Califico la película con un 2, sin embargo, mi nota real es un 7. El film tiene grandes virtudes, cumple su función cómica, puede conmover a los más sensibles, tiene grandes actuaciones y una bella dirección. Pero, como estudiante de la carrera de Historia, tiene un error malintencionado que, a las claras, tiene una misión puramente propagandística: El ejército estadounidense no tiene participación alguna en la Batalla de Berlín y en el film se muestra en primer plano dos veces la bandera norteamericana durante dicha batalla. Esto tiene un fin malévolo que es confundir la realidad histórica, no es un error inocente.
Solo eso, quizás alguien lea esta crítica y lo tome en cuenta.

Estimado lector, si usted es una persona que valora su tiempo y su dinero, por favor, hágale caso a esta humilde víctima del verdadero terror del cine “norteamierdicano”, no vea esta película bajo ninguna circunstancia. Si por acaso usted se encuentra bajo secuestro, convenza a su captor de llevarlo a tomar un helado, o quizá a comer una hamburguesa, o tal vez a jugar unas fichas en las maquinitas recreativas.

Antes de reseñar esta película, quisiera contarle mi experiencia. Tuve la desgracia de ganar en un concurso un par de tickets para la avant premiere de este intento de film. Es por eso que, antes de reseñar esta película, me siento con la obligación moral de advertirle a usted sobre lo que se va a encontrar en la sala de cine. Mi misión aquí es puramente altruista, usted decide.

Si acaso usted decidió no hacerme caso o, sencillamente, usted es una persona que eligió como filosofía de vida afrontar las experiencias más extremas y vivir en carne propia los tormentos de la miseria. Sepa usted que lo único verdaderamente aterrador que se va encontrar al apagarse las luces de la sala, será la ausencia total del buen gusto.

Esto sencillamente es un negocio y Disney, explotando la franquicia de Marvel, dio en el clavo. Ese no es el problema, todo el mundo sabe lo que se va a encontrar cuando decide ver una de sus películas. El verdadero problema está en que esa “marvelización” es decir, la fórmula del cliché, la de los chistes sin sentido para azucarar el drama, ha invadido los demás géneros cinematográficos.

En el film nos encontramos con escenas que aspiran crear una atmosfera de tensión en el espectador, pero son cortadas constantemente con chistes de humor absolutamente infantil, que solo puede hacer reír a un espectador que decidió, por voluntad propia, formar parte de la parodia. Tal vez la mezcla de la gaseosa y el medio kilo de pochoclos (popcorn) que se metieron por la boca generó algún tipo de reacción psicoactiva que estimuló sus ganas de reír, o peor, sencillamente la gente no espera más del cine y aceptó ser tomados por tontos.

Esta es una crítica también al espectador. Us (Nosotros) también, como consumidores, tenemos derecho a ser críticos con lo que se nos vende. No podemos aceptar que nos tomen el pelo con producciones tan básicas en cuanto a contenido.

Esta película sigue el camino de Disney y Netflix es decir, el cine que aspira ser autorreferencial y autocomplaciente (no trates al espectador como adulto). Ese cine que te hace pasar un rato “Meh” (casi entretenido, absolutamente olvidable) para pasar a consumir otra cosa. Se podría hablar, no de la “Marvelización” del cine, sino de la “Mcdonalización” del cine. El cine como comida chatarra. No necesitás masticar nada, ni comprender nada, ni mucho menos analizar la cinta. Este film no es reseñable, sencillamente porque nada vas a encontrar en el. Solamente vas a perder el tiempo.