Un nombre, "Prometheus", que seduce y crea un halo de misterio: ¿qué inventará Ridley Scott sobre el robo del fuego a los dioses (según la mitología clásica)? ¿qué idea propondrá sobre la búsqueda y el encuentro de nuestros orígenes? ¿me dará que pensar? Un trailer llamativo, donde deslumbran efectos especiales, actores como Charlize Theron y una introducción a la historia que relata que te deja con sed de saber más. Todo te indica que esta película es de asistencia al cine obligatoria, y más si puedes disfrutar de ella como si estuvieras dentro, en 3D. Empieza la película. Muy buen comienzo, la historia termina atrayendo aún más al principio, donde la curiosidad por los temas que se exponen y las ganas de conocer cómo los resuelve el director se acrecentan. Pero conforme avanza la película, decepción tras decepción por su triste contenido y desenvoltura de la trama, por la ridiculez y lo previsible de la acción, por las chorradas sin sentido que conforman el contenido de la historia. Aconsejo que nadie la vea, pues no merece la pena. No cambió nada en mi imaginación ni introdujo ningún pensamiento en mi cabeza ni si quiera la misma noche que salí del cine, tras haber esperado desde una hora antes del fin de la película que terminara ya. Y los efectos en 3D ridículos. No cambia nada si la ves así a si la ves normal. Es decir: decepción tras decepción. Lo único que se salva es el principio de la trama y el último minuto del final por la curiosidad que puede causar en los cinéfilos.

Me sorprendió por completo. Me esperaba una película más y me encuentro una obra maestra, que toca un tema desconocido por el mundo occidental imprescindible de investigar, de una forma que entrelaza personajes de mucha profundidad e intensidad. Me conmovió y no fue suficiente verla una vez para absorberla lo suficiente. Temas cotidianos y extraordinarios, crueldades intolerables y luces de esperanza en un barrio donde la gente que nace allí parece condenada a sufrir barbaridades y a tener un grado de crueldad y dureza sin el que, parece ser, no se podría sobrevivir allí.

Alegría de vivir, o "joie de vivre", como dirían los franceses. Esta película, a la par de dramática y mostrar una historia durísima en la época en la que el mundo se volvió loco (Europa nazi) es un llamamiento a la alegría por vivir, un mensaje de que todos venimos a este mundo para ser lo más felices que podamos con lo que somos y tenemos. A pesar de todo lo que transcurra alrededor, de que sólo se vivan tragedias y crímenes contra la humanidad día tras día, hay cabida para el amor romántico, para el amor familiar, para los principios, para compadecer, amar y ayudar al prójimo. Hay espacio y tiempo para ser felices haciendo felices a los demás. Esta película es todo un mensaje de amor hacia la humanidad, mostrando que en medio de toda la oscuridad que trae el odio, hay luces brillando llenas de amor que entregar y de fuerza para sacar lo mejor de cada momento.

Sin duda, la obra cúlmen de los hermanos Marx. Recoge todas sus excentricidades, su humor, su arte y hace la mejor mezcla y mejor versión de todo ello. Cada uno de los hermanos protagoniza el mejor de sus papeles en la gran pantalla. Y todo ello, viniendo de estos sobresalientes cómicos hermanos en la mayoría de sus películas, convierte a ésta en una matrícula de honor. Sin duda, cualquier pequeño aficionado al cine que se precie debe haber visto esta película unas tres veces (imposible "sacar todo el jugo" a la película en una sola vez) y saberse de memoria una de las mejores escenas de la historia del cine: el camarote de los hermanos Marx. Aconsejo: nadie la vea sin conocer a los Marx de antes en otras películas, pues no se podrá disfrutar tanto como se puede y se debe si no se conoce el rol y el humor de cada uno de los hermanos.

Machista e inaguantable. Ningún momento hilarante, siendo una serie de humor con tantísimas temporadas y tantísimos capítulos... Ni hecho a propósito. Nada entrañable. Parece el sueño erótico de un perdedor. Mujeres tontitas que siempre buscan compromiso y que incomprensiblemente aceptan cualquier cosa que les hagan sus dos desagradables protagonistas (a los que yo, como mujer, no tocaba ni con un palo). Es incomprensible que en pleno siglo XXI se cree una serie así. Y más incomprensible que tenga la audiencia que tiene o que se haya llevado nominaciones a premios. ¿Aún consentimos lo que ellos nos venden?