El único spoiler que voy a hacer es más sobre mí que sobre la serie: no me van a pillar viendo la segunda temporada (que la habrá).

Con esta primera temporada he tenido la sensación de un mezclete entre Cube, Gantz y Perdidos. La producción es correcta y no parece una serie cutre en ningún momento, pero...

Los personajes, un poco sobreactuados para los estándares europeos pero muy del gusto de la cinematografía japonesa, se ven inmersos en un universo despoblado lleno de incógnitas y de peligros mortales, sin comerlo ni beberlo, y sin que en ningún caso nada de lo que vemos dé pistas realmente sobre lo que haya detrás. Y a mí, además, sin que me importe lo más mínimo. Es que ni curiosidad ya, oye. Porque en ningún momento la serie consigue que me preocupe lo que le pase a sus personajes ni los motivos por lo que sea que les ocurren esas cosas.

Como tantas veces en el caso de los mangas (y las obras derivadas de ellos), las explicaciones a los eventos y las deducciones que realizan los personajes se realizan a posteriori sólo para ver que tampoco es que casen demasiado bien con los eventos que han llevado a esas deducciones. Las cosas simplemente pasan. Lo cual es bastante aburrido, ya que en ningún caso tienes posibilidad de llegar a conclusiones "acertadas", simplemente esperar a ver qué explican (y decidir asumir que es así).

A día de hoy las historias de juegos de supervivencia controlados por una presencia inefable y poco menos que omnipotente respecto de los protagonistas no son nada novedoso. El juego del calamar tampoco lo es.

Los personajes, llevados a participar en un juego por ambición o pura necesidad económica, no pueden ser más arquetípicos y tópicos (puedes hacer un bingo con todos los que esperas encontrar y luego ir tachando conforme salgan, no te van a faltar ninguno), igual que su desarrollo (que si un arco de redención por aquí, que si alguien que es mucho más de lo que dice al principio por allá,... y hay veces que tampoco hay por dónde cogerlos).

Reconozco que me ha costado mucho llegar al último capítulo y sólo he aguantado por ver la explicación final, que no me ha decepcionado porque me la esperaba tan decepcionante como finalmente ha sido.

Para un viaje como éste no hacían falta tantas alforjas (9 capitulazos de casi 1h).

Lo bonito de las películas supuestamente experimentales, supuestamente arriesgadas y supuestamente oníricas, es que no necesitas realmente hacer nada extraordinario; simplemente gastas un montón de metros de película en algo sin pies ni cabeza y habrá quien defienda incluso lo que jamás se te pasó por la cabeza.

Yo, como mente simple conforme a la masa, no he visto absolutamente nada de todo eso que dicen que tiene la película. Tampoco soy de los que opinan que o la amas o la odias, más bien opino que es algo perfectamente olvidable.

Después de haber visto Equilibrium y considerarla una de mis películas preferidas, me sentí profundamente decepcionado con Ultraviolet.

No voy a hacer ahora una apología de todas las virtudes que posee la anterior película de Wimmer, pero está claro que Ultraviolet carece completamente de ellas. Las escenas de acción son muy típicas y no poseen la gracia ni el estilo que cabría esperar; a pesar de ser una cinta de acción también esperaba algún tipo de argumento sólido y buen guión (sí, sí, lo siento, la sombra de Equilibrium es muy alargada, lo sé, las comparaciones son odiosas).

Al menos no se me hizo demasiado larga, porque los actores son mas bien flojos (aunque del guión tampoco se puede sacar más), y... nada, si al final solo le encuentro defectos. Por no gustarme no me ha gustado ni la imaginería (por diós, que espadas más horrendas y que pistolas más aberrantes).

Llegados al caso, los primeros planos del trasero de la Jovovich son lo mejor de la película...

Slither (La plaga) es una película hecha al viejo estilo de las películas de terror de los 70 y 80, con más ganas que presupuesto y con mucha imaginación. La película recoge muchos típicos tópicos de la época, que si alienígenas, babosas mutantes, zombies... Slither los reune a todos en un argumento tan esperpéntico que además de funcionar (en el tipo de película que es) resulta hasta encantador (para los aficionados al cine ochentero de terror).

Justitos efectos digitales, mucho látex, un puntito de gore y un sentido del humor negro negrísimo y mucha diversión, a la que contribuye muy mucho Nathan Fillon, con quien encuentro ciertos parecidos (no físicos, más bien es el "aura") con Bruce Campbell (otro abonado al estilo de serie B), que creo que encantará a los fans del género, aunque los que no bien pueden ignorarla porque les parecerá cutre y sin mucho sentido.