009
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Historia de ascensos y caídas y vuelta a ascender pero esta vez en formato de dj.
Mola cuando el tío, más sordo que una tapia, y desahuciado para siempre del oficio de dj, se da cuenta de que puede sentir la música con sus otros sentidos.
Aunque hay momentos de paranoia mental del protagonista en los que parece que te están tomando el pelo, la verdad que al final la película acaba resultando bastante curiosa.
vurnett
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27 de marzo de 2009
1 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
El realizador Frankie Dowse ha fabricado un film destinado casi exclusivamente al mundo de la música electrónica en general y del mundillo techno de Ibiza, lugar donde los mejores D. J. Del mundo alegran las largas noches (y mañanas) de miles de personas cada año.

A medio camino entre la ficción y el documental, el realizador nos ilustra sobre la vida de uno de esos D.J., Frankie Wilde, admirado por sus propios colegas de profesión como se encargan de decirnos mirando a cámara, que, gajes del oficio, se quedó sordo, lo que no le impidió grabar un disco.

El film no es exactamente un “biopic” al uso, ilustrándonos sobre una historia real de superación personal, sino que más bien, se intenta mantener en todo momento el tono de semi-documental a la hora de seguir la disoluta vida de Wilde por la isla de Ibiza cual dios del Olimpo Techno.. Sin embargo, la mirada de la vida de Frankie Wilde no es excesivamente crítica aunque no se estiman tópicos lisérgicos acerca del modo de vida de la estrella. Si bien el mundo nocturno ibicenco aparece bastante bien retratado cargado de los tópicos supuestos, lo cierto es que aparece más bien de fondo, centrando la cámara en su protagonista, mientras este recorre parajes reconocibles de la isla.

En este sentido hay que decir que el film de Dowse a medio camino. A medio camino entre el documental y la ficción, entre la realidad y la fantasía, a medio camino entre la parodia y el cine serio, entre un film con ánimo moralista y uno más contemplativo, en definitiva a medio camino entre el retrato de una época, una forma de vida determinada y la exaltación de un personaje con tintes “heroicos”,

De todas formas, el film de Dowse mantiene las formas establecidas de un film de presupuesto modesto, sin grandes pretensiones y aderezado con una selecta banda sonora y la aparición de D. J. Reales, prácticamente destinado al consumo de los admiradores del sonido “techno” posiblemente los únicos que sepan apreciar los verdaderos valores del film. El resto no verá más que una vida de excesos de un personaje pretendidamente real expuesto a modo de documental en el que se recogen tanto sus excesos como su mérito.
manulynk
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