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Rep. Dominicana Sherlock: Su último voto (TV)
11,413
Intriga. Drama
Tercer episodio de la tercera temporada de Sherlock. Un caso de cartas robadas conduce a Sherlock Holmes a un conflicto con Charles Augustus Magnussen, el Napoleón del chantaje, y el único hombre a quien realmente odia. ¿Pero cómo enfrentarse a un enemigo que conoce los secretos y los puntos débiles de todos los personajes de Occidente? (FILMAFFINITY)
27 de enero de 2014
13 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
Criticar esta serie en negativo es sencillamente una pérdida de tiempo y un empeño en ir contra la calidad exquisita y perfectamente hilada. Es una "pequeña" obra maestra de la televisión; y digo pequeña porque no arrastra a millones de espectadores a las salas de cine, que si en sus casa. Cumberbatch y Freeman son la pareja perfecta, no concibo a otros actores en los papeles de Holmes y Watson. Solo espero que Moffat y Gatiss nos den más material.
8 de febrero de 2015
8 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Para empezar tengo que decir que me encanta esta serie. Cumberbatch no actúa sino que se convierte en Sherlock y la ambientación tiene una delicada elegancia muy británica que la hace memorable.
PERO, y hay un gran PERO en este último episodio y por extensión en toda esta última temporada que ha sido una caída lenta pero inevitable del guión de la serie, lo que han hecho en este capítulo no tiene nombre.
Tengo que seguir en el spoiler para hablar del argumento que es lo que ha echado a perder este episodio.
PERO, y hay un gran PERO en este último episodio y por extensión en toda esta última temporada que ha sido una caída lenta pero inevitable del guión de la serie, lo que han hecho en este capítulo no tiene nombre.
Tengo que seguir en el spoiler para hablar del argumento que es lo que ha echado a perder este episodio.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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21 de diciembre de 2014
7 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Recordémoslo, para los más despistados. El Signo de los Tres constituía, al menos bajo la titilante luz de mi personal parecer, la cumbre de esta tercera temporada de Sherlock. Sin embargo, el episodio con que se cierra la tanda, Su Último Voto, se me antoja no sólo el peor de la terna, sino uno de los puntos más bajos de la serie al completo. Tal cual. Sin anestesia ni nada.
Una vez superado ese potente primer acto donde conoceremos (y llegaremos a temer) al villano Charles Augustus Magnussen, brillantemente interpretado por el danés Lars Mikkelsen, la cosa irá desplomándose. En su parte central el guión renunciará, una vez más, a construir un caso criminal digno de nuestro excelso detective. Tampoco propondrá niveles de tensión especialmente elevados. Y ni siquiera incluirá dosis apreciables de ese humor que tan buenos ratos nos había hecho pasar previamente. Tan sólo se limitará a plantear una muestra del melodrama doméstico más chusco imaginable. Un interminable tramo donde la familia de Watson, y también la del propio Holmes, asumen el peso del episodio. Puro relleno.
Por fortuna, el juego se pone nuevamente en marcha con el arranque del tercer acto. La confrontación definitiva con Magnussen dará pie a una reflexión interesante, aunque convencional, acerca del particular poder que ostentan en la actualidad los medios de comunicación. Idea que se remata con un nuevo cliffhanger de cierto impacto que nos hará maldecir, pese a todo, el irregular calendario de producción de la serie. No obstante, el mal sabor de boca general que deja Su Último Juramento bastará para que la espera hasta la cuarta tanda de episodios no se haga, en esta ocasión, demasiado larga. ¿Entendéis?
Una vez superado ese potente primer acto donde conoceremos (y llegaremos a temer) al villano Charles Augustus Magnussen, brillantemente interpretado por el danés Lars Mikkelsen, la cosa irá desplomándose. En su parte central el guión renunciará, una vez más, a construir un caso criminal digno de nuestro excelso detective. Tampoco propondrá niveles de tensión especialmente elevados. Y ni siquiera incluirá dosis apreciables de ese humor que tan buenos ratos nos había hecho pasar previamente. Tan sólo se limitará a plantear una muestra del melodrama doméstico más chusco imaginable. Un interminable tramo donde la familia de Watson, y también la del propio Holmes, asumen el peso del episodio. Puro relleno.
Por fortuna, el juego se pone nuevamente en marcha con el arranque del tercer acto. La confrontación definitiva con Magnussen dará pie a una reflexión interesante, aunque convencional, acerca del particular poder que ostentan en la actualidad los medios de comunicación. Idea que se remata con un nuevo cliffhanger de cierto impacto que nos hará maldecir, pese a todo, el irregular calendario de producción de la serie. No obstante, el mal sabor de boca general que deja Su Último Juramento bastará para que la espera hasta la cuarta tanda de episodios no se haga, en esta ocasión, demasiado larga. ¿Entendéis?
1 de octubre de 2017
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cierre de la temporada tres, que ha tenido dos primeros capítulos realmente entretenidos y graciosos pero, como suele pasar, en el último la fastidian. Por cierto que el error de traducción me ha puesto los pelos de punta: el título original es «bow», no «vow». Así que sería «reverencia». Si fuese «vow», de todas maneras, la idea correspondería a «voto» de «promesa» o «juramento», no de «votar».
En «Su última reverencia» aparece uno de los temas más polémicos que rodean a Sherlock Holmes: su consumo de drogas. De verdad que este tema es mucho más interesante de lo que parece. Porque para entender su dimensión y el porqué de que un caballero como sir Arthur Conan Doyle le diera esa característica a su personaje, hay que entender también que no estamos en el siglo veintiuno donde las drogas tienen fuertes connotaciones negativas sino a finales del diecinueve, cuando se recetaban como medicamentos.
En ese 1887 no se sabía nada de lo que hoy sabemos de las drogas. Doyle como médico y viajero seguramente estaba más al tanto, pero no con todos los conocimientos sobre su adicción, efectos y consecuencias que tenemos ahora. Así, Sherlock Holmes es un ignorante al respecto. Ni siquiera el público de la época, y a mí esto me parece totalmente significativo, se alarmó ante esa cocaína diluida al siete por cierto que se inyecta de vez en cuando (por lo demás, «un hombre muy sano»). De alguna manera, entraba dentro de lo exótico, de la ligera excentricidad de los genios, igual que fuma en pipa como un cosaco. Esto me lleva a pensar que al traspasar este personaje a nuestro siglo, Sherlock no debería consumir ninguna droga. Quizás el tabaco, que sí me parece una de sus señas de identidad, pero ya está. Entre otros motivos, pongo en duda que un hombre que vive de su cerebro y valora tanto su superioridad intelectual, se permitiera el lujo de hacer cualquier cosa que lo deteriorara, que fuese en su contra y le hiciera perder neuronas; en 2017 Sherlock sí sabría que la cocaína le daña, y más intravenosa, que al parecer produce una adicción brutal, y Sherlock no es adicto.
Aparte de este tema, «His last bow» es un compendio de ridiculeces que no hay por dónde cogerlas. Vamos a spoiler.
En «Su última reverencia» aparece uno de los temas más polémicos que rodean a Sherlock Holmes: su consumo de drogas. De verdad que este tema es mucho más interesante de lo que parece. Porque para entender su dimensión y el porqué de que un caballero como sir Arthur Conan Doyle le diera esa característica a su personaje, hay que entender también que no estamos en el siglo veintiuno donde las drogas tienen fuertes connotaciones negativas sino a finales del diecinueve, cuando se recetaban como medicamentos.
En ese 1887 no se sabía nada de lo que hoy sabemos de las drogas. Doyle como médico y viajero seguramente estaba más al tanto, pero no con todos los conocimientos sobre su adicción, efectos y consecuencias que tenemos ahora. Así, Sherlock Holmes es un ignorante al respecto. Ni siquiera el público de la época, y a mí esto me parece totalmente significativo, se alarmó ante esa cocaína diluida al siete por cierto que se inyecta de vez en cuando (por lo demás, «un hombre muy sano»). De alguna manera, entraba dentro de lo exótico, de la ligera excentricidad de los genios, igual que fuma en pipa como un cosaco. Esto me lleva a pensar que al traspasar este personaje a nuestro siglo, Sherlock no debería consumir ninguna droga. Quizás el tabaco, que sí me parece una de sus señas de identidad, pero ya está. Entre otros motivos, pongo en duda que un hombre que vive de su cerebro y valora tanto su superioridad intelectual, se permitiera el lujo de hacer cualquier cosa que lo deteriorara, que fuese en su contra y le hiciera perder neuronas; en 2017 Sherlock sí sabría que la cocaína le daña, y más intravenosa, que al parecer produce una adicción brutal, y Sherlock no es adicto.
Aparte de este tema, «His last bow» es un compendio de ridiculeces que no hay por dónde cogerlas. Vamos a spoiler.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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10 de mayo de 2017
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Magnussen, un magnate de la prensa que conoce todos los secretos mejor guardados de todas las personas influyentes del este mundo, y a los que chantajea a su antojo, es la nueva amenaza y el nuevo enigma al que se enfrenta nuestro detective.
A la altura de los capítulos anteriores, nos presentan este nuevo misterio donde nos presentan enfrentamientos entre nuestros conocidos personajes alrededor de la figura de Magnussen, con sorpresas insospechadas, situaciones comprometidas y un final un tanto inusitado.
Además nos vuelve a abrir la puerta del archienemigo de Sherlock y Watson, que hace nuevamente acto de presencia tras su suicidio, quizás por arte de magia, como el mismo Sherlock y su regreso de la muerte.
Impaciente por ver el siguiente, mi nota para este es un Notable, 8.
A la altura de los capítulos anteriores, nos presentan este nuevo misterio donde nos presentan enfrentamientos entre nuestros conocidos personajes alrededor de la figura de Magnussen, con sorpresas insospechadas, situaciones comprometidas y un final un tanto inusitado.
Además nos vuelve a abrir la puerta del archienemigo de Sherlock y Watson, que hace nuevamente acto de presencia tras su suicidio, quizás por arte de magia, como el mismo Sherlock y su regreso de la muerte.
Impaciente por ver el siguiente, mi nota para este es un Notable, 8.
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