A simple vista y a los pocos minutos de comenzar, nos da la sensación de que es una película más de crítica social, de esas que ahora parecen estar a la moda y de las que en ocasiones ya se nos hecen algo cansinas. Poco a poco, y apenas sin darnos cuenta, nos va sumiendo en una trama perfectamente elaborada, calculada al milímetro y cargada de emoción y desgarro. Nos presenta a los personajes como son a simple vista, pero va más allá, nos los va desnudando hasta llegar a lo más secreto y profundo de su alma. Todo esto ayudado por primeros planos de los ojos de los mismos, y por palabras que no llegan a pronunciarse, hace que se cree esa tensión y ese ambiente de dolor contenido que va aumentendo en cada escena.

Película que cala muy profundo para aquellos que se puedan dejar llevar por sus sentimientos y sumirse de lleno en esta historia que es tan real y melancólica como la propia vida. Al mismo tiempo que nos inunda de dolor, nos transmite una sensación brutal de entereza y valor y unas ganas de luchar hasta el fin por aquello que más nos interesa. Por tanto, esa intención de aunar fuerza y sensibilidad, da como resultado esta gran obra, capaz de tratar un tema como la muerte a una temprana edad de forma genérica, así como cada uno de los detalles de esa situación, sin caer en ningún momento en la sensiblería barata. Por el contrario, nos invita a sentir ese dolor como propio durante unos momentos y a interiorizarlo.

De principio a fin parece q estemos ante un sueño, muy muy alejado de la realidad. Se nos muestra un mundo onírico en el que hace encontrarse desconcertado al espectador. En ocasiones no se sabe si se está jugando con la persona que se encuentra delante de la pantalla, si se busca extaer su inestabilidad y que la vea proyectada, haciéndole plantearse un montón de incógnitas a medida que avanza el metraje. Se nos muestra un mundo muy surrealista, pero por otro lado, un mundo que en alguna ocasión todos nos hemos planteado pero nunca nos hemos atrevido a sumirnos en él por miedo a lo desconocido, por miedo a ese halo de incertidumbre y ensoñación. Cada reacción, cada diálogo, es completamente inesperado.

Para los que buscan más que palabras y les gusta sumirse en una nebulosa de emociones. Simplemente hay que dejarse llevar por los personajes que nos muestra Victor Erice en esta historia y adentrarse en todos y cada uno de sus sentimientos, para percibir claramente la amargura que nos transmiten. Poesía agridulce y de gran calidad sobre la pantalla.
Omero Antonutti es el eje de la película, y con su interpretación nos rendimos a sus pies por la absoluta vulnerabilidad que nos hace sentir en cada una de las escenas en las que aparece, no es necesario que diga ni una sola parabra, basta una mirada o un sólo gesto, para ponernos en su piel y acercarnos a sentir levemente su gran amargura.

Nos encontramos ante una magnífica crítica social, con toda su sencillez, nos muestra la brutalidad del ser humano, bajo la máscara de la civilización. Se nos plantea la realidad de las clases sociales altas, esa realidad, q única y exclusivamente por tener mayor capacidad económica que otros se creen con derecho a todo, dentro de lo cual se incluyen las leyes y las vidas humanas que les pertenecen.