Lo que más valoro, por encima de cualquier otro factor es la honestidad. Me da igual que lo hagas mejor o peor, si lo que me cuentas me lo cuentas honestamente me tienes ganado. Porque por encima de la calidad esta la integridad. A veces no son las mejores obras pero si son las más integras. Tienen unas intenciones muy claras. Quiere contarte algo y lo hace. Punto. No te engañan. Lady Bird, de Greta Gerwig, es una de esas obras.

Lo que quiere hacer es contarte algunas de sus experiencias en una época tan convulsa como es el último año de instituto. Desde los primeros minutos se intuye que va a contártelo sin filtros. Es su visión del mundo y lo único que quiere es compartirlo. De ahí que sea tan bonita. En todo momento podemos ver algo que la directora ha querido que viésemos. Estamos contemplando una ventana a su alma. Y se nota, en cada detalle, en cada escena. Pero sobre todo se nota en los personajes. Cada uno de los personajes tiene puesto un mimo que confirma que para Greta hacer esta película lo era todo. Viendo la película siento como si, a medida que la hace, Gerwig estuviese reconciliándose con su pasado.

Su medio para la catarsis es esta “coming of age dramedy”. Como toda película coming of age cae en clichés y tópicos. En otros casos sería motivo de queja pero aquí no. Porque la directora lo cuenta a partir de su sensibilidad, de su manera de ver el mundo. Coge las situaciones que todos conocemos y las subvierte bajo su lente. La relación amor-odio con la madre, el despertar sexual, el tedio del colegio. Todo ya lo hemos visto pero nunca así. Se nota que la directora habla de algo que conoce. No puedo explicarlo del todo pero tiene algo de puro. Parece real. Algo que podría pasar, a pesar de ser una ficción.

En mi opinión esto lo consigue gracias a su estructura. En vez de mostrar un camino, Greta Gerwig nos enseña una sucesión de momentos. Cada uno de ellos tiene su valor y su significado y no están puestos por cortesía. Se ahorra los momentos aburridos que surgen siempre cuando se intentan conectar dos puntos importantes. Lady Bird funciona como la vida, porque al final es de esta manera cómo funcionan nuestros recuerdos. Nuestra mente almacena miles de momentos, algunos de ellos efímeros, incluso que parecen insustanciales de primeras. Pero si aún los recuerdas es que supusieron algo para ti que no eres capaz de entender. La mente humana es algo complejo y no voy a aventurarme aquí a hablar de sus particularidades. Solamente que las memorias son caprichosas y puedes olvidar caras o nombres pero no sensaciones. Aquí radica la magia del film, la directora nos transporta a ese torrente de emociones y sentimientos inefables y volátiles propios de la memoria.

De la misma forma que la escritura o la pintura, el cine también es una manera de expresarse al mundo, de hacerse sentir. Como todo medio artístico consigue dar voz a una gran artista como es Greta Gerwig que ha decidido abrirse para mostrar su personalidad al mundo. Ella ha considerado importante recordar su adolescencia y su paso a la madurez porque sentía que debía contarlo. El medio ha ejercido como agente terapéutico.

Greta rememora todas las estupideces o errores que cree haber cometido en ese periodo tan específico de su vida y, que cosas que lamentaba u odiaba han sido las que han acabado por definirla y convertirla en la persona que es hoy en día. Es imposible no conectar con eso. Todos tenemos nuestras cargas y nuestros defectos; al final son los que nos definen como individuos. No es de extrañar que muchas veces los personajes de la película se comporten como imbéciles, todos nos hemos comportado así en esos años. Lo maravilloso, y donde vuelve a triunfar la directora, es en hacernos ver que aunque recordemos esa época con un poco de vergüenza también nos debe emocionar todo lo que hicimos. Esa mirada entre tierna y nostálgica permea en todo el metraje y hace que sientas lo que sucede como algo personal. A lo mejor no te ha pasado nada remotamente parecido pero es la cercanía y el trato de las emociones lo que consigue ese efecto.

No puedo ser imparcial ni objetivo con una obra que me ha llegado a lo más hondo del corazón. Por su honestidad, por su pureza. Porque la directora desnuda su alma para nosotros pero sobretodo porque también se desnuda para ella. Porque tiene la necesidad de expresarse y lo hace sin ningún tipo de florituras. Solo por el atrevimiento y el riesgo merece todo tipo de halagos. Mis felicidades por tu obra Greta ”Christine ”LadyBird ”Mcpherson ” Gerwig. Me has ganado para siempre

Sunset Boulevard; calle famosa conocida por ser el sitio donde viven las grandes estrellas de Hollywood. También dícese de la metáfora que se usa para explicar el fin de una vida o de una era. Con estas definiciones centro mi crítica en Hollywood y en una de sus etapas doradas que llegó a su fin, el cine mudo.

A simple vista, Sunset Boulevard (Billy Wilder, 1950) cuenta la historia de Joe Gillis, un escritor mediocre que debe huir de sus acreedores. Para esconderse y proteger su coche, decide refugiarse en una casa supuestamente abandonada. Sin embargo, por coincidencias del destino, se encuentra con la dueña del mastodóntico edificio, Norma Desmond (una antigua actriz del cine mudo) y su criado Max. Norma decide que Joe corrija el guion que ha escrito para volver a la pantalla por todo lo alto. Parece simple pero, detrás de este resumen, se esconde una historia compleja y amarga.

Porque el protagonista de esta obra no es Joe Gillis (William Holden) sino Norma Desmond y Max von Mayerling alter ego de Gloria Swanson y Erich Von Stroheim, respectivamente. Ambos pertenecen a una época pasada donde fueron los mejores y acabaron olvidados por el espectador medio; los años 20 y 30 de Hollywood. En aquella época las estrellas eran las personas más importantes del mundo y la industria cinematográfica americana obtenía ingentes cantidades de dinero. Todo iba bien hasta que la llegada del sonoro en 1927 acabó destruyendo alguna de las carreras de estas estrellas. Una de ellas, Gloria Swanson, vio como de la noche a la mañana dejaba de participar en películas, hasta desaparecer del panorama actoral del momento. Por su parte, Erich Von Stroheim que ya había sufrido los estragos de un sistema de estudios que no le permitía realizar su película deseada, vio en el nacimiento de los films hablados el fin de su vida como director (su último film data de 1929) y a partir de entonces solamente realizó trabajos como actor.

Y esos hechos, Wilder, como cinéfilo que era, los conocía a la perfección; por eso hizo del film un homenaje hacia ellos pero siguiendo con su visión cínica de la vida, este se acabó convirtiendo en una sátira cruel y ácida que quiere hacer ver al espectador las consecuencias de la fama. Para conseguirlo, tanto Gloria Swanson como Von Stroheim se interpretan a ellos mismos, sobreactuando para obtener una versión más satírica que la real.
Para entender mejor esta idea se debe hablar de cómo actúan tanto la actriz como el director. (Sigue en spoiler)

El cine de superhéroes atrae al gran público, eso es un hecho; tal como se puede ver en los estrenos más destacados de la taquilla mundial de lo que llevamos de 2016 como son Deadpool por una parte y Batman vs Superman por la otra. Lo que ya es más complicado es discernir que provoca este interés hacia esta clase de obras. Si nos centramos en los máximos exponentes del género, la división de películas del Marvel cinematic universe, observamos cómo han cambiado la concepción que se tenía de este tipo de cine.
Pensando en esos filmes, se observa que tienen una continuidad entre ellos, desde los orígenes de cada uno de los vengadores a la unión de los mismos en la película con el título del grupo. Pero el film donde esta interconexión se hace más patente, tanto para bien como para mal, es, sin duda The Avengers 2: The Age of Ultron.
La trama, a grandes rasgos, es la siguiente, después de la batalla de Nueva York que ocurre en The Avengers , Iron Man busca una forma de mantener la paz en el mundo y evitar que sus seres queridos mueran . Durante la creación de un programa protector, este se corrompe y se pone en contra de su creador y de los Vengadores, ocasionando una nueva batalla para la supervivencia de la tierra primero y de los héroes después.
Como película por si sola deja mucho que desear, la trama es bastante simple (con referencias y similitudes al monstruo de Frankenstein,ejerciendo de malvado pero de un modo muy risible), y si no se ve en el cine pierde su valor ya que lo único que destaca por encima de todo son los impresionantes efectos especiales. Pero, cuando se relaciona con todos los films ya hechos y los que se harán es el momento donde esta obra empieza a ser interesante. Y, es que, The Avengers 2 se parece más a un capítulo de un libro o un número de una serie de cómics que a una película.
¿Por qué pasa esto? Bien sencillo, es una ficción que parte de unos eventos pasados y adelanta la acción para entregas futuras.
*Continúa en zona de spoilers

Al grano. Esta obra realizada por Tim Miller en 2016 es todo lo que una película de superhéroes debe tener.
La historia es superflua pero, a quién le importa la historia principal. En estas producciones lo que interesa es la evolución de los personajes o las tramas que aparecen en medio del camino principal.Aquí, cuando Wade Wilson descubre que tiene cáncer decide alejarse de todo lo que ama para intentar curarse. El método para hacerlo es un poco radical, pacta con una gente que lo tortura para volverlo mutante y sacar su poder interior. Lo que viene después es una trama de venganza donde Deadpool busca a sus torturadores y una de amor al intentar reencontrarse con su amada.
Además de la historia, el film tiene acción, a raudales. Las luchas, peleas y batallas son puro espectáculo. Coreografías bien trabajadas, golpes contundentes, movimiento de cámara fluido y, especialmente sangre y carne. Aquí es cuando la clasificación por edades hace acto de presencia, sobretodo en los desmembramientos, la sangre (he dicho sangre, sí, sangre, mucha sangre) y en los impactos.
Pero lo que hace especial a Deadpool es su uso del metalenguaje. En todo momento hay coñas en las que el protagonista se ríe de todo lo posible desde a otras películas hasta a él mismo pasando por críticas al propio género.
En conclusión, que sé que con lo dicho ahora tenéis ganas de verla. Si os gustan los superheroes pero estas un poco cansado de todo lo visto en los últimos años, Deadpool es un giro de tuerca. Su humor macarra y su visceralidad dan un aire fresco a un cine que, aunque trillado aún le queda mucho por delante. Esperemos que la secuela nos siga ayudando a sobrevivir a la monotonía. Estaré esperando mirando mi reloj de hora de aventuras (guiño,guiño).

Lo que me hizo enamorarme del cine de terror es su capacidad para ocultar sus significados en un primer vistazo. El género brilla cuando ocultan su potencial bajo una capa. Las mejores obras son aquellas que, al escarbar un poquito en su superficie, encuentras un mundo más terrorífico que el que yacía arriba. Este juego de ocultar, enturbiar la mirada siempre me ha atraído porque al final todos acaban atacando a lo mismo, al miedo a lo desconocido.

Está claro que The Witch no es solo la película de una familia colona intentando sobrevivir o que Babadook no es la lucha entre una familia y un monstruo. Alien no es solo una película de un extraterrestre. Silent Hill no es solo el rescate de tu hija. No importa el medio o la obra, siempre hay algo más, algo que cuando se manifiesta aparece un dibujo más completo que el anterior y, en consecuencia, más terrorífico. Por eso mismo a la hora de aproximarse al terror hay que tener en cuenta ambos niveles, el superficial y el que subyace.

US, en un vistazo superficial es una muy buena película de terror que aporta su granito de arena en un tema tan tratado como la Home invasion. En este tipo de argumentos los protagonistas deben enfrentarse a una amenaza exterior que quiere apoderarse de su hogar. Después puede haber todos los giros y las complicaciones que se deseen pero la base es esta. Hay un depredador y una presa y de su interacción nace la tensión para mantener la película a flote. Funny Games, You’re Next o Don’t Breathe son algunos ejemplos de cómo el tema puede ser moldeado a gusto de cada creador. Peele en esta parte lo borda. No solo aprovecha los clásicos para construir sobre ellos sino que aprende de su anterior trabajo para mejorar en la parte visual y de dirección. Hacía tiempo que no estaba tan al borde de la taquicardia mirando una película. Que el director haya decidido combinar el desasosiego con la comedia me parece una decisión acertadísima que no sabía que quería hasta que apareció en mi vida. No miento si digo que algunos de los momentos más graciosos que me ha dado el cine este año se encuentran en esta película. Había momentos en que no sabías si la risa venía de la tensión acumulada o de la carga cómica de la escena.

El responsable de US es un sádico que quiere verte sufrir. Cada decisión de guion, cada movimiento de la intrincada partida de ajedrez, cada colocación de cámara. Todo está preparado para que el espectador se estremezca durante el visionado y, a pesar del sufrimiento, está tan bien hecho, tan milimetrado que es una absoluta delicia.

Si nos quedamos en la superficie obtenemos un film muy disfrutable que partiendo de la home invasión típica ofrece una historia única gracias unos giros que, a pesar de poder gustar más o menos , crean una experiencia diferente. Incluso los giros, un poco pillados por los pelos, acaban funcionando en el mundo de ficción orquestado por la mente de Peele.

Ahora bien, como buena obra de terror, es cuando nos alejamos de la superficie para adentrarnos en el subsuelo cuando encontramos lo que convierte US en algo especial, al menos para mí. No solo consigue superar la tensión de la Home Invasion sino que plantea unos temas y deja ir ciertas ideas que infundan puro terror. Si arriba se palpaba la tensión, abajo aparece el terror que a mí me gusta, el que nos muestra algo que no queríamos saber, algo que era mejor que hubiese permanecido oculto.

[Continua en zona spoilers por falta de espacio, no spoilea nada de la cinta]