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Gracias por fumar

Comedia. Drama Nick Naylor, jefe de prensa de una gran compañía de tabaco, dedica su vida a defender los derechos de los fumadores contra la cultura neopuritana dominante. Enfrentado a grupos de defensa de la salud y a un oportunista senador, Nick pasa a la ofensiva como relaciones públicas del consumo de cigarrillos, pero al mismo tiempo comienza a pensar en la imagen que está dando a su hijo pequeño Joey. (FILMAFFINITY)
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Críticas 98
Críticas ordenadas por utilidad
24 de enero de 2011
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Gracias por fumar es una propuesta chispeante, con un comienzo arrebatador, desde el primer momento en el que escuchamos al persuasivo Nick Naylor y su contundente discurso. Cierto es que esa contundencia es pura fachada, humo que se disipa a la misma velocidad que la que impone el ritmo de la cinta del joven Reitman.
Aaron Eckhart interpreta con soltura a un triunfador nato, un tipo capaz de venderte lo que sea con una licenciatura en meter caña y quedarse con los nombres, ¿el tío que se liga a cualquier chica? Ese es el, colocado de crack.

Las comparaciones suelen ser odiosas pero en la humilde opinión de un servidor, Gracias por fumar podría aguantar en el ring con cualquier comedia actual. Claro está, no es una comedia de carcajada limpia y continuada, pero es ingeniosa como una de Woody Allen sin ningún aire demasiado intelectual y sin ningún halo de pretenciosidad.

Es una película sencilla, y también compleja pero con humor, consistente en puñetazos en la mesa en forma de eléctricos diálogos y una voz en off que adereza con elegancia una historia casi tan adictiva como el producto que pone en liza.
Sin duda es hermanable con El señor de la guerra de Andrew Niccol. Principalmente por la manera de contar la vida, obra y milagros de dos personajes que pagan sus hipotecas y algo más gracias a unos negocios algo mal vistos, el precio de ser un anticristo. La diferencia principal que aprecio entre ambos es que ese señor de la guerra sabe convivir con ello sin tener remordimientos, y el señor de los cigarrillos, nuestro particular defensor de la libertad, se encuentra con un conflicto interior en muchos momentos.

Lo cierto es que se echa de menos más gente como este personaje, quizá algo menos canallas que nuestro amigo Nick, pero en definitiva defensores de principios, ideales y derechos, en momentos en los que un estado atraviesa momentos de flaqueza. Momentos en los que un gobierno sondea el nivel de sumisión del pueblo con leyes prohibicionistas, buscando así la utópica visión de un mundo bajo el control absolutista de un pensamiento único. Un mundo en el que no deben pensar, donde otros lo harán por nosotros y decidirán que es lo beneficioso o nocivo, lo que debemos y no debemos hacer.
Básicamente Gracias por fumar consigue remover en clave de humor la suciedad de una de tantas historias, de guerras ficticias entre bandos aparentemente enfrentados, que se benefician mutuamente. Una de tantas historias que vemos día tras día en los informativos.
Solo esperemos que nadie se tenga que lamentar en un futuro próximo que no hubiera habido un levantamiento social en el momento oportuno, y que se pase del típico perdónenme si me enciendo un cigarrillo, a un perdón por respirar.
Me estoy pasando, lo se....o puede que no tanto.
JVMarq
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13 de enero de 2015
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Primero, se agradece que la crítica sea vertida en clave de humor, para que el público se lo pueda pasar bien y disfrutar con el filme, que lejos de adoptar una postura concreta, opta por arrojar una luz que sugiere imparcialidad y socarronería.

El arranque es magnífico, una sucesión de atractivas e ingeniosas secuencias que forman la premisa de una forma muy atractiva, es uno de los mejores arranques que había visto en bastante tiempo, en serio. Me ha parecido maravilloso. Personajes amorales que interactúan para dejar al espectador una comedia inteligente que ofrece entretenimiento y te hace disfrutar con lo que dicen los protagonistas, pues el nivel de ingenio está al alza en esta película. Después, dejando al margen la gran actuación de Aaron Eckhart, espontánea, loable, el ritmo de la película de atrae, tiene gancho. No obstante toda esa fuente de talento y de espectáculo se frena, no súbitamente, sino que de forma paulatina que hace que pierdas todo el interés por esta película. No es una cinta larga, pero parece como si lo fuera, sigues viendo cosas que tu sentido de ingenio aplaude con timidez, pero cada vez sientes que la película te va llamando menos la atención y que lo único que crece es tu indiferencia al respecto. En definitiva, no termina ni de lejos de ser tan buena como se perfilaba.

Eso no impide que siga siendo buena, que a su manera lo será, pero a mí no me ha convencido. Lo que en un principio se presentaba como una auténtica maravilla, ha acabado por resultar una película insípida y sin ningún tipo de encanto, pues no me parece que esté bien desarrollada. El director no ha sido capaz de jugar la partida con el brío y esplendor con el que la había comenzado.
El Extranjero
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11 de octubre de 2006
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Se agradece ver una película que se enfrente a un tema tan serio y complejo, con la gracia y el ingenio con que lo hace Gracias por fumar. Pone temas difíciles sobre la mesa sin perder en ningún momento la chispa y la mala uva.
Se apoya en un guión ingenioso y se beneficia de la presencia de unos cuantos de los mejores secundarios de cine americano actual, además del estupendo Aaron Eckhart que proporciona un encanto irresistible a su despiadado personaje.
ernesto
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16 de abril de 2007
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Que una película cuente tantas cosas y dibuje muchas más en la mente del espectador en tan sólo 90 minutos hace de esta película algo especial.
Que por fin alguien se haya dignado a recuperar la comedia como género sin caer necesariamente en la suma de astracanadas y chistecillos, también.
Y que además se nos proponga reflexión y que ésta sea sobre términos como la libertad, la responsabilidad y los desmanes del paternalismo estatal ya merece el aplauso.

Ironía (¡compro, Eckhart!), mordacidad (gloriosas, esas reuniones del sindicato del crimen) y unas dosis de inteligencia que ojalá cayeran más a menudo.

¿Contras? Sí: el ritmo se estanca alguna vez y la Holmes daba más para mamaíta que para arpía. Pero son los corsés de respetar la novela original y satisfacer a la vez al mercado hollywoodiense. Difícil hacerlo mejor.
Furybundscope
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28 de abril de 2007
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sin necesidad de estudios específicos, Nick Naylor es el vicepresidente de una compañía tabacalera, o también "miembro de un grupo de presión". Cada día come con sus amigos, otros representantes, como él, de "grupos a los que se les ha negado la representación y defensa ante la sociedad" (bueno, como podría ser a los fabricantes de minas antipersona, a los leñadores, a los asesinos de focas...).
Su trabajo como abogado del diablo (al igual que el de sus amigos) es evitar que se aprueben leyes que perjudiquen a sus intereses, o declaraciones que pongan en tela de juicio la legalidad y conveniencia de comercializar sus productos. Es un charlatán, y está orgulloso de ello. Puede convencer a alguien para que haga algo que va en contra de su moral sin demasiada dificultad; provocar un revuelo a nivel estatal al dejar 'en ridículo' a sus detractores, y hasta le queda tiempo libre para instruir a su hijo en el 'arte' de la demagogia.

Sin caer en sensiblerías o momentos dramáticos se expone un tema tan importante y actual como el de cualquier gran grupo de empresas con mala prensa debida a sus productos, pero que 'no se ha demostrado' que sus consecuencias puedan ser dañinas para la persona que los consume.

Especial mención a las frases -y pensamientos- de Nick Naylor, a la evolución de su hijo y a la comparación final entre varios grupos. Ah, y que no se hace larga. Era 1h30m, así que no está nada mal; dado que ahora se lleva hacer como mínimo películas de dos horas.
Arcueid
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