Hasta tres veces aplaudió el público asistente del festival de Valladolid al término del film. El largometraje era sin duda uno de los más esperados de esta edición número 52 de la SEMINCI, y parece que la gente quedó en su mayoría más que contenta. El debut de Wong Kar-Wai en inglés pasa con buena nota el examen del público, y además despeja las dudas que podía levantar Norah Jones en un papel protagonista. La cámara no tiembla al mostrar primeros planos de la actriz, y ésta se desenvuelve con suficiente soltura como para no desentonar ante la talla del resto de actores.

My Blueberry Nights es una hora y media larga dividida en tres historias casi independientes, enmarcadas en el particular viaje de Lizzie por encontrar su camino en el amor. Un escape emocional por la ruta 66 que lleva al personaje de Norah a tres lugares distintos, donde conoce a varias personas con las que de un modo u otro comparte su experiencia y aprende (o no) del resto. Historias de adicción, alegría y tristeza. Ilusiona y entristece por momentos, de forma velada, sin grandes sobresaltos, pero tocando el corazón.

El particular uso de la cámara del director oriental sigue presente en este acercamiento al cine occidental, que saca una gran belleza visual de todos los rincones. Su maestría y experiencia está presente, se nota en cada escena. Hay tomas, muchas tomas, a través de ventanas y cristales, con los protagonistas fumando o comiendo, desarrollando en silencio los sentimientos que quieren transmitir. Todos los actores están en ese sentido a muy alto nivel, especialmente David Strathairn en el papel de Arnie, un alcohólico con el corazón roto. Me encantó. Es su historia además, protagonizada junto con Rachel Weisz en plan femme fatale, la que mejor resuelta está, y probablemente la que más sensaciones transmite hasta la butaca.

No decepciona, es una película casi redonda en lo técnico y en sus pretensiones, y como introducción de Kar-Wai a un nuevo mercado es más que notable. Yo he quedado muy satisfecho, My Blueberry Nights es suficientemente buena por sí misma, aunque los seguidores del genial director quizá la vean por detrás de otras suyas.

Yo ya quiero más Wong Kar-Wai.

Me sorprende el terrible éxito de Homeland entre buena parte del público y la crítica, ¿tan bajo ha estado el nivel de esta última temporada en cuanto a novedades? Una serie que pinta a la CIA como una agencia de andar por casa y de lo más cutre, que tiene unos personajes imposibles de creerse incluso haciendo el mayor de los esfuerzos, que tiene un desarrollo más ridículo que el final de Los Serrano y que consigue que el telespectador, harto de tanta estupidez concentrada, acabe deseando que todos mueran y no haya jamás de los jamases más temporadas, no-puede-ser-buena. Nunca.

Yo entiendo que EEUU necesitaba una serie de terrorismo post-11S que además fuera algo ambigua al presentar el bien del mal y todo este rollo, pero es que Homeland no hay quién se la crea y además está llena de absurdos en su argumento. Lo único cierto es que las actuaciones son, en general, de primer nivel. Tanto Danes como Lewis están perfectos en sus papeles, lástima que los personajes no enganchen ni al más conformista.

Se lleva un 5 por unas buenas actuaciones, un buen montaje y unos grandes apartados técnicos (salvo los efectos de explosión, muy justitos). Por lo demás, una temporada y ni una más, que hay demasiadas series de calidad como para andar perdiendo el tiempo en una que va a estirar su trama hasta que los pobres lechones que la sigan no aguanten más.

Un comienzo perturbador, un desarrollo bien trenzado y un desenlace cargado de sentimientos. A esta gran película de Wim Wenders es difícil sacarle defectos, pues a un guión de nota y bien contado se unen unos actores de altura y un escenario de fondo de colores impresionantes. No decae casi en ningún momento, quizá a medio metraje un poco, aunque como sucede siempre con este estilo de cine a algunos pueda parecerle algo lenta.

En ciertos momentos contemplativa, hace partícipe de las escenas al espectador, sin olvidar que hay alguien tras la pantalla observando y sintiendo los extraños parajes por los que a veces hace caminar el amor más desatado. Porque "Paris, Texas" es una historia de amor loco y mal llevado que acaba destrozando, de un amor que termina salpicando a otras personas y demoronando las vidas de quienes lo viven. Culpabilidad, soledad, olvido. Quizá a veces demasiado fría, pero ante la escena del peep-show uno cae rendido.

Excelente fotografía, magistral interpretación y una banda sonora como anillo al dedo. Memorable.

Al principio algo desconcertante, Disturbia pronto muestra sus intenciones. Un thriller con intriga, ligerito eso sí, que no tiene ningún reparo en seguir casi paso a paso el planteamiento inicial de La Ventana Indiscreta de Hitchcock, pero no sin renunciar a ciertas aportaciones propias. Bien ambientada, con una puesta en escena interesante y atractiva, Disturbia nos presenta a un joven de 17 años que mientras pasa tres meses de arresto domiciliario se empieza a buscar distintos entretenimientos hasta que decide espiar a sus vecinos... Pronto descubre algo que no pinta nada, nada bien con uno de ellos.

Los actores están en general bien en sus papeles, destacando el "malo" David Morse, pero por desgracia la mayoría de personajes aportan poco y son demasiado superficiales, puro estereotipo. Nada grave teniendo en cuenta el público al que va dirigido el film y su género, pero podría haberse trabajado mucho más este aspecto.

Por otro lado, he leído que reinventa el género, o que da verdadero miedo. En realidad es completamente mentira, Disturbia es una película entretenida, sí, pero poco más. Palomitera para quedar contento y no darle muchas más vueltas. Lástima que el final destroce un poco las impresiones generales, no era necesario volverse explícito cuando durante todo el metraje se apuesta por la intriga, insinuando más que mostrando.

Que Jean Reno es un actor perfecto para el papel de León es tan cierto como que muchas veces se le ha infravalorado por sus actuaciones. En este redondo trabajo de Besson, rodado con un equilibrio perfecto entre la acción más bien llevada y escenas que desarrollan la relación entre los dos protagonistas, otro gran aliciente es el descubrimiento de Natalie Portman como una de las mejores actrices de su generación. Toda una "lolita" imposible que consigue comerse la cámara y traer de cabeza a León, en un juego de amor y seducción tan prohíbido como imposible. Y es que a su vida controlada al milímetro, Mathilda añade el ápice que necesita, pero al mismo tiempo desmoronando todos los valores con los que se mantenía día a día el personaje de Reno. Si te es posible, no pierdas la ocasión de ver la versión extendida en francés.

Por sacarle un pero, los "malos" quizá estén demasiado estereotipados.

El final es tan sencillo como perfecto. Un 10, sin pretensiones de grandeza llega a lo más alto.