Eternal Sunshine of the Spotless Mind es una película de Michel Gondry, lanzada en el 2004. La historia de Joel y Clementine, que viven en un universo donde es posible contratar los servicios de una compañía para borrar los dolorosos recuerdos. De opuesto temperamento, después de vivir una relación idílica la ruptura es inminente, la separación lleva a Clementine a elegir borrar a Joel de su memoria, él al enterarse decide hacer lo mismo, sólo para descubrir durante el proceso, que no quiere perder todos los agradables momentos que compartieron.

La película es una reflexión sobre el maravilloso viaje que es el amor, desde el entusiasmo inicial, la esperanza compartida, las noches en vela, esos pequeños infartos, esos desbocamientos de corazón, esos nervios, las tímidas sonrisas, las carcajadas compartidas, hasta las concesiones, las discusiones, los gritos, los golpes a la pared, los silencios, los reclamos, la separación y la angustia que trae, las noches solitarias, apagadas, las miles de preguntas sin respuesta, la resignación, la pequeña muerte y la resurrección.

La película me gusta por un sinfín de razones: por el guión de Charlie Kaufman, por la Clementine de Kate Winslet, con su cabello multicolor y su carácter arrebatado, por la música de Jon Brion, viñetas que acompañan a esta historia fragmentada, por el Everybody's Gotta Learn Sometimes de Beck, por los paisajes helados, por las tonalidades azules, por el honesto esfuerzo de Jim Carrey por probar que más que un cómico es un actor, por el reparto, por el enigmático y largo título (que me gusta pronunciar), por los recuerdos, por el olvido, por el amor, por el dolor, por la neurosis, y por el cuestionamiento.

Sin lugar a dudas, una de las mejores películas que vi del año. Su guión -muy original por cierto- hace crítica a la sociedad norteamericana donde reina el espíritu salvaje de la selva, donde el más fuerte sobrevive. El débil, el "looser", el fracasado no tiene cabida en este sistema. Sútil e irónicamente se burla de esta característica de la mayor potencia del mundo, que olvida el humanismo, la solidaridad, el compañerismo, el altruismo, y donde lo único que importa es llegar a ser primero en todo, sin importar que esto constituya aplastar cabezas.

Excelente dirección de los novatos en films Jonathan Dayton y Valerie Faris. Me tenían acostumbrado a excelentes videoclips como los que produjeron para los "Red Hot Chili¨Peppers", y sin ninguna duda, no me defraudaron para nada en este primer film.

Con aires de película netamente independiente y de bajo presupuesto, puedo decir que entre todos los films nominados al Oscar como "Mejor Película", esta se merecía ganar. El reparto en conjunto, brillante. La actuación de Alan Arkin, magnífica.

Repito, una de las mejores películas del año y sin duda alguna, no será efímera.

La película enfoca varios dilemas: personales y sociales de los protagonistas. Muestra una sociedad americana racista de la década de los 60 y las personas de color que la sufren, una niña de 14 años descuidada y a veces maltratada por el padre, la soledad de la niña por la pérdida de la madre, sentimientos de culpa por parte de la misma, etc.

Con estas historias, parece un film que promete, pero sin embargo no lo hace.

Las actuaciones de los actores no convencen, me resultan sobreactuadas, en especial la de Queen Latifah, y la mismísima Dakota Fanning de quien me esperaba mucho más, la que tuvo una actuación superior al resto del elenco fue la oscarizada Jennifer Hudson, pero tampoco se aprovecha todo el potencial que había demostrado en "Dreamigirls", Paul Bettany creo que está correcto, pero las hermanas que interpretan la hermosa Alicia Keys, Sophie Okonedo y Queen Latifah, no están a la altura que el film requería.

Es un film excesivamente meloso, con actuaciones mediocres, con un ritmo lento y aburrido, una dirección muy "light" que deja un sabor de miel aguada en la boca.

Visualmente apabullante, la fotografía de Richard Deakins es simplemente onírica, se puede sentir el polvo en el gusto. (Por favor, denle ya el Oscar a este señor)
Con una banda sonora majestuosa de Hans Zimmer consiguiendo una atmosfera celestial en un mundo cyberpunk.
Personajes profundos, androides más humanos que los propios humanos.
Un guion que expande lo iniciado por el Blade Runner de 1982 y una dirección brillante de Villeneuve, hace que esta película nazca, crezca y muera bajo su propio peso, como lágrimas en la lluvia.
Una obra maestra instantánea como su predecesora.
Excelente. 10/10