Polar Bear

Infinitely Polar Bear no es un drama fresa sobre lo que es ser padres y tener una familia, más bien es una mirada hacia el interior de un hombre que logra seguir adelante por amor.
La trama del filme refleja la vida de un hombre que intenta recuperar a su esposa e hijas, mientras lucha contra el estado maníaco-depresivo que padece.
Maya Forbes dirige bien esta historia, el espectador lo percibe real estableciendo lazos con el personaje de Cam Stuart (Ruffalo), adentrándose en la trama. Infinitely Polar Bear no es un drama rosa sobre lo que es ser padres y tener una familia, más bien es una mirada hacia el interior de un hombre que logra seguir adelante por amor.
Lo más destacado de la cinta y el motivo más poderoso para verla es sin dudas Mark Ruffalo, su compromiso con la historia y el personaje son evidentes. Durante toda la película es quién logra que el ritmo de la cinta vaya en ascenso, te exaspera con la misma intensidad que lo adoras.
En la piel de la esposa Zoe Saldana, actriz más que conocida por sus participaciones en Avatar, Guardianes de la galaxia, Colombiana y Star Trek. Saldana no es una mala actriz pero como que no le ha llegado aún el papel con el que pueda decirse que verdaderamente es de las grandes.
A las claras se nota que es cine independiente, Infinitely Polar Bear no es un filme para llorar y el humor de algunas escenas tiene tintes de amargura, pero invita a la reflexión y eso se agradece.

Tras volver a ver esta magnífica película, y habiendo leído la única y desafortunada crítica del foro, voy a intentar transmitir lo mucho que me ha gustado, para que de alguna manera a otras personas pueda salvar la vida, o al menos alegrarles el día, es un cuento para disfrutar con babero, imperfecta, como su protagonista, como tu y como yo, como Casablanca o Little Miss Sunshine.
Hay amor de muchos quilates en la historia, y unas niñas maravillosas y geniales absolutamente impredecibles.

Pese al intento constante de Ruffalo y Saldana por dotar de vida a este film, lo vacío de su guión los obliga a repetir las mismas dos escenas a los largo de la película: todo está bien, todo está mal, todo está bien, todo está mal...

Punto aparte merecen las insoportables hijas.