Después de ver Corre, Lola, corre, me vino la sensación de que hubiera sido yo la que me hubiera puesto a correr tanto como Franka Potente.

Una película muy ágil, efervescente. Pequeños detalles hacen la película más entretenida (ver como acaba la vida de los demás con que se topa Lola, en fotos; los momentos en que se pone en cámara lenta...). Lola, se me hace un personaje bastante cercano, que tiene que correr con todas sus fuerzas por su propio bien, y por el de su novio, Manni; verla con su cabello rojo ondeante al viento, se hace bonito.
Lo único que creo que podría fallarle, es que a veces se repiten los mismos planos, y lugares; lo que hace que la película se haga un poco larga. Si usaran esa idea, para hacer un cortometraje, podría ser más entretenida todavía.
Mientras ves los pequeños detalles que cambian según cómo corre Lola, intentas adivinar que podrá pasar, pero se hace imposible.

Se podría decir que Lola es como la vida, que corre un rumbo, pero que depende de las insignificantes variaciones que te pueden pasar por el camino y hacer que tu vida pueda girar totalmente.
Una vida llena de energía para correr, y con un cabello rojo vivo.

Una película muy bonita, y bien cuidada. Con una atmósfera alegre.
Los pequeños números musicales (las marionetas, por ejemplo) son muy bonitos, y te hacen cantar, y al día siguiente sin darte cuenta te ves tarareando alguna de sus pegadizas melodías. Además, Julie Andrews encarna muy bien su papel de joven monja que desea ayudar a los niños.
No obstante, me parece que hay pequeños momentos en los que se vuelve algo empalagosa, o demasiado romántica para mi gusto. Aún así, sabe equilibrar bien las partes alegres con las pequeñas "desgracias" que les ocurren; lo que la hace una película bien balanceada.
La recomiendo especialmente para ver padres e hijos, para sonreír y llorar, y cómo no, para cantar juntos.