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Críticas 46
Críticas ordenadas por utilidad
Críticas ordenadas por utilidad
2
4 de octubre de 2024
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
En esta cosa que dieron en llamar película, aparece el cuerpo desnudo y sin vida de una joven entre unos arbustos, en las cercanías de la barriada de la ciudad gringa de Los Ángeles que da título a la cosa. Ha sido asesinada. Y un extraño tándem, compuesto del hombre que descubrió el cadáver mientras iba de caza, y de un detective privado que resulta ser el hermano del sheriff local, se pone a investigar el asunto. Prácticamente todo lo demás sobra.

Esta cosa, a la que podríamos denominar mejor como martirio chino hacia el indefenso espectador, es una sucesión de despropósitos a cuál más necio. Sus autores parece ser que se las intentan dar de algo, por ejemplo, mostrando en blanco y negro las partes "actuales" de la historia (y que son las que están realmente rodadas en USA), mientras que las partes "pasadas", es decir, las que recrean las entradas que la difunta (de nombre Lu) dejó escritas en su diario, se nos presentan en color (éstas, filmadas en su mayor parte en Alemania, aunque se pretende que todo transcurre allende los mares). Tremendamente original.

De hecho, son los fragmentos de la cosa que nos muestran el presente los que tienen algún pequeño interés, y digo pequeño porque también tenemos que ver bobadas como que el detective tiene su "despacho" en la última planta de un edificio en construcción, al que todavía le faltan las paredes (muy chic). Porque en lo que se refiere a la representación de las aventuras y desventuras de Lu en relación al sexo opuesto, se parece más a un inclemente waterboarding en el que el espectador es sumergido sin piedad en una repulsiva mezcla de situaciones absurdas y patochadas sin la menor gracia hasta decir, o mas bien gritar, ¡basta!

No merece la pena perder más el tiempo con este título. Lo que más se salva de la cosa son unas estupendas tomas de los jardines del castillo alemán de Schwetzingen. Creo que con eso lo dejo dicho todo. Si de verdad quieres disfrutar de "La muerte en Beverly Hills", amigo, cómprate el poemario de Pere Gimferrer; ya sabes, "La noche tiene cálidas avenidas azules..."
Er_Séneca
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5
13 de agosto de 2024
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Otra de cine negro de producción modesta, pero que se deja ver, en la que se siguen las peripecias de Paul, un periodista que ha tirado su carrera por la borda a causa del licor, pero que, gracias a un chivatazo de Penny, su novia, alcanza la redención al verse involucrado en la resolución de un importante caso policial.

Paul está alcoholizado hasta las cachas y no piensa en otra cosa que no sea la priva, pero Penny decide darle una última oportunidad, en lo profesional y en lo personal, pero con la condición de que se mantenga sobrio las siguientes 24 horas. Cuando él le da su palabra, ella le hace sabedor de que, a través de su hermano policía (Brian Keith), ha llegado hasta sus oídos que Dutch Hayden, un peligroso delincuente fugitivo, ha transformado su rostro merced a la cirugía estética y va a acudir a cierto restaurante acompañado de Florence, su amante, antes de abandonar el país. De este modo, le ofrece en bandeja de plata una gran crónica periodística que habrá de servirle para recuperar la dignidad perdida en su trabajo.

En efecto, aparece un fulano con Florence en el local y a la hora indicados, y cuando el hermano poli y sus compañeros le dan el alto, se produce un tiroteo y el fulano muere. Pero, ¡ay!, al poco rato Paul da casualmente con el mismísimo Hayden, por lo que saca en conclusión que todo fue un montaje de éste para que le dieran por muerto y quitarse de encima a los polis. Lo malo es que, cuando Paul trata de informar a los que le rodean de los hechos, nadie le cree porque... bueno, no es más que un borracho que no sabe lo que dice. Y lo peor de todo es que Hayden ha visto que Paul le ha visto, y eso no le hace mucha gracia que digamos...

No es un mal argumento, y la peli está llevada con el suficiente oficio como para que resulte aceptablemente entretenida. El presupuesto fue bajo y se nota hasta cierto punto, y sinceramente creo que Jeffrey Hunter, el actor inicialmente contratado para el papel de Paul, le hubiera dado más empaque al personaje, pero por desgracia el bueno de Jeffrey se puso malo y hubo que contar con el tal George Nader. Como curiosidad anotar que Penny, la novia, está interpretada por la bella aunque algo envarada Joanna Moore, esposa que fue de Ryan O'Neal (unos años más joven que ella) y madre de Tatum.

En resumen, como se ha dicho, ni entusiasma ni aburre, está bien para pasar el ratillo.
Er_Séneca
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7
8 de agosto de 2024
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
La película sigue las aventuras y, sobre todo, desventuras de cuatro adolescentes (Dieter, Kohle, Karl-Heinz y Ángela) en el Berlín este de mediados de los años 50. Los cuatro forman parte de una pandilla que suele pasar las tardes bajo el viaducto del metro, junto a una estación que da a la avenida que se menciona en el título. En realidad, éste no es el escenario donde tiene lugar la mayor parte de la acción: esencialmente sirve como punto de presentación de los personajes, y en donde a partir de una gamberrada (Kohle rompe una lámpara de una pedrada para ganar una apuesta con Karl-Heinz que nunca llegará a cobrar) se desencadenan los acontecimientos. Es importante tener en cuenta que el muro de Berlín no se levantó hasta varios años después, por lo que la población todavía podía desplazarse a voluntad entre los dos sectores.

De entre los cuatro mencionados, Dieter es el único que tiene un trabajo estable. Le gusta disfrutar de su tiempo libre, por lo que rechaza obstinadamente unirse a la Juventud Libre Alemana, la cual era la organización oficial de la juventud en la RDA, a la vez que suele estar enfrentado a su hermano policía; ambos perdieron a sus padres en la guerra. Kohle, tímido y soñador, sin posibilidades laborales por su fracaso escolar, siempre está tratando de evitar el comportamiento abusivo de su padrastro, un sujeto bebedor y violento. Karl-Heinz dejó sus estudios porque sus acomodados padres pretendían largarse al oeste, pero como no quieren perder por ello la vivienda que heredaron, no dejan de aplazarlo; por ello, Karl-Heinz planea irse por su cuenta, y entretanto se dedica a robar carnets de identidad del este que luego trapichea en el oeste, en una actividad a la que Dieter se niega a sumarse. Este último y Ángela están enamorados; ella se lleva mal con su madre, la cual tiene una aventura con su jefe, que está casado, y Ángela tiene que abandonar el apartamento cuando él viene de visita, y esperar a las doce de la noche para volver. A partir de tales antecedentes se siguen una serie de eventos, que no voy a desgranar, que redundarán en tragedia para unos y en una cierta, matizada esperanza para otros.

Película de muchos quilates, es una mirada a la vez sensible y compasiva, con una enorme carga lírica, a la adolescencia en una barriada popular de una gran ciudad, entreverada con sutiles observaciones sobre las particularidades sociales de aquel lugar y aquel momento. A pesar de abundar el drama y la tragedia, el tono de la narración es sereno, contenido, fiel a la mentalidad de aquella cultura; eso la aleja un tanto de los componentes más emocionales, incluso desgarradores, de las producciones neorrealistas italianas, por entonces ya hacía tiempo agotadas, pero a las que, a pesar de todo, el filme tan cercano se muestra en sus planteamientos.

De hecho, guarda una sorprendente relación con la cinta de Marco Ferreri, que podríamos calificar de neorrealismo tardío, "Los chicos", la cual vio la luz sólo un par de años después que ésta, y que igualmente trata de los problemas y dificultades de un grupo de adolescentes que se desenvuelven con dificultades en un entorno social hostil. En cualquier caso, nos encontramos con una película enormemente interesante, como una especie de cápsula del tiempo en la que se han conseguido encerrar los elementos de mayor importancia de una época y lugar pasados, que se antojan ya remotos, con una excelente fotografía en blanco y negro y unas convincentes interpretaciones, tanto de los jóvenes, algunos amateurs, como de los adultos. De vez en cuando se adivina algún defecto técnico que otro, fruto más que nada de la modestia del producto, pero ello no detrae del gran valor técnico, artístico y argumental de esta sobresaliente producción. Altamente recomendada.
Er_Séneca
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9
7 de agosto de 2024
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Nunca olvidaré Gipsy's Acre como lo vi la primera vez. La gran extensión del paisaje llegando hasta el mar a lo lejos y..." Éstas son las primeras líneas de Michael, el protagonista de la cinta, cuando rememora los hechos que le llevaron a la presente conversación. Se muestra tranquilo, relajado, como simplemente pasando el rato con un viejo amigo.

Michael es un empedernido soñador, o mejor dicho era, porque ahora es una piltrafa, un desecho, una cáscara vacía. Michael era tan soñador que pasaba su vida fabricando fantasías, mundos perfectos en donde todo era belleza y ternura, en donde lo desagradable, lo hostil de la vida real ya no existían, pero tampoco los escrúpulos ni las restricciones morales. Sí, era tan soñador que pasó a residir en la mentira, en la ficción, porque su pobreza le impedía alcanzar, ni de lejos, esos sueños. Todo ello componía una poco recomendable amalgama para quien se cruzara en su camino.

"Noche sin fín" es una maravillosa aportación al género del misterio, aunque ni mucho menos se circunscribe a esa etiqueta. No entraré en si sigue más o menos fielmente la novela original, o si ésta merece o no la pena. Es una excelente película por sí misma, sin más, de aquel reducido grupo que he visto unas cuantas veces sin perder un ápice el interés. Ello se debe sobre todo, en mi opinión, a que en la misma se ha sabido crear... atmósfera. En todo momento el espectador se encuentra como desplazándose por una fascinante ensoñación, igual que le puede pasar viendo, por ejemplo, "Vértigo" o "El nadador", por un entorno irreal que encuentra su culminación en la casa, la espectacular casa en Gipsy's Acre.

Sí, hay misterio, hay romance, hay crimen, incluso si se quiere un elemento de terror, pero sobre todo hay una sabia profundización psicológica en una narración de mucho oficio, acompañada de una impresionante banda sonora de Bernard Herrmann y de unas solventes interpretaciones, entre las que destaca un Hywel Bennett, actor de físico peculiar, que le da el tono ideal a su personaje: recordemos que ya en "Nervios rotos" daría vida a otro individuo perturbado, acompañado allí igualmente por la bella Hayley Mills. La química y la compenetración entre ellos después de varios trabajos juntos es palpable. Y por supuesto está esa espléndida fotografía de Harry Waxman (quien luego repetiría su gran labor en "El hombre de mimbre"), que realza con brillantez los hermosos exteriores y también los artísticos interiores de museos o casas de subastas y, claro está, "la casa".

Si no la ha visto, anímese, no permita que le echen atrás malas notas o críticas negativas. Déjese llevar, sin expectativas ni prejuicios... y sorpréndase. Tal vez hasta repita.
Er_Séneca
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8
31 de julio de 2024
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Dividida en tres partes y con una duración total cercana a las cuatro horas, esta cuidada producción, aunque su argumento no sea de tipo histórico, reúne muchas de las características para ser calificada como épica: pantalla ancha, diversidad de ambientaciones, detallismo exquisito en las ambientaciones y la escenografía, así como una reconstrucción esmerada de los detalles de época y lugar en los atrezos y vestuarios, con una banda sonora orquestal que acompaña con acierto la acción, sin resultar intrusiva.

Pero sin embargo lo más destacado es la progresiva profundización en el conflicto interior de cada personaje, y la excelente representación del drama que surge en las relaciones de cada uno de ellos con los demás. Con unas interpretaciones de altos vuelos, el espectador se ve arrastrado cada vez con mayor empuje por el creciente torrente emocional que brota de la pantalla.

En este aspecto yo destacaría especialmente a Kirill Lavrov en su papel de Iván Karamazov, uno de los hermanos, pues si en los otros protagonistas se da una lógica y normal linealidad en sus caracteres, en este caso se parte de un individuo aparentemente sereno y razonable para, con extraordinaria habilidad, contemplar su gradual descenso hacia el delirio y la locura, todo ello como resultado de su rechazo frontal a todo valor espiritual, lo que le termina haciendo sucumbir ante sus propias contradicciones.

En resumen, una pequeña joya del cine ruso/soviético de la época, especialmente recomendada para los interesados en el estudio de las emociones humanas, siempre que, como es cada vez más habitual en nuestro tiempo, no se dejen amedrentar por unos diálogos que a veces pueden aparentar ser farragosos, pero que contienen mensaje y sustancia en cada palabra.

Las tres partes están disponibles en el canal de Mosfilm en YouTube, aunque ahí de momento con subtítulos sólo en inglés.
Er_Séneca
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