La última cinta de catástrofes de don Rolando es otra catástrofe en sí misma, un indigesto batido de los argumentos y clichés que lleva repitiendo (y otros directores con él) unos veinticinco años.

Esta vez la amenaza procede de la luna, que por causas desconocidas se ha salido de su órbita y va a caer sobre la Tierra en tres semanas, así que la solución es enviar una misión espacial suicida para colar un explosivo en un agujero y a tomar por saco. Pero todo se complica con familias desestructuradas de por medio, científicos incomprendidos y militares proclives al genocidio nuclear...

Ah, y niños. Que no falten los niños.

Ojo.,, no nos confundamos: si vas a ver un película de "la Tierra en peligro" de Emmerich sabes lo que te espera, y desde luego NO es originalidad. Si para pasar un buen rato te basta con ver explosiones y tsunamis y destrucción y helicópteros y soldados y banderitas estadounidenses ondeando por todas partes, tranquilo que vas a tenerlo. Pero si esperas algo más (menudencias como un guion trabajado, sentido del ritmo o personajes con una mínima profundidad), mejor métete en la sala de al lado, que ponen "Los Pitufos 4: La próstata de Gargamel" y tienes más posibilidades de encontrarlo..

El mayor defecto de "Moonfall" no es su falta de originalidad (aunque te puedas pasar las dos horas que dura diciendo "mira, esto lo han sacado de Armageddon y eso de Abyss, y aquello de 2012, y esto otro de El día de mañana, y esto de..."), sino que se hace muy pesada y repetitiva, y la resolución del problema está tan metida a capón que francamente nos da igual.

Iba a comentar algunos problemas de guion en la zona spoiler, pero paqué. Si no ves el problema en la sinopsis "Un heroico piloto y un científico frikazo unen sus fuerzas para acabar con una amenaza global. Mientras salvan los EEUU y de paso el resto del planeta, resuelven sus problemas personales y se reconcilian con sus seres queridos" a lo mejor hasta te lo pasas bien y todo.

Ah, sí, los efectos especiales mu guapos, tron, Así que le pongo un 2

Gran decepción con esta nueva perspectiva del universo de Star Trek (y van...):
- trama ilógica.
- personajes incoherentes.
- klingons ABURRIDOS, por Dios, cómo es posible llegar a eso.

Eso sí, efectos especiales y maquillaje muy conseguidos, pero eso no es lo más importante, ni mucho menos.

Estupenda comedia british centrada en las aventuras de un grupo de quinceañeras irlandesas (y el primo inglés de una de ellas) en la tensa década de los 90. Se agradece el baño de realidad que supone ver a esta pandillita que no va en bici ni usa walkie-tallkies ni se enfrenta a monstruos de otras dimensiones ni tiene superpoderes ni puta falta que le hace. Así funciona la nostalgia.
Lo mejor: los carismáticos protagonistas, sobre todo el primo inglés al que todo el mundo toma por gay a causa de su acento.
Lo peor: se hace muy corta.

La nueva excrecencia de Netflix recurre al montaje sincopado, el humor negro y la violencia estilizada para hacernos creer que ofrece algo nuevo, pero nadie con una mínima cultura audiovisual caerá en la trampa.

Que una anécdota más ben escuálida -tres putas huyen de su club y son perseguidas por el proxeneta y sus matones- ocupe 200 minutos de narración demuestra que los responsables de la serie son unos vendemotos de primera. Ojo... no unos incompetentes o unos chapuceros, porque CUANDO QUIEREN exponer algo con claridad y concisión lo hacen sin ningún problema. Nooooo... es mucho peor: te meten un batiburrillo de imágenes pretendidamente transgresoras, subversivas y FUERRRRTES para contar algo masticadísimo como si fuese nuevo. Nos están vendiendo un chicle reciclado como si fuese Trident de diseño.

La trama no pasa de ser una road movie con ínfulas, con putas y macarras persiguiéndose y tiroteándose por Tenerife (que debe de ser como un pueblo del Far West, porque ahí la policía ni está ni se la espera), con acción de cuchufleta interrumpida por ocasionales discursetes trascendentales sobre el amor, la prostitución, la familia, la autoestima, la polla como motor creativo, el heteropatriarcado opresor y la sexualidad del Correcaminos. Por cierto, si a alguien le interesa, las nada sorprendentes conclusiones son:
- PROSTITUCIÓN = VIOLACIÓN
- SI ERES HOMBRE, ERES CULPABLE
- LOS MALOS PIENSAN CON LA POLLA
- LOS MALOS HACEN CHISTES DE GAYS
- LA SORORIDAD ES BUENA, LA LEALTAD ENTRE HOMBRES ES TÓXICA

Las tres heroínas son tres montoncitos de clichés incapaces de despertar empatía en sus ires y venires, y oscilan entre lo sosito y lo irritante (la puta cubana). El villano también es un estereotipo andante, pero Asier Etxeandía es un actorazo capaz de dignificar cualquier mierda y consigue convertirse en lo mejor de la función

La mejor forma de disfrutar de esta tontería es tomarla como un pasatiempo cinéfilo y jugar a ver cuántos planos, escenas y situaciones son plagios de otras series y películas (Tarantino es la víctima principal, pero no la única).

Lo bueno: que es cortita y la acabas rápido, algunas interpretaciones (sobre todo Luis Zahera, el ya citado Asier Etxeandía, y también Enric Auquer). La música está muy bien, como en todas las de Tarant... ay no, perdón.

Lo malo: casi todo lo demás, especialmente ese cacho de clembuterol con ojos llamado Miguel Ángel Silvestre al que algún cabronazo convenció de que tenía madera de actor... cuando la única madera que tiene es de tronco, de leño y de tarugo. Joder, qué cosa más limitada de tío.

Lo peor: el festival de plagios -sobre todo al final de la temporada- la incoherencia, las trampas de guion.

Espantosa secuela tardía de la comedia que recordamos con afecto, esta patochada es una sucesión de gags sin garra ni interés que acaba pareciendo el episodio piloto de una sitcom ochentera: podría titularse "Cosas de Palacio", o algo por el estilo. ¿Recordáis aquellas cursiladas de Anne Hathaway de "Princesa por Sorpresa" y su secuela? Pues "El Rey de Zamunda" es como un remake afronegro y rancio.

Los personajes de la película original están desdibujados y sin fuerza (eso cuando no tienen una aparición puramente testimonial y fanservice), y las nuevas incorporaciones son de hostia continua. Solo hay una excepción: el cachondo dictador africano de Wesley Snipes, que tira de vis cómica para convertirse en lo mejor (lo único disfrutable) de toda la película.

La trama es simplona y previsible a más no poder, ya que lo más importante para los guionistas es meter como sea unas cuantas dosis de sabiduría woke. El resultado es una película mala, pero mala de las que duelen... cuánto daño está haciendo Netflix a los clásicos.

Solo espero que a Murphy no le dé por rodar una secuela de "Un vampiro suelto en Brooklyn"... miedo me da.