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Críticas de The Alchemist
Críticas 3
Críticas ordenadas por utilidad
10
21 de abril de 2006
15 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
A partir de esta premisa inicial, y basándose en el relato de Joseph Conrad El Duelo -que yo no he leído-, Ridley Scott construye una obra de arte en todos los sentidos. Las películas de Scott tienen un invariable encanto visual heredado del mundo de la publicidad en el que comenzó el Director inglés, y cuando esta especial sensibilidad se ha unido a guiones especialmente atractivos, ya sea por su originalidad, ya por su profundidad, ha conseguido verdaderas obras maestras -Blade Runner o Alien , por poner dos ejemplos más-; aunque, claro, cuando no hay nada más que abuso de lo visual nos encontramos con bodrios infumables.

En Los Duelistas se palpa la -positiva- influencia de Barry Lyndon , no sólo por la época, o las localizaciones; principalmente en la iluminación: la claridad del día siempre rota por oscuras zonas en sombra; desiertos nevados interrumpidos por "manchas" de tierra abrasadora; iluminación de interiores con apenas unas velas y unos fuegos... encuadres de tal belleza que llegan a aturdir
Al igual que en la mencionada Barry Lyndon, son auténticas pinturas, cuadros, de finales del XVIII y ppos del XIX, en movimiento. Ni un solo detalle se deja al azar, todas las partes son esenciales para el impacto conjunto.

La película, además, tiene gran parte de la opresión, e inevitabilidad de los relatos de Conrad , D’Hubert -al igual que Willard en El Corazón de las tinieblas- no puede escapar de su destino-Feraud, cuatro son los duelos que mantendrán a lo largo de su vida, ni siquiera su brillante carrera junto a Napoleón en principio, o Luis XVIII en final, le permiten escapar de su destino. Lo absurdo de las razones que empujaron la bola de nieve, ahora incontrolada, está remarcado a lo largo de la película: D’Hubert se cuestiona y es cuestionado por estas razones, pero llega un momento en que se difuminan y ya nada importan, hay que batirse mientras uno quede en pie.
The Alchemist
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8
18 de septiembre de 2007
13 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
El navegante ocioso ya sabe que Death Proof es el homenaje de Tarantino a las películas de serie Z, películas que, según cuentan, devoraba -con gusto(!!)- en uno de esos videoclubs en que se incubaba la generación que haría al Cine Independiente lo que Lucas y Spielberg a Hollywood.

Los 'Grindhouses' fueron muy populares en los '70. Eran cines, a menudo al aire libre, en los que pasaban películas de serie B de muy bajo presupuesto y altas dosis de tías macizas y sangre. Las películas que compraban salían tan baratas que eran proyectadas una y otra vez hasta el punto de rallarse o, incluso, quemarse por lo que podían llegar a perderse escenas completas -así que no se preocupen cuando vean que algo no les cuadra-. No importaba, nadie en su sano juicio buscaba un argumento que seguir o una historia coherente.

Aquí es donde Tarantino aparece. Combinando la estética visual de este tipo de películas, incluida la sensación de trasladar la acción a los años 70 tanto por las localizaciones -si hay un sitio donde no pase el tiempo debe ser Líbano, Tennessee- como por el vestuario o los decorados-, con la más absoluta ausencia de argumento y un buen chorreón de sus sueños más húmedos.
Apuesto a que recuerdan los pies descalzos de Mia Wallace mientras bailaba con Vincent Vega ese 'Quién lo iba a suponer' de Chuck Berry; o qué me dicen de la pedicura de Briget Fonda en casa de ese negro 'muddafucker'; o cómo empezaban a moverse los dedos de los pies de 'La Novia' en Kill Bill. Pues todas estas escenas juntas son pocas en comparación con el onanismo podal de 'Death Proof'.
La película está divida en dos partes, que bien podrían ser tres porque los últimos 15 minutos son algo completamente diferente a todo lo anterior, y -pies aparte- contiene todos los elementos del particular universo del director:
- Los diálogos ácidos, ágiles, aparentemente descarados aquí son entre chicas fatales, comehombres liberadas que imponen su ley. Cierto es que, a veces, pueden hacerse algo pesados
- La ex-estrella desaparecida con alguna película de culto en vídeo. Aunque Kurt Russell no sea Pam Grier, ni siquiera Travolta, tiene un nombre perfecto: 'Stunt man' Mike, y tiene ese punto mórbido que tan bien hace a cualquier malo que se precie.
- El vouyerismo en la muerte violenta...
- Una Banda Sonora como sólo el es capaz de hacer. No se pierdan los créditos finales.

En definitiva Tarantino en estado puro: un niño mimado y genial que quiere divertirse y nos divierte colándonos infinidad de engaños 'piadosos' para hacernos creer que no estamos viendo lo que estamos viendo.
The Alchemist
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10
21 de abril de 2006
9 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un Capo Mafioso -sin palabras la interpretación de James Gandolfini -, padre de familia, con una -o varias- amantes, con una madre froidiana, respetado por su gente, temido por sus enemigos, pero con los problemas de cualquier Padre de clase media alta americano, sufre un desfallecimiento por culpa del estrés y decide -eso sí, sin que nadie se entere pues Me meterían una bala por el culo- acudir al psiquiatra. Ahí empieza la historia, contada a través de las medias verdades, verdades enteras y sentimientos íntimos que Toni Soprano desgrana ante su psiquiatra y a través de los cuales nos muestra el día a día de un hombre que se enfrenta al mundo con la única ayuda de su familia, un mundo cruel, difícil, que siempre nos está poniendo a prueba y por el que sólo deseamos pasar de la manera más digna posible, tanto por nosotros como por los nuestros.

Vemos a un hombre poderoso pero vulnerable, asaltado por los problemas más mundanos, una madre que le hace la vida imposible por llevarla a una Residencia (¿o geriátrico?), un tío cascarrabias al que no sabe si quiere u odia, una hija adolescente y por hijo un preadolescente mimado, una mujer que se siente desplazada, un sobrino que no piensa en las consecuencias de sus actos, una amante que se siente como un coño, el cáncer que se lleva a un amigo, disfunción eréctil... y el prozac .

Vemos como la Mafia se adapta a los tiempos intentando mantener las tradiciones, vemos como hombres íntegros -más o menos buenos- luchan por mantener su integridad en un tiempo en que no se respeta ni la sagrada Omertá, en un tiempo en que los valores se difuminan en un tiempo en el que la mayoría nos encontramos perdidos.
The Alchemist
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