Más allá de la crítica inicial por la variación del personaje de Shun, y el psicosocial entendible, un análisis completo de la nueva serie sólo podría acabar en "un triunfo".
En ella está presente el Espíritu del anime original, y eso no es poco decir.
Los cambios en el guión aportan a una dinamización necesaria en el mundo de hoy para el clásico de nuestra infancia.
Además, la fotografía es de notable factura y ayuda al ritmo vertiginoso y alto de los capítulos.
El estilo de la animación podría haber sido mejor, no obstante, dados los demás elementos positivos, acaba camuflándose en la buena calidad total.
Estamos, sin duda, ante un homenaje victorioso a la serie de los ochenta. Un aporte necesario al universo Saint Seiya.