El lobo de Wall Street es una cinta diferente a las que ya había visto de Scorsese, aunque tiene su sello personal y característico casi en cada escena. Había oído de todo antes de verla; ''es maravillosa'', ''la vería otra vez'', ''dura tres horas pero por mi como si duran cuatro'' pero también ''es horrorosa'' ''le sobra una hora'' ''salí del cine en mitad de la peli''. Después de verla entendí estas reacciones.

Si te gusta el humor negro, el cine en el que los excesos y lo peor de las tentaciones humanas están expuestas de una manera tan explícita que te pone la piel de gallina, te mantendrás clavado en el asiento las tres horas riendo a carcajadas y alucinando con la depravación los protagonistas. Pero si no te gusta el cine más explícito y el humor negro más crudo, estarás las tres horas pensando en el momento de salir más que en la propia película.

Las actuaciones en general son correctas, aunque algunos actores del reparto flaquean un poco. Sin embargo Leonardo DiCaprio esta deslumbrante. Aprovecha que los años no pasan por él para interpretar la vida de Jordan Belfont desde que era un veinteañero normal hasta que el dinero y los excesos le consumen. Te crees totalmente al depravado personaje que interpreta en todo momento.

Una gran película, pero que va a tener muchas discrepancias en los distintos espectadores. Un gran Leonardo DiCaprio. Y una camuflada moraleja que algunos de los más jóvenes no serán capaces de ver, confundiéndose y pensando que la vida ''guay'' será la de los excesos, el éxito y el dinero. Aquí es donde radica el verdadero peligro de la cinta, por lo que cualquiera que no tenga un mínimo de madurez mental debería abstenerse de verla aún.

Fantástico ejemplo de romanticismo, que aunque suene paradójico, es lo que falta en la mayoría de cortos y películas del género que han salido en los últimos años, donde se alejan del verdadero romanticismo para caer en lo cursi y empalagoso. Excelente corto de 7 minutos donde sabes cómo va a acabar desde el principio pero aún así te quedas pegado a la pantalla hasta el final. Magia pura con una puesta en escena espectacular y un guión simple pero que sabe sacar partido de sus puntos fuertes. Y lo que es más importante, te da una sensación de positivismo y esperanza a la vida maravillosa, que te da fuerzas si estas en un momento duro.

Después de Rompe Ralph, la cual me gusto mucho (incluso casi consigue ponerse a la altura de los grandes filmes animados Disney de antaño), fui al cine con muchas ganas de ver esta película. No me decepcionó en absoluto.
Después de tantos años por fin veo una película que me infunda ese ''algo especial'' que tenían las películas Disney que veía de niño. Bellísima, los paisajes, los colores, la magia, el diseño de los personajes, todo fluye a la perfección, una delicia para la vista. Unos personajes encantadores y divertidos. Algunos de ellos con una inocencia infantil que nos transporta a nuestra niñez y que al mismo tiempo nos arranca una carcajada detrás de otra.
El único pero que le puedo poner es la música. La banda sonora compuesta por Christophe Beck encaja muy bien y es más que correcta (yo diría que es de lo mejor de su repertorio). Sin embargo las canciones interpretadas por los protagonistas no llegan a ese nivel de calidad que tenían las que aparecen en otros filmes como El Rey León, La Bella y La Bestia o Tarzán. Pero no es más que una pequeña mota de polvo en una obra brillante.
En conclusión, una película bella y agradable combinada con buenas dosis de humor y de acción que encandilará tanto a los más jóvenes como a los que no lo son tanto. Simplemente mágica.