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Críticas de Er_Séneca
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Críticas 35
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
6
12 de septiembre de 2024
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En la Inglaterra de la Regencia (1811-1820), Emma Woodhouse (Lola Cardona) es una joven huérfana de madre que vive en las cercanías de Londres con su padre, el achacoso señor Woodhouse (Miguel Aguado). Desde que la señorita Taylor (Luisa Sala), quien fue su institutriz y ahora es amiga íntima y confidente, se casó con el señor Weston (Manuel Torremocha), matrimonio que Emma considera se debe a sus maniobras, la señorita Woodhouse se ha dado en hacer de casamentera de sus amistades y relaciones, contando con los gustos y aficiones de cada uno. El amigo de Emma y la única persona que la critica sin reparos es el caballeroso, discreto y siempre educado señor Knightley (Arturo López), su vecino y cuñado, varios años mayor que ella.

Precisamente contra el consejo de Knightley, Emma se empeña en que su nueva amiga Harriet Smith (Ana María Vidal), una joven sencilla, modesta y alejada del estilo de vida de la alta sociedad, renuncie a sus relaciones con un respetable y joven granjero, el señor Martin, para emparejarla con el señor Elton (Pastor Serrador), el vicario local. Esta intriga fracasa cuando Elton, un presuntuoso trepador social, se declara a la propia Emma, quien lo rechaza; Elton volverá posteriormente de unas largas vacaciones casado con Augusta (Concha Cuetos), de buena posición pero tan vulgar y vanidosa como su marido.

Por otra parte, llega al vecindario el apuesto y afable Frank Churchill (Pepe Martín), hijastro de la ahora señora Weston, a la vez que aparece en escena la también huérfana Jane Fairfax (Lola Herrera), elegante pero reservada muchacha con gran talento musical, y que busca colocarse como institutriz, acompañada de su tía y asimismo vecina de Emma, la señorita Bates (Luchy Soto), una solterona muy locuaz. Entre los diversos personajes mencionados se producirán una serie de enredos y equívocos que conducirán a una feliz conclusión entre las tres parejas que se terminarán formando...

Aseada adaptación de la celebérrima, y profusamente adaptada a cine y televisión, novela de Jane Austen. Una vez más, la pericia y buen hacer de Hermógenes Sainz, quien ya en 1967 era un veterano en la materia (aparte de unos pocos guiones originales), consigue trasladar de manera aceptable los aspectos fundamentales de 600 páginas de texto a apenas dos horas de emisión televisiva, repartidas en cinco capítulos. Toda la acción se circunscribe a cuatro escenarios bien conseguidos (aunque por supuesto el de la mansión de los Woodhouse es preponderante, tanto en su interior como en su patio ajardinado), cuyos diseños más o menos detallados se nos presentan como fondo a los títulos de crédito al comienzo de cada capítulo.

Aunque el desarrollo de los acontecimientos se presenta con habilidad, la relativa abundancia de personajes (y eso que en el guion se han suprimido los que en la novela eran menos relevantes) provoca a veces la confusión en el espectador, por lo que se recomienda familiarizarse un mínimo con sus nombres y sus intérpretes antes del visionado, por ejemplo, leyendo los tres primeros párrafos de esta crítica, en los que he intentado dar una pincelada sobre cada uno de ellos. Por otra parte, hay alguna ocasión, especialmente en el capítulo tercero, donde parece como si se hubieran hecho los ensayos con alguna precipitación y tanto los miembros del elenco como las cámaras no tuvieran muy claro dónde ubicarse.

Y hablando del reparto, qué decir de los ilustres nombres que conforman el mismo, y que como era lo habitual en aquellos dramáticos, dignifican la representación con todo el carisma y el pundonor que les eran habituales, dentro de una obra casi completamente sustentada en los diálogos. Destaca, claro está, Lola Cardona (ya treintañera) que acierta a trasladar con soltura la personalidad y peculiaridades de la protagonista, así como un Arturo López que siempre dotó a sus actuaciones de una magistral naturalidad. En resumen, una Novela que, si bien no está entre las de mejor factura, resulta amena y se deja ver con interés.
Er_Séneca
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5
11 de septiembre de 2024
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El argumento está ambientado en Estados Unidos, donde un tal profesor Wheel es un científico y catedrático universitario de ese país que trabaja en un programa espacial (aunque se presume que es de naturaleza militar, cómo no) de la NASA, en unas instalaciones al mando del coronel Parker. La esposa de Wheel, de salud delicada, es raptada en la casa del matrimonio en Florida por unos facinerosos de los que se sospecha provienen del otro lado del telón de acero, y que exigirán la entrega del profesor como rescate, todo ello con el fin de impedir la continuación de sus trabajos. A consecuencia de la angustia padecida, Wheel sufre un trastorno de su personalidad que le hace creer que tiene los huesos de cristal, a la par que el FBI toma cartas en el asunto...

Como muchos sabrán, Pedro Gil Paradela adaptó con gran acierto un montón de obras clásicas para el espacio "Novela", a partir de autores tan dispares como Turguenev, Tolstoi, Ignacio Aldecoa o José María de Pereda (suya es la adaptación de uno de los títulos más reconocidos de dicho espacio, "El conde de Montecristo", de Alejandro Dumas). Pero, además de eso, aportó a dicho espacio algunos guiones originales, como es el caso de "Los hombres de cristal". Aquí trata de hilvanar, con limitado éxito, una extraña historia en la que los elementos de intriga y espionaje se entremezclan con la bizarra locura del protagonista, tan cercana al Tomás Rodaja de "El licenciado Vidriera" cervantino, obra que jugará un papel trascendental en la recuperación de la cordura de aquél.

La producción se resiente tanto de su propia modestia de medios como de la debilidad de la trama, la cual se sustenta sobre unas exigencias argumentales demasiado ambiciosas para las características y las posibilidades del programa. Fernando Delgado hace una labor decente en su tarea de realizador (mucho menos conocida para el público que la de actor, y eso que dirigió una buena cantidad de dramáticos en TVE), y eso, junto con el gran oficio de los integrantes del reparto (especialmente un excelente Carlos Lemos cargando a sus espaldas con el grueso de la acción), consigue mantener a flote lo que en manos menos expertas hubiese naufragado sin remedio. En resumen, una Novela pasablemente entretenida, aunque no está ni de lejos a la altura de sus mejores títulos.
Er_Séneca
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6
2 de septiembre de 2024
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Es 1956, y tres malhechores deciden cometer un atraco en las dependencias administrativas de un cuartel británico (cuyas tropas están a punto de ser enviadas al conflicto de Suez), ya que están informados (no se dice cómo) de que en las mismas se guarda una gran cantidad de dinero destinado al pago de las nóminas. A tal fin, han urdido un ingenioso a la vez que intrincado plan para dar el golpe, el cual requiere inevitablemente para poder llevarlo a cabo que tengan que acceder a las instalaciones, y pasar desapercibidos una vez dentro, disfrazándose de soldados.

Es una cinta entretenida que deja buen sabor de boca, a pesar de que a veces resulte un tanto confusa por la gran cantidad de detalles que se van sucediendo rápidamente ante el espectador, no siempre explicados con un mínimo de claridad. Fuera de eso, el guión está trazado con oficio, uno de cuyos autores es nada menos que Nicolas Roeg, quien más tarde alcanzaría reconocimiento como director, especialmente por "Performance" y "Amenaza en la sombra". Por supuesto destaca y mucho, en un reparto necesariamente masculino, Stanley Baker, en uno de esos papeles de tipo duro y a la vez metódico que tan bien le van a su físico y a su estilo.

Uno de las cosas más destacables de lo que al fin y al cabo es una variación sobre el género de cine negro es la ausencia de tiroteos. El plan está sustentado no en la violencia, sino tanto en el ingenio como en la perfecta coordinación entre los involucrados y su capacidad de afrontar las posibles dificultades, siempre bajo las directrices de su líder Turpin (Baker), auténtico cerebro de la operación. En cualquier caso, un producto ameno aún con sus altibajos y algunos esfuerzos de credulidad por parte del espectador.
Er_Séneca
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7
31 de agosto de 2024
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Uno de los aspectos que más llaman la atención de esta serie es que Josh Randall no es sólo un cazarrecompensas buscando lucrarse en la captura/eliminación de forajidos más o menos peligrosos buscados por la justicia, y a la vez librar a la sociedad de tales individuos. Tal vez son más los episodios en los que, en lugar de, o como una consecuencia de su profesión, se ve involucrado en muchas aventuras altruistas en las que desempeña lo que hoy en día podría denominarse actividades humanitarias: entre otras cosas, libera hombres injustamente encarcelados (sin salirse de la Ley que lleva como bandera), localiza y trae de vuelta a su hogar a gentes desaparecidas, o incluso consigue que Santa Claus le traiga a un niño su ansiado regalo...

Esa hábil combinación de rectitud y abnegación, combinada con una producción de calidad en la que las andanzas del protagonista se hacen amenas y creíbles, y por supuesto la presencia imponente del siempre fotogénico Steve McQueen en un papel que actualiza el estilo del héroe a unos estándares más en línea con el momento histórico del rodaje, hacen que el producto final resultase tan perdurable y atractivo tanto al público de finales de los 50 y principios de los 60 del siglo pasado como al actual. A ello hay que añadir el atractivo que supone la abundancia de artistas invitados de incipiente prestigio a lo largo del show, como James Coburn, Warren Oates, Michael Landon y un largo etcétera.

Indudablemente aquí se adivinan ya las tendencias que marcarán el género a lo largo de los años siguientes, y que cristalizarán, cuando el mismo parezca ya casi agotado en su país de origen, en la celebérrima trilogía del dólar de Sergio Leone, con su protagonista el hombre sin nombre tomando prestados importantes detalles de los que exhibía Josh Randall en esta serie, por encima de todo el carisma individualista y reservado del personaje. En resumen, una serie entretenida que, aún con sus inevitables altibajos, no defraudará a los amantes del género, y probablemente tampoco a quienes no lo son.
Er_Séneca
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5
30 de agosto de 2024
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La obra nos muestra las andanzas de un padre en busca de los motivos que pudieron haber llevado a su hijo Miguel al suicidio. En esta búsqueda se va encontrando con diferentes personas que tuvieron un mayor o menor contacto con el joven, como una novia que tuvo, la dueña de la pensión donde residía, un sacerdote a quien confiaba sus cuitas, etc. El padre no veía al hijo desde que aquél se separó de la madre varios años atrás, pero Miguel sí visitaba de vez en cuando a la madre, con la cual seguía viviendo su hermana.

Los retazos que aporta cada una de estas personas van permitiendo al padre hacerse una idea de lo que rondaba por la mente del muchacho, de sus miedos y angustias, especialmente unas revelaciones que hace el sacerdote a partir de una conversación que tuvo con Miguel; conversación que retrotrae al espectador a aquellos momentos, que son los únicos en los que vemos al finado en carne y hueso.

Adaptada y realizada por el gran Juan Guerrero Zamora con su habitual oficio, la historia se va desarrollando de forma natural y fluida, en una serie de escenarios bien conseguidos (como una cafetería o la habitación del chico en la pensión, entre otros) que prestan credibilidad a la misma. Por su parte, las interpretaciones son tan solventes como cabe esperar de los nombres del reparto: Antonio Casas, Luisa Sala, Jesús Puente, Paco Valladares, Concha Cuetos... En este sentido, cabe destacar la curiosidad de que esta adaptación quiso mostrarse como un homenaje al actor Antonio Moreno, fallecido el año anterior, razón por la que aparecen numerosos actores y actrices de renombre como extras o figurantes, como Álvaro de Luna, Julia y Emilio Gutiérrez Caba, Luis Varela, José María Escuer, etc etc.

Sin embargo, el producto final no termina de cuajar en términos de interés o amenidad y termina haciéndose algo pesado. Ello es debido precisamente a cierta debilidad del material de origen, en el que las extensas peroratas de los personajes "interrogados" resultan un tanto demasiado artificiosas o directamente irrelevantes, lo que supone un lastre para el conjunto de la obra, la cual va languideciendo a medida que pasan los minutos, aunque su final llega justo antes de los límites del aburrimiento. Por ello, en este caso el "pasable" que acompaña a la nota de 5 me parece bastante adecuado.
Er_Séneca
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