Hay escenas con el marido que se hubieran agradecido con la petit fatale cantante que está como un trueno, si vas a ser sórdida anda hasta el final, ni siquiera sórdida, pero algo más que las escenas de las dos minas que parecen sacadas de Disney; al tipo le chupas los pies y a la mina le das piquitos de preadolescente?, la llenas de piropos? "eres perfecta", guau, o sea parece que vas a algún lugar distinto pero es el suspiro de un cachorro sin nodriza, al final nada. Esta serie más ágil daba para mucho (y sacando todo el coñazo tipo In Treatment pero a dos por hora), más sórdida, más malévola, menos pensamientos y/o contemplaciones que para eso tengo mis libros de filosofía joder.

Impresionante fotografía, ambientación, etcs; incluso los actores andan bastante bien aun cuando no se parezcan mucho a los que representan, léase las hermanitas que están muy guapas (sobretodo la hermana de la reina), pero en la vida real son, fueron, más discretas que un termómetro. No me complica tanto que sea lenta, si no que sea lenta y verse sobre un tema que no me interesa demasiado (salvo cuando aparece Churchill y las andanzas del griego-nórdico esposo)

Una serie que está totalmente acorde a los tiempos que corren, por lo menos en la primera temporada las mujeres son brillantes, líderes, fuertes, guapísimas; los hombres son tarados, incapaces de asumir un liderazgo consistente, sufren de depresión, poco atractivos en todo sentido, malos (concepto casi exclusivo del género masculino), y los que gozan de cierto lirismo intelectual son más bien afeminados o directamente gay, ergo progresismo espeso, tan sustantivo que duelen los ojos. Desde ahí el único modo para los mentecatos de hacerse con el poder es con LA supuesta superioridad que tienen: fuerza bruta.


Más allá de todo este charquican propio de la contingencia, la serie se deja ver, es interesante, las actuaciones son buenas, el ritmo no se atasca y la premisa (qué diablos les pasó) tiene su pimienta aunque no se refieran demasiado a ello.

Peter Mullan, el mismo que peleaba a las órdenes del bravo corazón viéndose menos en la película que un mosquito que pasaba por ahí, acá se lo come todo, él es la película siendo los subalternos aquellos suburbios imposibles para janeaustenianos, alejados de la pijería llamativa de tantos ingleses y que parece ser inherente, pues no, no sólo hay Américas profundas sino también Inglaterras bien hendidas, si no preguntemos a Peckinpah y Hoffman; y en estas burbujas seudo insospechadas el dinosaurio es legítimo, directo, sin escalas hacia lo que quiere darle a su, probablemente, corazón hecho papa y que mejor yogurt que probables amores aun enclaustrados en eternas nubes embarazadas y calles rotas. Película dura pero con más esperanza que, por ejemplo, Love Actually; los pañuelos engañan mucho.

Los genios muchas veces pasan inadvertidos o quieren pasar inadvertidos o los esconden a propósito, y los que lo hacen suelen ser los idiotas, los medianos, los de intereses "pecunios" y de horizontes nasales. Los Oscar, o los balones de oro, la misma porquería, pasaron por alto la mejor actuación de Ford en su carrera (con permiso de Blade runner, Indy, Witness), quedándose Ford con el melifluo consuelo de la nominación a los globos de oro, a esa altura Harrison ya debería haber tenido dos Oscar de la mano de Weir (qué Hurt ni ocho cuartos), sin embargo tiene tantos Oscar como Adam Sandler, incomprensible. Muchos dicen que sobre actúa en este filme, es un genio chiflado, que querían mendrugos!, Nicholson vamos devolviendo los tres que tienes entonces!
A los Oscar no les he creído mucho nunca: Benigni en La Vida es Bella? , Di Caprio en la execrable The Revenant?, el hierático Gladiador de Russel Crowe? Jeff Bridges en Crazy Heart y no en El Pescador?, etcs?menuda porquería esos premios.
En cuanto a la película el aroma de Weir cosquillea la nariz, molesta los ojos, bichos noéticos rajan la piel, espeso, molesto, brillante. Ford aparece como nunca se había visto, opacando incluso a una grande como Mirren (se aprecia demasiado el piloto automático de la complaciente de McDowell). Phoenix ya aparecía como la esperanza Jones que alcanzamos apenas a degustar en el mejor banquete de Steven en cuanto al héroe.
Una máquina capitalista puede ser un genio? Tal vez la respuesta es Harrison Ford