El sueño de Casandra

Tercera película que Allen rodó en tierras inglesas, de una temática muy similar a la primera, “Match Point”, con la que tiene mucho en común. Sorprendentemente, la crítica profesional (quiero decir remunerada) fue bastante cruel con este largo, aunque en mi opinión es uno de los mejores del director gafapasta. Apartarse de lo progre pasa factura, Woody.

Por fortuna, y como en la biografía del tenista trepa, lo mejor es que el director no aparece, que abandona la comedia de diálogos supuestamente geniales y los gags tan manidos que le caracterizan. Y el evidente corte clásico del planteamiento, de los personajes, de la conclusión, el peso del azar, del fatum. Y lo rastrero e inexorable de las bajas pasiones, no solo del impulso sexual, omnipresente en toda la obra del cineasta. Lejos de tratar el sexo como un jocoso trauma de diván, en esta ocasión la frivolidad da paso a una auténtica pasión destructiva. Incluso hay una moraleja: en ambas películas, la falta de escrúpulos es el mejor aliado del mal, del éxito.

No entiendo que se ponga en cuestión la verosimilitud del argumento o la solidez de las interpretaciones. A menudo lo hacen quienes ensalzan algunas de las obras más flojas e inverosímiles de Allen. Tendrá que ser así. Al menos en versión original, los protagonistas están más que correctos. Y de largo, cualquiera de ellos es mucho mejor actor que Allen.

Descenso moralista pseudointelectual en una gran comedia con tintes dramáticos adyacentes.
La gran pregunta planteada en dicha película, sobre qué haríamos si un familiar nos pide un enigmático favor a cambio de una vida de soluciones nos debe de dejar inermes ante una situación tan lejos de la realidad en nuestras europeas visiones de vida; no obstante es algo que claramente afirmamos haríamos en una situación que alguien de nuestro núcleo peligrará y deberíamos de afrontar con ejemplaridad.
Buena película, gran premisa, precipitado final. Moral minada por la falta de ética y la droga edulcorada del sueño americano.

“Si cruzas esta línea ya no hay marcha atrás ".


Dos hermanos, dos personas distintas pero un solo trabajo, un solo camino que les otorgará aquello que quieren. Uno, Ian, el que lo quiere aparentar todo y con un aspecto más frío y mas calculador que su hermano, quiere su camino para lograr todo aquello a lo que siempre había querido aspirar, una mujer, un buen empleo....una buena vida; El segundo hermano, Terry, el chico malo de los dos, el que juega y se emborracha solo quiere este camino para no acabar con su vida, para no acabar siendo un desecho y poder salvar su pellejo....

Allen forma una pareja de hermanos, de protagonista, que encajan muy bien entre ellos, que se contrarrestan muy bien y los introduce en una lucha contra la moralidad y la ética. Una lucha entre lo que está bien y lo que está mal, esto me recuerda mucho a los dos personajes de " la soga”.

Así como en la soga de Hitchcock, esta película tiene toques muy buenos de suspense y culmina en un thriller muy bien logrado. Los toques de humor negro quizás no son tan acertados como en Match point.


La película tiene una progresión y un ritmo creciente, empezando con una vida de dos hermanos y acabando espléndidamente.

Cierto que sin Delitos y faltas y Match point esta película quizás no hubiera existido porque es un complemento a estas o otra vuelta de tuerca a ese juego de la moralidad, pero me parece también muy buena.


Los dos actores me han gustado bastante, Farrell me ha parecido brillante.

La última película de Allen sigue la línea sobre la moral de Match Point pero... no llega. Match Point tiene escenas sublimes (ese anillo rebotando en la barandilla) y los actores tienen química entre si. En "El sueño de Cassandra" aunque los actores te transmiten la angustia que padecen los personajes, te quedas con la sensación de que falta algo, como si la película fuera un esbozo que perfeccionar. El argumento: Dos hermanos tienen en sus manos la solución a todos sus problemas económicos (uno es jugador, el otro ambiciona invertir en la industria hotelera) de la mano de su tío rico, que a cambio de soltarles la guita, les pide un "favorcillo". El hacerle o no el favor, convivir con la culpa, los remordimientos etc. va transformando el caracter de uno de los hermanos hasta el desenlace, (en spoiler).
Para ver en casa con palomitas.

No entiendo las malas críticas que ha generado la que hasta ahora es la última peli de Woody Allen, a la espera del estreno de Vicky Cristina Barcelona; vuelve sobre tesis ya apuntadas en Match Point, esa soberbia primera de esta tríada de pelis "inglesas" del genio neoyorquino. Tal vez los decepcionados lo hayan sido porque esperaban una comedia, una más de las cosas graciosas que nos regala el señor Allen, o qué sé yo. Lo cierto es que me ha gustado bastante esta historia sencilla y moral, de dos hermanos que se enfrentan al crimen, sin haber "nacido" o evolucionado hacia él. La clave de la narración es eso, precisamente, la lucha que mantienen Ian y Terry, magnificamente interpretados por Ewan McGregor y Colin Farrell, por entender qué significa esa frontera entre el bien y el mal, a la que ambos se ven abocados desde trayectorias vitales distintas, pero marcadas por la insatisfacción y el deseo de un cambio radical.
Tampoco entiendo que se la califique de aburrida, cuando es todo lo contrario, te mantiene a la espera del qué pasará, hacia dónde irán los protagonistas, qué sucederá con el Tío Howard (excelente también Tom Wilkinson), incluso sería de destacar la labor de Philip Glass en la ambientación musical de la acción.
Tal vez haya que destacar dos aspectos negativos: el final, un tanto insulso, aunque consecuente con la tónica triste de la peli, y los papeles flojillos de las mujeres de Ian y Terry, secundarias de verdad, de las que no aportan nada a la narración (¿quizás un toque de color de Woody Allen para no convertir todo en un cuento bergmaniano sobre Caín y Abel?)