Puede que sea pesada, no digo que no. Sin embargo, hay que conocer bien el pensamiento dialéctico cristiano y la filosofía del tiempo del cristianismo para entender esta película. El tiempo de esta película, acusada de ser lenta, es excesiva compleja para que la acusación de lentitud pueda ser comprendida. Esta película es, ante todo, paradójica. La filosofía del tiempo del cristianismo introduce una paradoja especial que debe ser comprendida desde su raiz para no ser malinterpretada. Si el tiempo de la muerte del mesías abre un nuevo tiempo, el de la redención, el abandono de ese tiempo tiene que traer un "algo" nuevo, tiene que inaugurar un tiempo especial que ya no es el de la redención. Silencio, de Scorsese, es una copia de El Gran Inquisidor de Dostoyevski, salvo que se argumenta con una tierra de herejes diferente (en el primer caso es en el Japón feudad, en el segundo es en Sevilla). Se tiene que entender que esta película juega con los límites de la paradoja cristiana y hay que estar introducido en el cristianismo para ver su estética del sufrimiento (entre otras cosas). La recomiendo, sin embargo, es una copia del relato de Dostoyevski con alguna diferencia.

Esta película es genial, en muchos sentidos. Esta película presenta cierto síntoma de esta época. En ella se da el desgaste de las relaciones personales en una crisis de valores. El principal personaje, Woody Allen, es un neurótico obsesivo, algo narcisista, preocupado por sí mismo y de su reflejo en los demás. El principal conflicto de esta película es la experiencia a aquello que no se tiene experiencia anteriormente, es decir, a la red de relaciones sociales y de crisis de la mediana edad. ¿Cómo se puede tener experiencia de una vivencia si no se ha repetido o no se tiene constancia de ello? Una mediana edad que siente el suelo de la experiencia donde se crió perderse ante la nueva presentación de lo que está bien y/o mal en la sociedad. Creo que refleja un buen síntoma de esta época en la que vivimos. Los diálogos son algo delirantes, sin embargo, son acertados. Los diálogos parten de sus personajes excéntricos. La película es, sencillamente, magnífica en su retrato del ser humano y su vivencia en la ciudad en la época actual.