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The Master

Drama Drama sobre la Iglesia de la Cienciología. Lancaster Dodd (Philip Seymour Hoffman), un intelectual brillante y de fuertes convicciones, crea una organización religiosa que empieza a hacerse popular en Estados Unidos hacia 1952. Freddie Quell (Joaquin Phoenix), un joven vagabundo, se convierte en su mano derecha. Sin embargo, cuando la secta triunfa y consigue atraer a numerosos y fervientes seguidores, a Freddie le surgirán dudas. (FILMAFFINITY) [+]
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Críticas 215
Críticas ordenadas por utilidad
5 de enero de 2013
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Increíble propuesta. En muy contadas ocasiones una película consigue abstraerte de la coordenada tiempo con la intensidad y naturalidad que consigue hacerlo esta. Paul Thomas Anderson ya está más allá de la narrativa convencional y, sin justificarse en ningún momento, presenta un hipnótico retablo de frescos llenos de belleza, humor y humanidad.

Es un film tan directo, tan pulido de paja, tan limpio y tan sencillo en sus intenciones que costará de digerir a profanos y de comprender a muchos conocedores despistados de la obra del director, tan partidario y buen usuario hasta ahora de la simbología, los referentes y los criptogramas. Quedan sus habituales aproximaciones monolíticas, sus encuadres enmarcados en triángulos masónicos, sus numerologías, pero más como sello personal identificable y juego que no como recipientes de un significado mayor necesario.

'The master' no quiere acercarse ni por asomo a la épica de la absoluta 'There will be blood', es más, se antoja que acaso Anderson navega en dirección opuesta: minimalismo en la forma, grandeza en las intenciones. Y sin duda la apuesta le ha salido a la perfección.

Lo que ves y oyes es lo que hay. Te lo suelta en la cara. No lo interpretes, pues es lo que es. Está llena de una espléndida belleza formal y compasión para todos los personajes, de humor cruel y divertido, de una profunda visión de lo humano llena de patetismo, azar, zozobra y sinsentido. Así ha visto siempre la vida este autor tan genialoide y genial, tan megalománo, tan necesario; y ahora no ha cambiado. Lo que evoluciona a la velocidad de la luz es su cine, lejos ya de la ampulosidad adrenalítica y un punto pedante de 'Boogie nights' o 'Magnolia'. Está claro que se produjo una inflexión con su anterior film.

Ahora Anderson transmite una calma y una confianza en sí mismo tales que le sobra todo aquello que no sea estrictamente necesario. Da la impresión de que si lo estimase conveniente podría narrar en negro, o sin actores, o sin guión... Se ha demostrado que puede hacer lo que le dé la gana, y lo hará sentando cátedra, en una filmografía que se intuye que será esencial para entender la historia contemporánea del cine.

A sus pies y gracias.
Redelbe
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8 de enero de 2013
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
The Master es una película compleja que, más allá de sectas, habla de la soledad extrema, del desamparo de un hombre que no se tiene ni a sí mismo. Es el retrato de un ser roto y de su relación con una especie de tutor, de padre, que hace por él lo que nadie quiere hacer: abrirle los brazos (aunque sea por interés). Lo que vemos es una relación perversa, adictiva, enfermiza, entre dos personajes tan distintos por fuera como iguales por dentro, e interpretados por dos actores que realizan el duelo interpretativo más brutal que yo recuerdo en una sala de cine.
Podría seguir alabando la cinta horas y horas, pero tampoco quiero alargarme en exceso, así que acabaré diciendo que Anderson dirige como Dios, que lo domina absolutamente todo y que ha hecho una película fascinante, hipnótica, tremenda.

Lo mejor: todos y cada uno de los segundos que comparten Joaquin Phoenix y Philip Seymour Hoffman.
Lo peor: que aún ni he nombrado a Amy Adams.
Blog Palomitos
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24 de diciembre de 2014
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Paul Thomas Anderson es el legítimo heredero de Kubrick y de esa capacidad tan perturbadora de provocar extrañeza y desasosiego ante lo puramente humano. Esa capacidad de desautomatizar la realidad y que lo cotidiano se nos presente como amenazador, inhóspito y desconocido, ayudado al igual que en There Will Be Blood por la magistral banda sonora de Johnny Greenwood, a la vez primaria y posmoderna como un grito al cielo.

Es aplastante la brillantez de Anderson a la hora de trabajar cada plano, de construir cada secuencia como si fuese una obra independiente con sus propias reglas estéticas y narrativas, como si de una instalación artística se tratara. Provoca la sensación de estar siendo manejado por una inteligencia superior que te pone a prueba y te obliga a clavar tu mirada sin pestañear, como el personaje de Philip Seymour Hoffman (colosal) hace con Joaquin Phoenix (colosal) en la propia película. Para un buen viaje trascendental yo me subo sin duda al barco de Paul Thomas Anderson antes que a la barquita con tigre de Ang Lee y su panfletillo misticista.
Pabloody
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13 de abril de 2016
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Paul Thomas Anderson es un cineasta muy peculiar y a la vez polémico, con sólo seis largometrajes en su carrera, ha logrado establecer un estilo y un temario de forma modélica dentro de una dinámica independiente de trabajo en la actual industria de Hollywood. Especializado en reflexiones sobre la América contemporánea a través de formulas novedosas de algunos géneros tradicionales, suele articular una puesta en escena sugerente y a veces barroca. El cineasta está interesado en describir a personajes oscuros y patéticos, absteniéndose de valoraciones morales. Acostumbra a ser el responsable de sus guiones, por lo que comprende sobradamente a sus personajes. Un cineasta que se inscribe de pleno derecho dentro del cine de autor.

“The Master”, es un drama desesperanzado y tenebroso que narra una trama ambientada en la América de los 50, sobre la creación y consolidación de una secta, inspirada veladamente en la iglesia de la Cienciología. Freddie Quell (un Joaquin Phoenix colosal) vuelve de la Segunda Guerra Mundial desorientado, desequilibrado y obsesionado con el sexo. Un personaje histriónico por definición, lleno de contradicciones y sufrimientos, que transmite inquietud, desasosiego y tensión. Trabaja como fotógrafo en unos grandes almacenes y también trabajos de temporero. El país se recupera tras la barbarie bélica, pero Freddie no acaba de integrarse, es como un disidente, un desarraigado que no encuentra su rumbo. Cautivo del alcohol, hace beber a todo tipo que encuentra de sus brebajes caseros.

Freddie huye constantemente de sí mismo con la esperanza de una nueva vida. Quizás la consiga en ese barco donde se celebra una charla y presentación dogmática de una organización religiosa denominada, “La Causa”. El film pasa a articularse entre dos polos opuestos, aunque coincidente en ideas, Freddie y el líder de la secta, Lancaster Dodd (Un magistral Phillip Seymour Hoffman), a la vez que una historia más de transmisión de conocimiento y la visión de una organización fanática, no tanto a partir de sus dogmas de fe, sino más bien a través de la perspectiva de Freddie que está dentro y fuera del juego al mismo tiempo.

Para Lancaster, convencer a su joven amigo Freddie es como un reto personal, un desafío en seducir y controlar a sus discípulos, que es el fin de este tipo de organizaciones. Poco a poco, a medida que la esposa del maestro y líder, Peggy (una deslumbrante Amy Adams) gana presencia dramática, tanto en la secta como en el relato, el personaje de Lancaster suelta falso lastre y se nos presenta como realmente es. El cine de Anderson puede resultar indigesto, quiero decir, que no es para todo el mundo, en mi opinión, su cine está plagado de golpes secos e impulsos viscerales, su magnificencia filmando imágenes a veces te apabulla, rozando lo pretencioso, pero si conectas con lo que Anderson cuenta te va a costar olvidar este retrato de personajes al límite.
Antonio Morales
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4 de enero de 2013
15 de 27 usuarios han encontrado esta crítica útil
Fuimos a ver la película sin darnos cuenta que el director era el mismo que el de "Pozos de Ambición", y se puede decir que "The Masther" está a su mismo nivel. Es decir, para la crítica y "entendidillos" una obra de arte, para el consumidor medio de cine, una agonía.
Lo cierto es que Paul Thomas Anderson, consigue dejar su marca impresa en todo lo que toca, porque sin saberlo de antemano, a los 15 minutos de película supimos que era suya.
Joaquin Phoenix está impresionante, interprentando a un pobre perturbado. Pero ya está, nada más se salva. Aunque la idea podría ser buena, con los teóricos inicios de la cienciología, es tremendamente aburrida y angustiante.
Lo peor es que en ciertos momentos parece que la trama puede volverse interesante, pero el director se ocupa de dar un giro y no desarrollarlo.
Viendo esta película te das cuenta de lo alejados que estan los críticos del común de los mortales. Supongo que mientras todos vemos esta terriblemente incomprensible obra, ellos pensarán que es tan rara, dura y sin sentido, que es una revolución merecedora de un oscar.
txurris
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