Un combate sin riesgos en el que todo está arreglado de antemano.
Un héroe a la medida del público medio americano, un relato lacrimógeno transitado hasta el hartazgo, un realizador absolutamente impersonal pero que aplica obedientemente el recetario hollywoodense, un reparto resultón... ¡y a hacer caja!
Si ponemos "Cinderella man" frente a cualquier filme clásico de boxeo, la blandengue cinta de Ron Howard -en términos de calidad cinematográfica- no aguanta ni un round. El K.O. es estrepitoso, vergonzoso, indiscutible.
Otra cosa es lo que puede llegar a ocurrir en la taquilla, ya que todo está amañado para que sea un éxito de público.
Flojita.

La historia es atractiva, la película está muy bien llevada, la dosificación de la información (y de las emociones) te engancha, las actuaciones son perfectas y técnicamente es impecable.

Tiene, eso sí, algunos pasajes pausados, pero desde mi punto de vista plenamente justificados. Esto no es una serie de TV con polis persiguiendo a ladrones.

A mí me encantó.