Haz click aquí para copiar la URL
España España · Cádiz
Críticas de Koy84
1 2 >>
Críticas 8
Críticas ordenadas por utilidad
8
17 de noviembre de 2008
6 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hace dos mil años, alguien se sirvió de una simple roca para un ambicioso proyecto. Era tanto lo que esa piedra rígida debía soportar, que el camino fue lento e impreciso. Costó lo indecible conseguir la autorización de los mandatarios, partidarios de pequeñas construcciones adosadas, no de hitos únicos que llegasen hasta el cielo. Al conseguirlo, la construcción fue aupada por los gobiernos, los arquitectos tomaron poder y los propios obreros, orgullosos de participar en la tarea, no tomaban consciencia del monstruo que ayudaban a levantar.

El plan no era perfecto. Mientras en las bases la estrechez y la miseria eran el plato de cada día, los pisos altos eran palacetes suntuosos de vistas privilegiadas, atalayas únicas que hacían que sus propietarios mirasen al cielo en vez de a lo que sucedía allá abajo.

Todo empeoró cuando éstos, con sus aúras de aristócratas elegidos, se hicieron con el control de la Comunidad de Vecinos. Las Juntas no eran precisamente amables, y quienes se atrevían a rechistar eran condenados al destierro, fulminados, según decían los otros, por una autoridad civil y competente que nunca habían visto y que debía ocupar el ático y no tomar nunca el ascensor, porque más que otro vecino era una leyenda rumoreada, un nombre mítico virando de boca en boca.

Sucedió también que algunos propietarios, cansados de hipocresía, decidieron empuñar las piquetas para arreglar las casas sin la autorización competente, haciendo ver a sus vecinos que no era importante la aprobación de los pisos altos, sino la comodidad de sus viviendas. Todos desaparecieron, aunque su palabra comenzó a crear la duda.

El epílogo de la historia es que muchos vecinos abandonaron las casas y que perduró una jet-set inmboliaria regresiva y arcaica, tan absurda que quienes se fueron del bloque los contemplan con cierta compasión, como a trasnochados ridículos.

En ese pasotismo, sin embargo, llegan testimonios como el de Fesser, y uno -aun consciente de que en la construcción siguen viviendo gentes nobles que se negaron a abandonar sus casas por nostalgia o tal vez apego- está por tomar la grúa y mandar al olvido a ese despropósito que hoy nos tapa las vistas y nos impide ver el cielo.

Genial, irónica, cercana, documentada, polémica y libre. Gracias a Fesser por uno de esos secretos que muchos no querrían jamás que se desvelaran.
Koy84
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
8
18 de septiembre de 2008
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
El sueño de la razón produce monstruos. El anhelo de lo imposible, melancolía. Aforismos casi irrebatibles que retratan con precisión de telegrama al peor director de la historia. Porque Ed Wood, ante todo, es un melancólico frustrado, un soñador impenitente y extraño capaz de aglutinar a su alrededor a un cúmulo de sombras que consiguen brillar juntas como aquella pandilla de la Freak de Tod Browning. Un luchador mononeuronal, una vampiresa televisiva, una star-media venida a mucho menos, un travesti potencial...cartas de una extraña baraja de la que él es el indiscutible rey. Alguien capaz de permanecer en los anales de la historia por su mediocridad merece ser recordado; entre otras cosas porque los buenos no serían tales sin los malos, ni se podría distinguir a los talentosos si no estuviesen rodeados de incapaces.

Así que con el talento difuso de Wood, con su fracaso perenne, la dinamo del cine sigue girando, por lo que no es poco lo que ha de agradecérsele. En principio haber inspirado un "biopic" con firma de admirador honesto, con aire de reverencia sincera por parte de Tim Burton. Sirviéndose una vez más de la poliédrica capacidad de Depp, el gótico director alimenta su película rodeando a la estrella de rutilantes luceros que la hacen brillar aún más. Porque el punto de ambiguedad andrógina que aporta Bill Murray -con su maravillosa capacidad de hacer un papel redondo con diez frases y tres movimientos faciales- es un ejemplo de saber elegir un reparto. Sin hablar, claro está, de la mimetización total de Martin Landau en un Lugosi crepuscular, con toda esa ambiguedad de anciano decrépito, yonki del amoníaco, viejo chocho y altanera estrella de Hollywood.

Un reparto, en resumen, con el que es imposible fallar, por más que se abuse de datos accesorios -como la afición del director a vestir ropa femenina- o se dé impresión de alargar en exceso el metraje. Detalles casi imperceptibles en una oda notable al más célebre Quijote del cine, a quien combatía a los estudios/molinos con su adarga de ganas y arrojo, a alguien que, al fin, hubo de lamentar enormemente nacer en los veinte, porque ahora, su mezcla de zombies y tetas llenaría las salas y le haría codearse con Tarantino. Que le pregunten si no al bueno de R.Rodríguez.
Koy84
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
10
29 de abril de 2007
4 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
La ventana como espejo externo, como vínculo conciliador con la sociabilidad del hombre; el recurso del recreo en lo ajeno –base de cualquier disciplina artística- como medio de evasión; la globalización de los problemas íntimos y sociales de los ocupantes de las celdas del panal urbano, la soledad, la observación como base de la comprensión, los prejuicios, el miedo. De éstos y de otros tantos andamiajes se sirve el inconmensurable Hitchcock para construir el armazón de la que es sin duda, una de sus genialidades indiscutibles, una bella metáfora de la complejidad humana, un guiño plausible a nuestra propia actitud de mirones irredentos.

Con la colaboración de un James Stewart en una de sus más altas cotas interpretativas - a pesar de la limitación que supone la inmovilidad de su personaje, lo que le obliga a confinar su capacidad dramática a la expresión facial-, Hitchcock nos muestra un abanico de conflictos que rodean al que se supone nudo central de la historia: el silencioso asesinato de una de las vecinas que Jeffries (Stewart) observa con delectación desde su privilegiada atalaya. A partir del crimen no confirmado y su posterior esclarecimiento, evidente leiv-motiv de la historia, el ínvalido fótógrafo reordenará su atribulada vida, demostrando así la supremacía de la ventana sobre el espejo, de la comprensión de lo general como medio para entender lo particular.

Con un estilo narrativo emparentado con la descripción coral de Dos Passos o C. J. Cela, la película es una bella recreación del realismo social, en tanto que nos muestra los “clichés” establecidos en las relaciones humanas, matrimoniales, intersexuales, con la relación de la bellísima Grace Kelly y Stewart como eje central solapado de
esta acertada alegoría de lo social.

Cabe destacar, en último y no por ello menos importante lugar, la correctísima interpretación de la mayoría del elenco, mancillada sólo con la excepción del villano del metraje, que nunca acaba de convencernos en su intento de mostrar una personalidad atormentada, quedándose más cerca de una imagen bobalicona que de ese aire inquietante que pretende conseguir. Por el contrario, merecen vítores los magistrales secundarios –con una impresionante Thelma Ritter-, quienes, con la lógica carestía de primeros planos, dan credibilidad a sus complejos papeles sin caer en el histrionismo gestual.

La ventana indiscreta supone una afilada reflexión de la complejidad humana tomando como punto de partida una única mirada –a la que luego se sumarán algunas más- como reflejo condicionado de lo real, como punto de partida para la reflexión entre la moralidad del “voyeurismo” y la intromisión en unas vidas ajenas que quizá tengan mucho que ver con las nuestras.
Koy84
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
8
12 de octubre de 2009
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
No he visto muchas películas que reflejen tan bien como ésta los entresijos de la alta/baja política norteamericana. La incapacidad de tomar decisiones a largo plazo, la planificación absurda de las intervenciones militares, la injerencia constante en los demás países, la consideración del planeta como un inmenso tablero de Risk. Los EE.UU. lo hicieron en Centroamérica, en Europa del Este, en la Europa postbélica, en Oriente Próximo...y lo seguirán haciendo. De lo mal que lo hicieron -y hacen- es de lo que nos habla La guerra de Charlie Wilson.

De eso, y de aquellas arenas que hoy se convirtieron en estos lodos. Porque como dice Gust -sin lugar a dudas el personaje más perdurable de la película- "ya se verá". Y bien que se está viendo.

La única pega, como siempre, es el interés en camuflar el intervencionismo americano con aquello de "los otros eran más malos y por eso lo hicimos", cosa que sería harto discutible. Es decir, se agradece el intento de revisionismo y la autocrítica, pero son de lamentar los tics patriotas y la tímida justificación del "todo vale".

He de hacer mención también al elenco protagonista, donde Philip Seymour Hoffman ha terminado definitivamente de conquistarme y Julia Roberts no ha dejado de parecerme en ningún momento Julia Roberts con peluca. Cero credibilidad y mal planteamiento por parte de los guionistas. Si esta señora es la que provoca la trama de la película, ¿qué menos que una explicación más o menos pormenorizada de por qué hace lo que hace? Tom Hanks, por su parte, correcto y poco más.

En resumen, una película con un buen trasfondo político, un personaje magistral, buenos y mordaces diálogos y cierto interés por preguntarse ¿por qué somos siempre así?

Algo que, viniendo de USA, no parece poca cosa.
Koy84
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
10
11 de noviembre de 2008
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Qué hay entre la vida y la muerte? ¿Y entra la redención y la condena?

En la película que supone su consagración, González Iñárritu presenta un conflicto amistoso entre personajes enfrentados, entre enemigos íntimos al mismo lado de la barrera: el de los inefablemente condenados. Son tan altos sus muros, que ningún paraiso artificial, ningún opio religioso, puede ayudarles a saltarlo. Así que están allí, buscando el resquicio en la piedra en mitad de una soledad estigmatizada, en un bucle de idas y vueltas que los atrapa sin remedio.

Intenta escapar el presidiario con la palabra divina, pretende hacerlo la viuda con la solución vía nasal, se resigna a no hacerlo el hombre con el corazón de hojalata. Y ¿qué pueden hacer todos enclaustrados en el mismo calabozo? Compartir sus penas mientras el nudo se hace cada vez más grueso y su condena cada vez mayor.

Con la interpretación magistral de Benicio del Toro -algo que no merecería, por repetitivo, ser comentado- , la angustia de luto de una Naomi Watts soberbia y la resignación escéptica de Sean Penn, el director mexicano nos regala una obra maestra repleta de momentos inolvidables, de imágenes duras como la del padre irredento aguantando la mirada huidiza de su hijo, como la de la madre llenando cajas de cartos con restos de ilusiones o como la del eterno condenado, el no muerto que busca un sentido a la vida justo cuando ésta está a punto de terminarse.

Imágenes todas ellas que retratan a la perfección el drama duro y solitario de los desgraciados, de los que están aquí queriendo estar allá, de los que sufren en silencio en mitad de ninguna parte.
Koy84
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
1 2 >>
Cancelar
Limpiar
Aplicar
  • Filters & Sorts
    You can change filter options and sorts from here
    arrow