Yo, Daniel Blake

Supongo que para un ya viejo combatiente social como Loach deber ser muy triste que el filón del que se nutre su cine, la desigualdad social, no se acabe nunca, y que a pesar de toda una carrera, treinta y dos películas, y una vida denunciando dicha desigualdad, a sus 80 años siga siendo testigo de que la cosa va incluso a peor. Malos tiempos para la lírica.

Desde el punto de vista formal no es que sea uno de sus mejores trabajos, pero una vez más posee el don de la sencillez y la inmediatez de reflejar lo que pasa en la calle y de como aquellos a los que votamos nos consideran, números o papeletas el día de las urnas y sobre todo contribuyentes por encima de ciudadanos y no digamos ya personas. La revolución tecnológica como arma de doble filo se ha convertido en una poderosa herramienta para deshumanizar aún más si cabe la relación entre el ciudadano y sus teóricamente representantes en su gobierno. Es fácil reconocer a los personajes que presenta Loach, sino en uno mismo, estamos ahí en cada esquina, en cada vecino al otro lado de una brecha social cada día más grande.

El cine es y debe ser aparte de entretenimiento, que también , espejo de la realidad y denuncia de sus quiebras. Quizás por todo ello y como reconocimiento a este empeño de Loach su hasta ahora último film ha sido premiado en buena parte de Europa. Esa Europa cada vez más fragmentada, corrupta y necrosada. En este comentario hablamos poco de la luz, la fotografía, los interpretes..., y más de lo que nos provoca lo que nos cuenta. Probablemente ese es el objetivo cumplido de su director.

Ken Loach es un director social....bueno, que le gusta denunciar las injusticias, especialmente las que tiene que ver con esa isla aislada de Europa en la que la señora Teresa, tan insoportable, pretende hacer que el canal de la mancha sea oceáno. Supongo que cuando los felices nenes guineanos vieron la peli de alguna manera les corroía la duda. Cuestión de puntos de vista....... más allá de creerse que el estado británico es injusto con sus conciudadanos, yo personalmente no me lo creo pero el amigo Ken se lo vuelve a montar, y ya son varias, de puta madre, porque acabada la peli te dan ganas de ir directo a la embajada del Reino Unido a empalar a alguno de esos estirados diplomáticos isleños que viven a cuerpo de rey mientras sus jubilados pasan hambre. Si algo tiene de bueno la cultura es hacerte pensar, sacarte de tu zona cómoda y eso Ken lo consigue, te hace pensar, leer, informarte,....poca cosa, que cabrón, te abre la mente, te amplia los límites de la inteligencia. "Yo Daniel" no es una película cualquiera, es una denuncia social que nos debe hacer saltar de la silla de la indiferencia y otear desde nuestra perspectiva y es que aunque a vosotros os vaya más o menos bien, es posible que vuestros vecinos las estén pasando putas. Que el amor por el de nuestra especie no se limite a un día al año colaborando con la Cruz Roja , que cada minuto de nuestras vidas nos preocupemos de los que lo están pasando mal, que invisibles..... están ahí. Gracias Ken, eres imprescindible.

Así es como es Daniel, una buena persona que lucha contra una enfermedad y sus principios durante toda la película. Película que pone de manifiesto como están los servicios en la Seguridad social en este caso en Inglaterra pero creo que no es ni mucho menos el único lugar en el que están así. Película muy correcta, buen guion y solventemente dirigida de una forma de lo mas natural posible. Personalmente la recomiendo.

Fría, distante, evidente, evidente, precipitada, atrevida, seria, realista, crítica, correcta, discreta, inquietante, incómoda, contundente, inteligente, intrigante, divertida, ingeniosa, certera y plausible película de denuncia ante la situación y forma de tratar a las personas en trámites de la búsqueda de empleo y gestiones puramente burocráticas.
Sencilla, básica, interesante, fría, certera, pasajera, creíble, interesante, emocionante, divertida, ingeniosa y acertada crítica sobre la forma de tratar a las personas que se encuentran en una situación económica y laboral, complicadas.
Se ve con agrado y deja buenas lecturas de interés, logrando tocar más de una emoción.
Es posible que no cuente nada sorprendente y que todo se antoje forzado e insostenible, pero es incuestionable que cuenta y presenta situaciones muy interesantes y aterradoras.

Harto de películas de yupis, de gente de “clase alta” con mansiones, con coches de alta gama y criados por doquier esta película es un aterrizaje en la realidad, la que vivimos cada día donde la gente normal vive acechada por el paro y las facturas que pagar.

Aquí o allí en Gran Bretaña las constantes son las mismas, el mundo consumista, la burocracia y la necesidad del ser humano por ser respetado, cosa que pocas veces se consigue.

Ken Loach dirige con maestría esta película que denuncia situaciones extremas conocidas por todos, en ocasiones no es el oro lo que mas brilla sino el alma de aquellos que empatizan con los que tienen realmente dificultades.