Más que una película podría ser una colección de piezas de museo, exquisita y maravillosamente filmada, con un contraste de luces que refleja la dinámica de poder entre el mal y el bien; la luz y la oscuridad. La actriz principal es maravillosa, encontrando cada mirada en el momento justo. Bruno Ganz resulta contenido al principio, serio y estoico, pero su personaje irá teniendo matices más expresivos al cabo de los minutos, mientras que Klaus Kinski está igualmente soberbio en su papel de Nosferatu.

He de admitir que la anterior película que vi del director: Gegen die Wand, me impactó más, tal vez por la fuerza de las actuaciones y me esperaba una película parecida. Para mi sorpresa me he encontrado con algo completamente distinto, sin la misma intensidad o energía, y con un carácter propio.

Sigue tratando el director de hacernos ver lo difícil que es unir culturas en un mundo cada vez más globalizado.
Es una película sobre la redención humana, la búsqueda de la paz y el entendimiento con el otro por muy doloroso que haya sido nuestro pasado.

Recomendable.

Esta es una película sobre las oportunidades perdidas, en esta ocasión con el símbolo de un café que nunca llega por más que uno se esfuerce. A veces nos toca consolarnos con una amarga victoria o una tranquila derrota representada en el deambular errante en una ciudad gris y vacía, y hay belleza y contemplación en la melancolía.

El protagonista se siente perdido. Es un vividor malogrado que vive por no morir, un dependiente de su padre, un niño rico que no da un palo al agua, pero que no tiene mal corazón. Le falta comprenderse mejor, y se va comprendiendo a medida que avanza la película con diversos personajes, pero sin obtener el café.

Una película de premisa simple y de alcance profundo. Una película que me ha gustado y que quizás vuelva a ver. Más que recomendable.

Película que parte de una idea naíf y arriesgada, tanto que podría haber caído en un mundo de amargura y desazón, pero bien llevada al final. La música es un elemeento indispensable para el disfrute de su visionado, compuesta con gran encanto y llena de nostalgia de la infancia.
Además de la música, la actriz principal sobresale en su papel, mostrando miradas cada vez más dulces y melancólicas.
Aunque sea un "cuento de hadas" por sus ideas y ejecución, no lo es de los felices o de los de sobremesa. Lo inocente y fantástico va conduciéndonos a la vida real, un cuento de hadas y tristes pero hermoso.

Quizás peque de ser un poco larga para contar esta historia, pero el regodeo en las miradas, los silencios y los planos largos también tienen sus ventajas, las ventajas que conllevas la contemplación del trabajo bien hecho. No la veo realmente como una crítica de la sociedad. Es un estudio de personajes, especialmente de uno, un chico que resulta ser una de las figuras más malvadas y maquiavélicas que he visto en el cine, con una lenta evolución, o involusión dependiendo de cómo se mire, hacia el abandono y la desintegración social. Recomendable.