Esta durísima película, basada en la novela autobiográfica de la protagonista es un fiel retrato del mundo que describe: el ambiente de la droga en el Berlín de los años 70.

Desde luego, es un revulsivo incomparable para cualquier adolescente. Mi tutor de 8º curso nos la puso a escondidas (iba a un colegio de frailes) y nunca la olvidaré.

Con un tema tan bueno como el que tenemos entre manos se podría haber hecho una gran película. Sin embargo, los actores patinan constantemente, los diálogos son a menudo lamentables (he tenido varios ataques de vergüenza ajena durante la película) y la búsqueda de la lágrima fácil es tan, pero tan evidente, que no se me arrugó la barbilla ni en los momentos supuestamente más duros. Y esto lo dice una que lloró con Terminator II.

Por otra parte, no tengo mucha base para afirmarlo, pero me da la sensación de que no se han documentado muy bien sobre el funcionamiento y el ambiente de un hospital. No creo que sea tan fácil entrar a una sala de radiología y hacerse una radiografía, como Pedro por su casa, por poner un ejemplo.

No la vi en su momento y quizá por eso no logro comprender su éxito ni explicarme la leyenda. 18 años después a la peli el tiempo le ha pasado por encima y no ha dejado ni las migajas: no es solo que los efectos especiales sean lamentables y casi den risa, es que el guión tiene lagunas por todas partes, los personajes no son creíbles (apenas esbozados la mayoría de ellos), las luchas de unos expertos espadachines que llevan SIGLOS entrenándose dan ganas de llorar y toda la peli en sí desprende un tufillo a cutrerío más bien insoportable.

¡Ah! Y el doblaje al español, de pena. Menos mal que está Queen para salvar los muebles.

Vamos, que me la he terminado para poder decir que me la he visto entera, pero me quedo con la espada de Íñigo de Montoya, donde va a parar...

Lo malo de esta película es que, si te gusta el cine de terror, te estropea el género para siempre, porque después de ella, nada te asustará igual.

La vi de pequeñita y no me dio ningún miedo (se ve que no me enteré). Cuando la reestrenaron en cines la fui a ver y no se me pasó el susto en un mes... porque encima tenía la desgracia de que mi ventana daba a un callejón de empinada escalera.

Al final me la tuve que ver 7 veces seguidas para quitarme el trauma.

Tubular Bells no ha vuelto a ser lo mismo....

Después de ver peliculones como Lars y una chica de verdad, El mundo de Leland o Half Nelson, nunca pensé que le daría un 3 a una película en la que saliese el enorme Ryan Gosling. Pero es que este TRUÑO no lo habría levantado ni el gran Brando resucitado. ¡Madre del amor hermoso, qué sobredosis de melaza! Llena de tópicos, diálogos infumables y COMPLETAMENTE PREDECIBLE. Cada segundo de metraje es esperado y esperable, se abusa de los paisajes y la fotografía hasta el punto del ridículo (cualquiera que haya visto alguna vez más de dos patos sin ser en el Retiro se partiría de risa con la escenita de la barca), la música es para que te dé un coma diabético y podríamos seguir así hasta la eternidad. En fin: no la veáis.