Jamás he visto una película donde todos los actores pueda competir por ver quién lo hace como el culo. Francamente, si pretendía ser una secuela de la primera, no lo consigue ni de lejos. Lo único que le salva, a excepción de Mortadelo, de quien hablaré después, es el atrezzo y vestuario, fiel al cómic. Me da pena que un actor/director como Miguel Bardem pretenda hacerse un nombre en el séptimo arte formando parte de semejante truño, pestiño, bodriazo, etc. Gracias a Dios que el apellido le salva de la quema, aunque no sea él quien lo esté manteniendo en el recuerdo del público nacional.

La trama es patética de principio a fin, y encima los villanos son para echarlos en aceite hirviendo; como siempre el más tonto de la película tenía que ser andaluz, y Carlos Santos (Povedilla de los hombres de Paco), que interpreta a Botijola, no lo puede hacer peor. Una pena, puede ser un gran actor cómico, espero que no le tengan en cuenta esta película.

De Mortadelo mejor ni hablar, tenía que ser Eduard Soto por pantalones; no pega ni con cola, quizá la película hubiese ganado algo de entidad con Benito Pocino, el de la primera película, un papel que bordó no sólo por su idéntico parecido, sino porque el muchacho encima tenía su gracia.

Francamente, y ésto va para los padres, si quieren inculcar a sus hijos todo lo concerniente a los héroes nacionales de su infancia, compren los Super Humor, ganarán dinero y dos cosas más:

- Se reirán con un humor sanísimo.
- Se iniciarán en la lectura, cosa muy importante.

Opinión final: es peor que intentar vomitar habiendo estado tres días en ayunas.

Vuelven a la carga estos hermanos dispuestos a volver a enfundarse unos buenos laureles sobre sus privilegiadas cabezas; sus seguidores pueden estar nuevamente orgullosos. Un reparto muy bien seleccionado, a excepción de un Woody Harrelson metido con calzador y algún que otro secundario de más. Del buen elenco destaco a Josh Brolin (poli corrupto de American Gangster), hijo de James Brolin, que en su corta carrera ya lleva dos películas laureadas a sus espaldas, y naturalmente a Javier Bardem, del que hay poco que decir; su papel es soberbio, manteniéndose en la línea de lo que el papel le exige, sin sobreactuarlo ni pretender eclipsar al resto, y que en ningún momento desentona. Francamente en esta película parece no distinguirse los actores principales de los secundarios, ya que ninguno pretende realizar un papel que supere en calidad al de sus compañeros (aunque lo de Bardem es natural). Espero que por fín se asiente un buen actor español en América, porque con Banderas y Pé andamos apañados. Película muy recomendable, no defrauda.