Isabel Coixet pretende hacernos creer, una vez más, que es una gran artista y que su cine es gran cine. Pero ya no cuela. En "Mapa de los sonidos de Tokio" se la ve el plumero. El plumero de la falsedad, de la copia de Wong Kar Wai (¿realmente ella cree que solo ella ha visto "In the mood for love"?), de la imagen publicitaria hueca, del esteticismo sin alma, de los diálogos construidos para epatar con pretendido público culto.
Siempre tuvimos la mosca detrás de la oreja con Isabel Coixet, pero la mosca ya se ha puesto delante.

THE BOX es un bodrio precioso.
Una película delirante y maravillosa. Una historia de RICHARD MATHESON, muy TWILIGHT ZONE y muy serie B de los 50, pero como con diálogos escritos por un niño de 11 años todo el rato.
Una película única, inefable. Mala, pero genial. Como LA JOVEN DEL AGUA, KIKA o CAÓTICA ANA… Y una vez más se vuelve a plantear la situación ante la cual… ¿quién quiere películas perfectas como ÁGORA habiendo películas fuera de serie como THE BOX?
Yo no, desde luego.
Momentos de quitarse el sombrero, momentos de vergüenza ajena… Arte.
CAMERON DÍAZ está vieja y actuando fatal, como si estuviese en ALGO PASA CON MARY. Estupenda.
JAMES MARSDEN es como una chica guapa con mandíbula de hombre y FRANK LANGELLA está soberbio y magnífico como el misterioso hombre de la caja… Pero lo mejor, la impagable galería de secundarios extraños a lo LYNCH; el alumno perverso de la protagonista, la vieja de la cena, la mujer del hombre de la caja…
Seguimos sin saber por donde coger a RICHARD KELLY…
Sólo apta para paladares de vuelta de todo.

Por fin la comedia romántica definitiva, cargada de tópicos, diversión y almíbar, que necesitaba el LGBTIQ+. El Pretty Woman gay que no tuvieron muchas generaciones y que hoy pueden tener los adolescentes. Una película en apariencia ligera pero que supone una gran revancha cultural mostrando un multiverso idealizado que representa la verdadera normalización que saca el estigma del underground para transformarlo en aspiracionalidad mainstream. Un goce.

Pensé que RYAN MURPHY iba a tirar de frivolité, que su serie inspirada en el universo de PARIS IS BURNING sería un divertimento queer a lo SCREAM QUEENS, pero afortunadamente me equivoqué.
POSE es todo amor, adhesión y descarga emocional y vitalismo.
Los desahuciados encontrando su arcadia perdida.
Los gays, expulsados de sus casas, yendo al Nueva York del sida a encontrar su lugar en el mundo, a encontrar el glamour soñado, el amor y a construir esa familia que les fue negada.
RENT meets ANGELS IN AMERICA meets FAMA.
Sentido homenaje a esa gente que brilló y que luchó por ser feliz en un Nueva York pre-11S que ya no existe y que ya no está.
Una serie rebosante de humanidad y empatía que te dice que no estás solo.

Los dos primeros capítulos de esta serie, y los dos últimos, están dirigidos por el nuevo mago del suspense.
MINDHUNTER está muy cerca de ZODIAC, mi película favorita del director de SE7EN. La historia de cómo la policía americana introdujo la psicología en una época en la que se consideraba que un loco era una persona a la que había que abatir a tiros. Pronto entendieron que la única forma de adelantarse a un asesino era entender su manera de pensar…
Todo lo que ocurre en MINDHUNTER es extrañamente hipnótico. El turbador estilo de FINCHER impregna cada plano y su inteligencia inunda cada diálogo, todos dignos del cine negro de los años 40.
El protagonista es un actor magnífico, con cara de sospechoso del CLUEDO, un rostro cincelado para FINCHER.
Parece uno de esos actores de los 50 que fingían ser hetero.
Y otro actor que aparece en la serie y que es un sueño es el que hace del psicópata gordo de gafas.
Da mucho gusto ver a los protagonistas a salvo, de hotel en hotel, tomando café, mientras fuera se dan los más grandes psicópatas de las historia de los EEUU.
Da mucho ASMR.
Una serie elegante y enferma.
Impagable.