No voy a andarme con rodeos; los dos primeros episodios de Prodigy me han gustado. El problema que tienen es el mismo que han tenido todas la series producidas para la franquicia por Alex Kurtzman hasta hoy; de Star Trek muy poco tirando a nada. El intento de meter una Janeway holográfica con la voz de Mulgrew para darle un sentido de continuidad con el resto del canon no funciona, o por lo menos conmigo no funcionó, porque a cada minuto que pasaba de estos primeros episodios la sensación que me dajaban es que estaba viendo algo mas cercano al universo de Star Wars que al de Roddenberry. La animación es buena, la banda sonora mejor, pero ni la historia ni los personajes centrales ayudan ni un poco a sentir aquello que sentiamos los fans cuando veiamos un episodio de The Next Generation, Voyager o TOS. Vere algun episodio más para ver como evoluciona, si lo hace, pero la verdad es que no creo que la siga. Porque para ver algo que continuamente pretende imitar a Star Wars me quedo con el universo de George Lucas.

Me animé a darle 5 puntos a esta olvidada película de acción protagonizada y también producida por Steven Seagal porque en comparación a casi todo lo que hizo después -y a excepción quizás de "Exit Wounds" de 2001 que zafa bastante sin ser ninguna maravilla- el producto es casi una obra de arte. Por aquel entonces las películas sobre virus asesinos habían empezado a estar en boga de nuevo gracias al éxito de "Epidemia" protagonizada por Dustin Hoffman un par de años antes. Seagal tuvo la brillante idea de mezclar la temática con sus consabidas sartas de patadas y golpes. Para ello se inventa como amenaza a un grupo de ultra-derechistas rurales fanáticos, cuyo lider planea esparcir un virus robado al gobierno para destruir el país. Lo curioso de todo es que la película es bastante conversada y menos violenta de lo que es habitual en el cine de Seagal. Casi todas las escenas de acción se dearrollan en sus 40 minutos finales y el resto es casi exclusivamente un paneo de Seagal intelectual, que intentando hacernos creer que es un científico, se pone a buscar la cura contra el mortal virus, cosa efectivamente logra.
Con todo y pesar de cantidad de agujeros argumentales, la película no llega a ser un bodrio total, se deja ver y si no se exige demasiado hasta disfrutar.
Como dije al comienzo, al lado de basuras posteriores del actor como "Submerged" , "Into the Sun" o casi todo lo que hizo del 2002 en adelante, "The Patriot" resulta bastante potable.

Parece ser que allá por 1991, los productores de la saga original de "La Profecía" estaban con problemas para pagar el alquiler y las cuentas, así que para intentar juntar unos morlacos y sacarse deudas de arriba pergeniaron continuarla.

Y no se les ocurrió mejor manera que hacer una continuación directa del episodio final de la trilogía, "The Final Conflict" de 1981, pero olvidando -o pasando por alto, bah- el hecho de que lo que se narraba en ella era el final del Libro del Apocalipsis con la consecuente derrota total del hijo de Satanas y de las fuerzas del mal, lo que anulaba toda posibilidad de continuarla.

Pero como para los guionistas -malos- nada es imposible, lo que terminó saliendo fue este bodrio, falto de todo atisbo de imaginación que solo busca agarrarse de la estela del éxito de la mítica primera película a la cual plagia un 85 por ciento de sus ideas y desarrollo.
Cambiar el sexo del anticristo no agrega nada nuevo al asunto, pero lo peor es como todo el tema apocaliptico-religioso es emparentado con elementos propios del New Age -energías negativas, cristales mágicos y un largo bla-bla- asi como con otras corrientes paranormales típicamente supercheras.

"La Profecía IV" es un producto malo, falto de ritmo, que produce más grima que miedo y que a los 15 minutos de empezado ya se presiente totalmente olvidable.

Floja, muy floja resultó esta tercera entrega de la saga Warlock, lejana de las dos primeras ya no solo desde lo argumental si no también desde casi cualquier evaluación cualitativa que se le haga. Efectos especiales casi inexistentes -tan solo la transformación de una víctima del hechicero en estatua y poco más- sumado a un argumento que parece la enésima versión de "La casa embrujada" y el cambio de Julian Sands por el del apático Bruce Payne interpretando al maléfico brujo, fueron solo una pequeña parte de una larga secuencia de errores que terminan hundiendo la película en el olvido.

Burdo intento de criticar en clave cómica y con acento cienciaficcionero la frivolidad de los certámenes de belleza como Miss Mundo y similares.

La dirección de Tobe Hooper -amigo personal de Spielberg y director de "Poltergeist"- es totalmente irrelevante dada la chatura del argumento que le tocó dirigir.
Basado en un cuento corto del especialista Richard Matheson -autor de la mítica "Soy Leyenda"-pero totalmente trastocado, el guión se alarga innecesariamente intentado generar alguna moraleja que justifique los casi 25 minutos de la vida del espectador perdidos viendo esto.
De más está decir que no lo logra.