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Críticas de Vladimiro Fonseca
Críticas 5
Críticas ordenadas por utilidad
8
2 de marzo de 2014
11 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
La rapidez y crudeza con que vemos hoy en día pasar los distintos acontecimientos frente a nuestras narices, nos aleja un tanto de la comprensión del trauma por el que pasa un ser humano en medio de la guerra.

A 57 años de esta obra maestra de Wajda, el heroísmo del pelotón de resistentes a la ocupación nazi pudiera parecer desde una lectura superficial, una interpretación plana y no muy bien lograda (como la del músico al escuchar vía telefónica una inminente muerte de su esposa e hija); así como ciertas secuencias más cercanas al teatro que al lenguaje meramente cinematográfico.

Es sin embargo, un descenso paulatino a los infiernos que magistralmente emparenta la obra de Alighieri con el monstruoso resultado de la codicia y la megalomanía de algunos hombres que es la guerra; de modo tal que esa aparente interpretación plana del músico, no es otra cosa que el estado de shock de un hombre a punto de caer en la locura y esa teatralidad de la mujer que busca desesperadamente a su hija, no es sino un poético relato, obsequio del director para comprender a quienes se saben solos en medio del holocausto.

¿Quién mejor que aquel que estuvo en el frente combatiendo al fascismo para relatar la agonía previa a la muerte de aquellos héroes caídos?

Así, lo que sigue es el regreso a las cloacas, al submundo que emparenta a seres humanos con la mierda, que los reduce a nada y los obliga a buscar en medio de la oscuridad un viso de luz y esperanza, la única expresión humana posible en ese contexto.

El músico de nuevo, ahora sí, trastornado tocando un pequeño instrumento de viento parecido a una armónica a través, de oscuros túneles anegados de gas, es una surrealista descripción, un apocalíptico retrato, de lo no-humano: Nuestro artista está ya fuera de este mundo, se encuentra en el infierno que fueron capaz de construir ciertos hombres para millones de inocentes y todos los personajes corriendo el mismo destino.

Un trabajo catártico el de nuestro director, quien quizá solamente tratando de describir lo indescriptible en su trilogía (Generación 1954, Kanal 1957 y Cenizas y diamantes 1958), fue capaz de abrirse paso a trabajos más amables y humanamente disfrutables.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Vladimiro Fonseca
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6
3 de febrero de 2016
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ver en 2016 una película que vio la luz hace 50 años, implica el reto de deslindarse de todo lo que hemos visto u oído en ese periodo de tiempo para poderla ponderar sin hacer un excesivo juicio de su abuso de los clichés que la habitan.

El tema de la estructura de clases de la sociedad mexicana es el afluente de donde surgen las más variopintas relaciones entre el antagonismo planteado de ricos vs pobres: los sofisticados cultos y los surrealistas ridículos, la simpatía pasajera y la duda temerosa hacia el otro, el desdén arrogante al populacho y el desprecio a los señoritos que todo tienen, culminando con la corona del pastel: el amor imposible entre quienes vienen de distintos orígenes.

Comenzando con una puesta en escena inteligente, no desprovista de bellos planos en oscuros ambientes con iluminaciones apenas sugerentes, nos sumerge en un periplo nervioso desde el interior de un auto a los exteriores más variopintos y surreales para los que el México moderno es una exquisita maquinaria de producción, decantándose los mismos entre broma y broma de los caifanes en estigmatización grosera y estereotipos telenoveleros.

Película imprescindible, sin embargo, en lo que respecta al cine mexicano para entender el subconsciente que sigue rondando cual fantasma eterno, los filmes más actuales de dicha cinematografía.
Vladimiro Fonseca
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10
18 de junio de 2016
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ayer vi esta delicia de documental. Admiro el resultado final del trabajo de Carlos Reygadas, el cual, sujeto de múltiples interpretaciones presenta siempre un contexto muy fiel a la realidad, en el que se desenvuelven sus personajes... La manera en que hace el correlato de clases sociales me agrada en tanto que no es maniqueo, ni estereotipado...

Sin embargo, aún a pesar de tener una argumentada concepción de su propio trabajo, (que se trasluce en algunas entrevistas), al notar en este documental, la forma en que se expresa de la gente que aparece por casualidad en sus películas, la manera en que se relaciona con actores, con su equipo de trabajo, me hace pensar que Reygadas es algo así como el turista curioso de una realidad a la que mira con cierta fascinación por su exotismo y folclor, pero también con cierto desdén, en donde en lugar de entablar un diálogo con esos otros que habitan una realidad que le es ajena y de conocer con cierta sensibilidad sus motivos, antes bien toma distancia de ellas y no le interesa profundizar. (Véase la anécdota de cuando su equipo de producción se encuentra con un plantón de la CNTE en el zócalo. Insisto, delicia de documental...)

En fin, nunca es tarde para rectificar lo que uno piensa de las personas...

Un 10 para los realizadores Manuel Méndez y Adrian Arce, que comienzan con un shot en picado de la Ciudad de México (extraído de Batalla en el cielo) que hace las delicias de metáfora del punto de vista de Reygadas: El mismo que el de la oligarquía mexicana.
Vladimiro Fonseca
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10
4 de febrero de 2016
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Al finalizar la 7ma película de Stanley Kubrick, no puedo dejar de pensar en la majestuosidad de un filme a pesar de su economía: Dura 1 hora con 27 min.

Como toda obra maestra tiene un gran poder de síntesis, donde encontramos:

La fuerza de un argumento que reta la espectador con problemas morales, sin ofrecer soluciones, con debidos cambios en su estructura y que evitan un relato plano o predecible.

Actuaciones de primer orden con personajes debidamente interpretados en sus circunstancias de vida, que apelan a una psique correspondiente a su origen y posición dentro de las demenciales estructuras jerárquicas de la sociedad en general y del ejército en particular.

Fuerza del lenguaje cinematográfico que lo convierte en una propuesta franca y clara de un director que sabe expresarse en cada plano con verosimilitud y maestría.

Emoción que pende de la incertidumbre mientras nos arrastramos entre las trincheras, en tierra de nadie junto a la patrulla de reconocimiento, como si pudiéramos oler su miedo que es el nuestro atrapados entre la oscuridad, los muertos y el fango. Una lección de cine bélico.

La eterna lección de que la esperanza es lo último que muere pese a todas las señales que hayamos recibido en contrario.

Nada sobra en esta obra maestra. Nada falta a pesar de la aludida duración del filme, situación que se reconoce con tan triste facilidad en estos días de filmes “minimalistas” de interminables planos en los que no pasa absolutamente nada.

La valentía y el coraje de un coronel cuya honestidad sobresale en un entorno corrupto desde los pies y aboyado hasta la cabeza: El plano final donde soldados rasos se divierten, pese a lo ocurrido y a costas de una pobre en llanto, es la base de una pirámide cuya cúspide se encuentra entre fiestas y palacetes de una caterva de cuervos-generales y jueces sádicos, representantes de los peores estamentos caducos que bien podrían encontrarse en uno u otro bando de la guerra…

A eso nos orilla a pensar Kubrick durante el desarrollo de su historia, a eso con sus primeros planos acosadores de la perturbadora psique de los personajes de su secuencia final… Sin embargo, el coronel sonríe pensando que hay un viso de humanidad y esperanza ¿Existe?, es la duda con la que nos deja el director.
Vladimiro Fonseca
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5
5 de enero de 2016
0 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cierto, no es una película para todo público. Para verla no debe tenerse expectativa alguna, simplemente dejarse llevar sin cortapisas por un film clasificado en algunos sitios como “comedia surrealista”.

A partir de ahí podemos disfrutar de algunos chascarrillos como la clave en la conversación telefónica de los protagonistas “Mañana asesinamos al presidente”, que significa: “antes de llegar, para en el camino por unas cervezas”… o la del perro manejando ya multicitado en las críticas que me preceden en este sitio…

En lo sucesivo, un montón de anécdotas con referencias múltiples: desde el cine de David Lynch con los sucesos en los televisores, al del cineasta y poeta checo Jan Švankmajer con el monstruo construido de pedazos de carne al estilo de los famosos stop motion de aquel, pasando por la referencia permanente al cine tipo Trainspoting o Viaje ácido, al cine de terror de los 80`s, e incluso a juegos de videos como “The Last of us” tras su parada en el centro comercial y los bates mejorados con clavos para luchar contra los malos.

Queda a la elección del público y de su estado de ánimo particular, la decisión sobre si ver o no la película en cuestión. Las personas afectas al cine tipo “Machete” de Robert Rodríguez no quedarán decepcionadas. Las personas que buscan cine más serio, busquen mejor otros títulos.
Vladimiro Fonseca
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