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Críticas de General Mola
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Críticas 48
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
7
30 de agosto de 2014
8 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Se puede ser calvo, feo, no muy alto, no ser un actor conocido, de andares desgarbados y, a pesar de todo ello, llenar la pantalla? Sí, el Sim sí puede.

Para un servidor, Alastair Sim es uno de mis actores favoritos. No sé si gran actor, yo no entiendo de eso, claro (ni vosotros, no te jode), aunque sospecho que sí. Cada vez que le veo en una película no sé si será buena, pero por lo menos sé que alguien de los que actúan me cae bien y que la voy a ver con una sonrisa. Aquí sin ir más lejos eclipsa a un peso pesado como Trevor Howard sin despeinarse.

Sí, una vez vista "Green for Danger" seguramente llegaréis a la conclusión de que habéis visto o leído muchas veces "whodunnits" como este (claro, todos hemos visto ya unas cuantas de Hitchcock antes que una de un tal Sidney Gilliat). Sí, es la típica intriga con algún giro inesperado hasta que se descubre el asesino. Sí, todos ya sabemos quién mató a Laura Palmer, y a Manolete, y quién es el asesino de "Diez negritos". Y sí, a "Green for Danger" podríamos calificarlo como un film simplemente interesante.

Pero si es El Sim el que desface el entuerto, ya tenemos una buena película.
General Mola
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8
21 de abril de 2014
16 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
La Historia cambió una vez más y Ronald Koeman no entrenó al Valencia. De resultas, Albelda no fue apartado de la Selección, Senna no fue el medio centro y no se consumó el juego de toque de España.

Nos clasificamos para la Eurocopa 2008 con nuestro juego de furia y tal... pero en el cruce de cuartos contra Italia San Casillas no nos salvó. Otra vez de vacío, y otra vez en cuartos. Luis Aragonés dimite. El plan Ibarreche II y la consulta soberanista de Más ya están en marcha. España se desmembra y ya nadie apoya a la Selección. Sevilla se niega a ser el "jugador número 12". Como le pasó a Don Pelayo, España sólo puede jugar en el Molinón y el Carlos Tartiere.

La Federación española necesita un nuevo timonel. Se barajan varios nombres: ¿Del Bosque? no quiere meterse en ese berenjenal. ¿Pep? no se siente español. ¿Benito Floro? Es el mejor. Él quiere, pero no puede porque está entrenando a la Selección Mundial de la Tierra que se juega la Champions del Sistema Solar (nos los follaremos a todos con el pito, claro, con gol de saque de banda). ¿Entrenadores extranjeros? No quieren venir debido a la balcanización que se está viviendo en la "piel de toro". Sólo hay un entrenador disponible... y no hay más remedio que fichar a López Caro.

Fase de clasificación del Mundial. Tenemos suerte, nos tocan: Andorra, Liechtenstein, Suiza, San Marino y El Vaticano. La fase se complica con derrota ante Andorra, equipo reforzado con mercenarios catalanes y con el estadio a rebosar (Más les prometió el 50% del IRPF catalán a los andorranos). Hay que sumar dos derrotas contra El Vaticano, dado que al instaurar López Caro el rezo antes de los partidos, se beneficiaron obviamente los curas. Aparte, los españoles afrontaron los dos partidos confiados en su superioridad técnica, intentando hacer cachas a los prelados de Roma... Se llega a la última jornada de grupos con un séxtuple empate. Nos la jugamos en el infierno de Liechtenstein (apoyado por los vascos). Empatamos in extremis, pero no dependemos de nosotros mismos. En el estadio Cristo Rey, el encuentro está empatado hasta que un fallo clamoroso de la defensa vaticanil -conocida como "Guardia Suiza"- supone la victoria y clasificación suiza. Ante las sospechas de tongo, se produce el consiguiente lanzamiento de reliquias, botes de Franziskanen, y hostias varias (estas, también en los aledaños del estadio). Andorra y S. Marino empatan a 5, por el gol average general a San Marino les hubiera valido si el empate hubiera sido a 6. Los sanmarinenses celebran la clasificación creyendo que los goles en campo contrario valen doble (?...), pobrecicos.

Suiza se clasifica primera, España segunda.

En la repesca, nos toca las islas Feroe y nos clasificamos a última hora utilizando un concepto táctico revolucionario de López Caro: "el falso nueve".

Llegamos al Mundial de Sudáfrica. ¿Estamos entre los favoritos? Jua jua jua. La desgracia se ceba con la Selección desde el primer día de concentración: se extiende la malaria entre los delanteros del equipo que contagian, de vuelta a España, a todos los delanteros patrios. ¿A todos? No. Hay uno que se libra porque está recluido en su cámara hiperbárica. España es un clamor: ¡Raúl Selección!

Primera fase. Nos toca Honduras, Yugoslavia (que se ha desbalcanizado) e Irlanda del Norte. Todo se desarrolla igual que en el Mundial 82. Las críticas arrecian contra López Caro porque el falso nueve y sus rezos no funcionan.

Octavos de final. Portugal. Dominio total portugués, juego pésimo de España y pasamos por penaltis. Los titulares de la prensa española son unánimes: ¡Inyustisia!
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General Mola
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5
13 de junio de 2013
13 de 36 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Mola que hagan una película que hable sobre ti mismo? ¿Mola? Sí, Mola.

Lo primero que llama la atención de este telefilm son algunos errores en la elección del reparto, por ejemplo: yo. No es que Manuel Morón lo haga mal, que lo hace (se recomienda ver su gran papel en el corto “Campeones”), pero tal vez alguien más alto y más guapo –como yo, claro- hubiera sido más acertado. Estoy pensando, evidentemente, en un Viggo Mortensen (pasar de capitán Alatriste a General Mola es, sin duda, un ascenso), un Hugh Jackman o un Kip Winger, que hubieran encajado más con mi físico. Además, no entiendo el hieratismo del protagonista, cuando yo soy mucho más dicharachero; de hecho, ¡yo soy cubano, chico! (más concretamente de la localidad de Placetas, hecho del que sorprendentemente me enteré hasta hace poco).

No me puedo quejar de la protagonista, Silvia Marsó después de todo, fue azafata del “Un dos tres”. Hace un buen papel y no está mal la zagala (excelente en algunas de sus escenas dramáticas con Mola), de todos modos, es mejorable. Yo hubiera preferido alguna churri estupendísima del tipo Natascha McElhone, Scarlett Johansson o Doro Pesch.

Centrándonos en el film, el arranque de la película es clara y objetivamente espectacular, un homenaje al cine. Si los Lumiere inauguraron el sep7imo arte con la llegada de un tren a la estación, mi película igual… pero el que se baja soy yo.

El guion no es que esté mal, que lo está, pero es lamentable que para una película española en la que salgo, y de protagonista, no me calzo a ninguna. Hombre, a mí esto no se me hace.

Además, desgraciadamente, en “La Conspiración” se centran únicamente en los días previos a la Guerra Civil. Podría haberse alargado el metraje (al estilo “El Gatopardo” o en plan Bela Tarr) para crear un fresco monumental sobre la historia de España del Siglo XX. Material había, ya que se han obviado grandes y gloriosos episodios –conspiranoicos o no- de los que he sido protagonista (paso por alto mi faceta de escritor o constructor de juguetes de madera):

- El Ochogate: no merece la pena extenderse ya que hay mucha literatura escrita sobre el tema.
- Mi pontificado de la Iglesia Rauliana, donde veneramos al mejor jugador de todos los tiempos.
- El Totorato. Gracias a mí y a un puñado de valientes hemos luchado (y vencido) contra una conspiración secreta que intenta extrapolar el Gafapastismo a los dibujos animados, intentando convertir a los cinéfilos de bien en marionetas de sicarios dispuestos a sojuzgarnos bajo el yugo de un “New World Order” adorando a “Mi vecino Totoro” y a su Gatobús.

En definitiva, y sin perjuicio de lo anterior, podéis ver la película o no si os apetece, después de todo al final ganó la Democracia. Un engendro desde luego no es.

Alguno pensará que no soy el más indicado para hacer una crítica de un film sobre mi persona. Nada más lejos de la realidad. De hecho, yo entiendo de cine, por algo me llaman “El Director”.

¿Puedo saludar? Sí, claro, para eso es mi película. Pues nada, saludo a todos mis amigos de FA (Gilbert, Txarly, Servadac, Tala, Nea, Maldito Bastardo, etc) y a todos los del Foro.

Nada más, me despido de todos vosotros que ya llego tarde para coger el avión.
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- Soldado: “¡Acaba de ocurrir una desgracia: el general Mola ha muerto en un accidente de aviación!”.
- Franco: “¡Qué susto me ha dado usted, creí que nos habían hundido el “Canarias”!”
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General Mola
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1
12 de enero de 2012
26 de 31 usuarios han encontrado esta crítica útil
Yo vengo de una familia pobre.

Hoy en día estamos familiarizados con teras, gigas y megas, pero allá por los años 80 los avezados usuarios vivíamos en una época de carestía informática, teníamos que apañarnos con modestos bytes y algún que otro kilobyte. Entonces se empezaron a comercializar en España ordenadores personales de distinta índole:

La gente con posibles tenía el Commodore 64; los de clase media transitaban en su vida informática con el Amstrad; los más humildes teníamos que luchar en la arena informática con la menos glamurosa de las computadoras: el Spectrum. Sí, yo tuve un Spectrum.

Mis primeros pasos informáticos fueron con el Spectrum 16K (K de kárate), pero las aplicaciones eran paupérrimas: un primitivo juego de derribar muros (un Arkanoid Australopitecus para entendernos); un programa de contabilidad indescifrable; y algún que otro programa lamentable. Como algunos recordarán, los juegos y programas se cargaban con un cassette, con un tiempo aproximado de carga de 5 minutos (ja ja ja, me río yo de la gente que se queja de que Windows tarda en arrancar…).

Debido a que necesitaba más prestaciones (¿!) hice acopio de ahorros en mis ganancias con la paga de los domingos -aparte de otras actividades inconfesables- y conseguí reunir el dinero suficiente para ampliar la memoria de mi Spectrum; ¡por fin tenía un Spectrum 48K! (K de Kalatrava). Seguía siendo pobre pero, al menos, había dejado de ser un paria.

Conseguí entrar pues en la élite informática de entonces. Ya tenía acceso a grandes juegos como el Attic Attack, Nigel Mansell, Gaunlet, Emilio Sánchez Vicario (te cagas), Jet Set Willy, Ole Toro o Fernando Martín (inolvidable su mate de lado). Pero había 2 juegos que me conocía al dedillo: el Match Day (con su mítica introducción musical: Tatatatá tarata tata, tatá taratatatá) y el Match Point, un juego de tenis en el que los jugadores eran unos monigotes, directamente. Con este último tenía un problema: lo tenía tan dominado que ya no tenía encanto (ganaba 6-0 6-0 6-0 en el nivel difícil). ¿Qué podía hacer?
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General Mola
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5
1 de septiembre de 2010
8 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Las películas de Charlot anteriores a 1920 son muy parecidas a algunos críticos de esta página web, es decir, cogen una idea, un personaje o una historia y se ponen a escribir gansadas (obviamente yo soy uno de los más infames ejemplos), evidentemente, en el caso de Charlot filma charlotadas.

En algunos casos rodó películas bastante conseguidas; otras regulares, como es el caso de este corto; y otras con poca, casi nula, gracia. No obstante, se apunta ya un cierto dominio de la puesta en escena que añadida a unos gags más pulidos que los que aparecen aquí darán lugar a sus futuras obras maestras.
General Mola
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