Reconozco que me gusta mucho la ficción histórica y las cosas chinas (así, a grosso modo). Así que esta serie tenía buena pinta, ¿no? A priori contaban con una premisa simple y muy interesante: la vida de las concubinas en la Ciudad Prohibida en el siglo XVII. Los chinos me la colaron una vez más, como no.

¿Qué podíamos esperar? Quizás no "Los Tudor", pero sí (ademas de una lección de historia) un vestuario impresionante (no era malo), grandes decorados, luchas por el poder, traiciones, amor (ya que es un drama romántico)… ¿Demasiado? Pudiera parecer que sí.

La serie comienza con la selección del emperador de unas nuevas mozas para el harén real, y por supuesto, a parte de ser bonitas importaba de que familia venían. Así, sin ninguna idea de historia china, suponía que las relaciones de las familias de las concubinas con la política iban a ser esenciales para la trama. Nah. Aquí la trama principal la lleva Huan Huan (o algo así) y sus dramas: ella era la única pringada que cruzaba los dedos para no ir a la Ciudad Prohibida y servir al emperador. Pues la primera en la frente, amiga, el emperador se prenda de ella y la meten en un nido de víboras cuyos objetivos son:

1. Ser la preferida del emperador = Que las escoja para acostarse con ellas, vaya.
2. Quedarse embarazadas del emperador.
3. Que las otras concubinas no les lancen gatos asesinos animados pésimamente para provocar abortos.
4. Si el embarazo llega a término, que los niños sean los preferidos del emperador.
5. Hacer la vida imposible a las otras concubinas malas.
6. Si te queda alguna amiga, mantenerla.
7. Que el emperador no las deje en el ala de Concubinas Abandonadas.

Y poco más. Creo que hay una batalla contra algún ejército, pero vamos, se la nombra.

Probablemente la producción fue muy modesta: abundan los planos cortos, de los que solo enseñan lo poco bueno que han comprado, no tiene demasiadas localizaciones ni exteriores, los efectos especiales son prescindibles y horrendos (en serio, ese gato asesino robótico no tiene desperdicio) y los actores no dan para mucho. Si todo esto lo riegas con un guión torpe y melodramático pues te queda un producto que se sostiene porque son seis capítulos y “parecía que despegaría”. Lastima, no fue así. Aunque por otro lado, igual la historia de estas señoras no daba para mucho más.

“Hacerle fotos, tomarle las huellas; miradle bien los dientes. Si se resiste rompedle la cabeza, la rutina de siempre. Cuando el negro es un hombre, es buen momento para el cazador. El blanco se pone nervioso y comienza a llenar el cargador.”

Tal vez os suene esta canción –Oveja negra– del grupo Barricada. Aunque es del 92, en el siglo XXI todavía no hemos logrado acabar con esta triste letra. En el caso de "Traffic stop", nuestra oveja negra se llama Breaion, estudió matemáticas, es maestra, y por supuesto, sufrió en sus carnes la brutalidad de un policía blanco.

De ese instante trata este documental. Como en EEUU la policía lleva cámaras en los coches patrulla contamos con un documento gráfico del incidente (lo podéis ver en Youtube solo poniendo Breaion King). En él, la protagonista parece que se salta el límite de velocidad y cuando aparca el policía se lo hace saber… A través de la violencia policial, por supuesto.

El documental gira (para bien y para mal) en torno a la vida cotidiana de Breaion y a ese suceso, el cual la ha marcado para siempre. La superación personal, el arte, la educación, y como no, el racismo, son los pilares de esta narración. Este punto de vista tan personal, siempre centrado en la figura de Breaion, a pesar de ser interesante, no nos aporta demasiado a día de hoy. El formato corto tampoco deja el espacio suficiente para introducir opiniones o críticas sobre el racismo que se vive en EEUU y en el mundo, como hacen otros cineastas negros como Ava DuVernay (Enmienda XIII, Selma…), así que nos quedamos con la sensación “de que falta algo”.

Sin embargo, creo que estas narraciones son necesarias y EEUU está visibilizando lo que ha permanecido fuera del mercado hasta hace poco: mujeres negras contando su realidad. Lo que no sale en la televisión no existe (literalmente) para muchas personas y "Traffic Stop" aporta su granito de arena para, como en la canción de Barricada, denunciar que, aún hoy, hay balas blancas para la oveja negra.

¿Cómo ves la música? ¿En qué nota oyes el color azul? Area Martínez y Víctor Perezagua nos sumergen en este documental para responder a estas preguntas y plantear alguna más. Si alguna vez has tenido este tipo de sensaciones, estás familiarizado con el término “sinestesia”, pero en este experimento jazzístico la “sincronía” será la clave…

Batería (Carlos González), contrabajo (Baldo Martínez), guitarra (Antonio Bravo), saxofón (Marcelo Peralta), percusión (Lucía Martínez), theremin (Javier Diez-Ena). Estos instrumentos en principio no nos dicen nada especial, pueden estar en cualquier grupo y complementarse muy bien como conjunto improvisando una pieza de jazz. Sin embargo Area Martínez y Víctor Perezagua nos traen un proyecto original, independiente y rompedor, que nos hará replantearnos muchas cosas acerca de la improvisación.

Las reglas al principio era claras: los seis instrumentos tenían cinco minutos de improvisación libre. Los músicos elegían los silencios, los tiempos, el ritmo… Pero no se veían. No improvisaban juntos. Cada uno en un lugar improvisaba solo, en su propio lenguaje, con la cámara y con Demmian Ariel, armado con sus pinceles, esbozaba lo que había "visto" en la música improvisada. Después cada músico hablaba de su pieza y de la pieza de Ariel, en la que sorprendentemente algunos de los músicos vieron fielmente retratada su música.

Pero esto no acaba aquí, ni mucho menos. El reto venía a continuación, cuando tuvieron grabadas todas las piezas independientes y la convirtieron en una sola ya que era la norma fundamental que las piezas no se pudieran editar, salvo subir y bajar el volumen. Ni los directores, ni los músicos ni los expertos que colaboran en el documental (Julián Hernández, fundador del grupo “Siniestro Total”, Javier Gallego, conocido periodista radiofónico, Agustí Fernández, panista y profesor del ESMUC y Carlos Pérez Cruz, otro conocido periodista radiofónico) se imaginaban el resultado final, puesto que la improvisación es una disciplina que incluso con una larga trayectoria musical y tocando junto a otros músicos puede fallar y dar lugar a piezas horribles.

¿El resultado final? Bueno, les aconsejo ver el documental para poder juzgarlo ustedes mismos. Aún así no hay que olvidar que "Syncnestesia Jazz" es un paso más allá de la música jazz, es una experiencia sensorial que completan los cuadros de Ariel y el documental dirigido por Víctor Perezagua. Una visión adulta y novedosa con la frescura de la juventud, pues Area Martínez, la mayor, apenas tenía 27 años a la hora de dirigirlo.

Una pieza absolutamente recomendable en todos los sentidos

Debido a las buenas críticas que tiene este anime decidí ponerme a ella con interés.
He de decir que coincido plenamente con los que dicen que engancha desde el principio; una tregua que se rompe y en el medio dos enamorados hacen que quieras saber hacia dónde va todo eso (encima con ninjas, luchas, engaños, secretos... ¿quién puede resistirse?)
Sin embargo el guión es malo, aburrido y predecible. Me pasé los diez primeros capítulos diciendo "Buah, qué poderes tan espectaculares, qué listos son, a ver qué se sacan de la manga esta vez para matarse los unos a los otros..." y los siguientes catorce pensando "¿Ese truco otra vez? Si ya se lo saben fijo... ¿Le ha matado? ¡Merecéis morir todos por estúpidos!"
Porque yo no concibo que un ninja sea un estúpido sin pizca de maldad que se lance ciegamente contra un enemigo del que encima conoce sus técnicas (o al menos puede intuir por dónde van sus técnicas). Y eso es lo que hacen absolutamente todos estos ninjas: luchan a lo loco porque se piensan que son invencibles. Sin planes, sin trucos debajo de la manga, sin pizca de maldad. Cutres y estúpidos.
Y lo peor es que no lo arreglan al final, sigue siendo igual de predecible y aburrido que el resto de la serie. Lo más emocionante fue que salieron los títulos de crédito.

Al principio, la película promete. No es el ípico terror gore con sangre y descuartizamientos, pero tiene algo... Y de pronto, ese algo se esfuma. Se les va la trama por la ventana y acaba siendo una cinta que no tiene argumento, con personajes mal definidos, que confundes a todos los personajes y acabas sin saber cuál es el bueno, cuál el malo y cuál el muerto.
Recomiendo ver la primera media hora y después apagarla e imaginarte el final (será mejor que el verdadero final).