Me reconozco como un fan de casi todas las películas de Kubrick y ésta no es una excepción. A pesar de diferir en algunos aspectos con la novela en la que se basa, los cambios, al igual que sucede con la naranja mecánica, la hacen mejor al menos desde el punto de vista de su adaptación como obra cinematográfica. Además el guión es del propio Nabokov. La película nos presenta al personaje de Lolita que ha trascendido a la cultura popular y que ya genéricamente se aplica a atractivas adolescentes en cuanto a su edad pero mujeres en cuanto al físico. Sin embargo el áuténtico protagonista de la película es el profesor ( un pletórico James Mason ) que se ve atrapado por los encantos de la joven, pero que se nos aparece como un personaje retorcido y egoísta al que no le importa el daño que pueda causar con tal de satisfacer sus fantasías referentes a su hijastra.
Como en toda película de Kubrick se observa un afán de perfeccionismo que convierte la película en un deleite visual donde cada plano está estudiado al milímetro, no se busca el morbo gratuito al que el tema se presta y los actores dan lo mejor de si mismos (destacar al genial Peter Sellers).
Su única pega puede ser quizás su duración de casi dos horas y media, pero en mi opinión valen la pena.

Esta es una de mis películas favoritas y la mejor de Tarantino, es más, no creo pueda volver a llegar a este nivel y no lo digo porque no me gusten el resto de sus trabajos que considero notables, sino porque en este caso se conjuga el talento que atesora con un estado de gracia del director que, ojalá me equivoque, creo que es imposible que se vuelva a repetir.
Pulp fiction es una película sorprendente en todos sus planos, sus historias, sus situaciones, sus personajes y en su cuidada banda sonora a base canciones sin música instrumental.
Tachada en su momento de violenta, se puede comprobar visionándola que a lo largo de su extenso metraje, la violencia explícita ocupa muy pocos minutos y que además esta magistralmente filmada y argumentalmente justificada.
Por otra parte es de destacar su estética, sus frescos diálogos y su tratamiento del tiempo en el que los hechos se nos narran desordenados cronológicamente. Todas estas cualidades han sido copiadas hasta la saciedad en otros filmes, pero sin llegar nunca a la maestría de esta película.
En conclusión para mi es una obra imprescindible, aunque es de esas películas que tiene defensores encarnizados como yo mismo, o detractores que dicen haber salido del cine antes del final. Ved y decidid.

Nunca había oído hablar de este "entrañable personaje" que existió en la realidad.
Si el auténtico Munro se parece a este sobreactuado Anthony Hopkins creo que se ha ganado por derecho propio el ser considerado uno de los personajes más insoportables y cargantes de la historia del cine. Prácticamente no hay un plano en toda la película en el que Hopkins no aparezca en pantalla, sin ninguna subtrama que aligere el suplicio, y así se convierte en una sucesión de encuentros de Munro con agradables y bondadosos norteamericanos que aunque algo hoscos al principio, al poco tratan a nuestro protagonista como si lo conocieran de toda la vida ( que si Burt esto, que si Burt lo otro). Munro se nos presenta como un dechado de virtudes ya que es un genio de la mecánica, sabe cocinar, de física y de aeronáutica, es bondadoso y tolerante con todos y está en contra del tabaco y del alcohol. Sin embargo lo timan al llegar a la ciudad como a un paleto, no reconoce a un hombre travestido y no se supone que para correr en una pista hay que inscribirse antes. En conclusión estamos ante una película técnicamente correcta pero que a buen seguro llevará al tedio o incluso a la irritación del sufrido espectador mayor de doce años que vaya a ver este film neocelandés pero con toda la moralina del peor Hollywood.