La felicidad es recuperable hasta en las peores situaciones de nuestra vida; y es el gran mensaje de este film aparentemente fantasioso pero, en el fondo, muy realista a pesar de un guión que se empeñe en enturbiarlo con una innecesaria ciencia de viaje en el tiempo que como es lógico no conseguimos situar porque, evidentemente, no se puede por mucho que lo intentemos.
Guión arriesgado que no eclipsa el mundo de sensaciones y pensamientos que nos transmite ese frescor de un amor de juventud donde siempre una de las parte apuesta más que la otra y donde el destino se convierte en un cuervo negro, truncado por hechos dolorosos de perdidas y egoísmo donde parece, cuando ya es tarde, que lo inevitable, la muerte misma, muestre la luz de salida.
Pasado, presente y futuro se combinan para dar soluciones; donde el sentido común, el pensamiento y el amor puedan triunfar en definitiva.
Película actualmente en cartelera, con unas interpretaciones de él ( Javier Rey) y de ella ( María León ), brillantes; y con premio en el último festival de Málaga.