Antes de que Frodo recorriera la Tierra Media, o alguien dijese Atrápame a esos fantasmas o incluso antes aún que la deliciosa Criaturas celestiales viera la luz o su curioso y controvertido falso documental Forgotten Silver (con el que hizo cambiar la Historia de un plumazo) y la celebrada Braindead ("tu madre se ha comido a mi perro" dijeron aquí que debía llevar por subtítulo) Jackson, el ogro bueno del cine de género, hurgaba en las entrañas del ser humano con un rastrillo. De ese período nacieron Meet the feebles, Bad Taste y cerrando la trilogía la mencionada Braindead.
Meet the feebles, una truculenta y rocambolesca historia, que estaba destinada a ser un cortometraje originalmente, protagonizada por marionetas que emulan a los Puppets creados por Jim Henson pero que están sin duda al otro lado del espejo y de la ley!
La historia se desarrolla casi en su totalidad entre las bambalinas de un teatro cutre y sórdido repleto de pasillos y habitaciones claustrofóbicos que bien podrían ser una metáfora o representación del laberíntico inconsciente de Peter Jackson. Una Diva hipopótama despechada y bulímica, que es la amante de una morsa mafiosa y bigotuda sin escrúpulos ni moral que dirige el teatro, un zorro gay con sueños de estrella, una mosca paparazzi, una rana ex boina verde heroinomana, una vaca pornostar, un elefante voyeur, una gata sexy con cierta predilección hacia la práctica de las felaciones, una rata que filma pelis snuff y porno en la trastienda, un gusano patético y enamoradizo, un fakir con la cabeza literalmente metida en el culo, un conejo sifilítico , y un erizo tímido atontado y con madera de héroe que se enamora de una linda perrita blanca a la que constantemente alguien intenta violar, son la fauna que compone la zoología jackson en este intrépido y arriesgado film.
Perfectamente resuelta a nivel técnico Jackson hace uso de unos, más o menos rápidos travellings por pasillos, camerinos, urinarios, sótanos y otras dependencias del teatro para contrarrestar cierto estatismo del que adolecen los muñecos, que por otro lado con la expresividad facial y los rasgos que se les han marcado y que los define contrarrestran otras carencias.
Se trata así de un viaje por los claroscuros de estos alter ego de los Teleñecos, de sus vivencias y miserias agridulces a través de un humor ácido, casi corrosivo, sin concesiones, repleta de escatología aunque con una mirada atenta y melancólica que nos aproxima a estos pequeños monstruitos.
Risa a raudales, diversión garantizada y un clímax protagonizado por el zorro y su intento de salvar el show con el tema musical Sodomy que no tiene desperdicio. Esta cinta, como las anteriores y posteriores ponen de relieve el gusto de Jackson por las máscaras, los disfraces, la fealdad, que a fin de cuentas es tal y como el concibe este mundo. Un mundo repleto de máscaras y horror que bien sabe perfilar con su cámara como si se tratase del expresionista Ensor.

Gerry, se abre en un plano en el que se ve avanzar un automóvil a lo largo de una carretera. Una cámara flotante se desliza a lo largo del trayecto mostrándonos un paisaje desolado, desértico y a dos personas que se abren camino en su vehículo. El silencio, y la música de Arvo part sirve como vehiculo de lo que es un viaje, cuyo retorno, si existe se presenta con una serie de connotaciones sin duda dramáticas. Se trata de un viaje en busca de 'algo' i una vez llegados a su destino, ese algo pierde todo el sentido que pudiera tener, si es que lo tenía, para dar entrada a la verdadera trama del film cuyo guión es llevado al extremo y a los límites de la narratividad literaria que casi llega a desaparecer para dejar paso a la narratividad audiovisual.
Apenas hay diálogos, quizás cabría esperar, que de tal situación extrema los personajes podría llegar a divagar y filosofar sobre cientos de miles de cuestiones existenciales, vitales, abrir sus corazones, sus fobias...pero eso no ocurre en Gerry. Apenas hay acción tampoco, sencillamente el deambular de los dos jóvenes por el desierto en busca de una salida, acompañado de una cámara inquietante que tan pronto los muestra como dos diminutos puntos en el vasto desierto, como nos muestra unos primeros planos de ambos caminando a la par, como los muestra caminando separados para volver a mostrar a uno de ellos volviendo hacia atrás hasta reencontrarse con el otro personaje rezagado mostrándonos una reconciliación entre ambos con esta sencillez. Vant Sant hace uso de largos planos secuencias, una arriesgada decisión, pero que se convierte en el elemento narrativo fundamental para mostrar la pequeñez de los protagonista ante la todopoderosa naturaleza, para transmitir la sensación de pérdida, de sufrimiento, de agotamiento, con un tempo que nos hace percibir la acción casi en su totalidad como si estuviera sucediendo a tiempo real.
Gerry y Gerry, son los nombres de los dos protagonistas. Realmente no tienen nombre, ambos se llaman así a ellos mismos y utilizan la palabra con frecuencia en situaciones en que han hecho algo estúpido o han metido la pata: "has hecho el Gerry" por ejemplo. Las dos caras de una misma moneda. El hermano pequeño y el hermano mayor de Elephant. La fortaleza y la seguridad encarnada por Damon, frente a la debilidad, i inocencia de Affleck. Un camino hacia la imposición de uno de los dos perfiles. Ganador y perdedor. Todos ellos reflejados en ambos perfiles.
Gerry es un deambular por la vida. Una metáfora sobre la pérdida de la inocencia llegado un punto vital determinado en la vida de toda persona. Así Gerry Damon acabará imponiéndose al Gerry Affleck, la madurez, la fortaleza y la seguridad se impondrán a la debilidad, la inseguridad y la inocencia. Una especie de Kain y Abel contemporáneos.