Film estrenado el 5 de Agosto 1938 por la Twentieth Century Fox. Debajo del romanticismo inherente de esta película, se dibuja su verdadero drama, el de los emigrantes, en búsqueda de una vida mejor, aunque tratado con soslayo, a veces con banalidad, no deja de estremecer las pequeñas historias de estos personajes, en contraposición con la egoísta clase acomodada libre de todos estos problemas. Este es su marco y su envoltura, un conjunto europeos rumbo a New York, no a Ellis Island, durante los tiempos de la guerra civil española, el propio protagonista es un periodista que viene de cubrirla.
Pero principalmente, hay que puntualizar, es una historia de amor y también de amistad, con un personajes difíciles de creer, sin embargo la historia resulta ágil y digerible. A pesar de lo anterior, la película no rehuye de unas pequeñas dosis de humor en las figuras de un falso aristócrata ruso y un revolucionario bolchevique.
Si se dispone de una hora, recomiendo su visionado, sin nada que desdeñar al romanticismo actual, que para lo mismo te castigan con dos horas de duración.

Estrenada el 18 de Octubre de 1930 por la Warner Bros supuso la segunda película de James Cagney, donde todavía interpreta un papel secundario, aunque no tardaría en dar el salto al año siguiente con el papel principal de El enemigo publico, donde el actor Edward Woods fue la primera opción aunque se decantaran por el desconocido Cagney.
"Es fácil entrar pero muy complicado salir", leitmotiv muy repetido a lo largo del cine clásico americano, sin embargo no quiero mostrar desprecio por esto porque no le resta un ápice de interés, eso sí, pocas sorpresas nos llevaremos.
Personalmente, me encanta la estética que desprenden estos films sobre el hampa rodadas en los años treinta, pre-cine negro, se pueden añorar algunas de las características intrínsecas de este género pero a su vez dibujan personajes más variopintos sin despreciar alguna nota humor. Tal vez sea causa del cine actual, tal vez tenga la misma impresión que inversamente tuvo el público cuando el cine empezó a mostrar escenas antes no permitidas, pero el uso de la elipsis en las escenas de violencia, bien dirigido, no deja de darme escalofríos. Si todo lo mezclamos en un cóctel que deja al espectador participar con su imaginación, se vigoriza y encumbran ciertas situaciones dramáticas, cuando veáis la película sabréis a que parte en particular me refiero. Por otro lado, en sólo 78 minutos se nos muestra todo un hilo argumental bien construido, donde pasan bastantes acontecimientos, eso sí, nunca podré creerme a James Cagney como un adonis que las vuelva locas. Disfruten de esta obra, merecerá la pena.

Estrenada el 30 de Octubre de 1932, por la Paramount Pictures, supuso el debut en el cine de Mae West, con un papel testimonial pero de profundo calado en su estilo. La obra encadena momentos de comedia con otras partes más inherentes del drama romántico. Se centra en el personaje de George Raft, dueño de un bar y casino clandestino. Este gangster de barrio ansía salir de su escasa educación, mejorando su dicción y modales, buscando, a su vez, el amor en una chica de la alta sociedad. La obra avanza ágilmente, con una agradable y acertada mezcla de comicidad y drama. Algunos personajes resultan entrañables, otros cargantes, aunque en general aparecen muy encorsetados en un rol, excepto el papel de George Raft, más amplio, dibujándolo inocente a veces pero esencialmente firme y con cierto grado de astucia. Personalmente, la película me ha resultado bastante entretenida y gracias a lo reducido de su metraje siempre se puede encontrar un hueco para poder disfrutar del maravilloso Hollywood más clásico.

Estrenada el 20 de Junio de 1931 por la MGM, nos hallamos ante una película anterior al código Hays, coyuntura que posibilita un discurso más desenfadado y novedoso que ulteriores obras.
El hilo argumental se distribuye y entremezcla entre el alcoholismo del abogado Stephen Ashe, interpretado por Lionel Barrymore, y la tormentosa vida de su hija Jan Ashe, Norma Shearer.
Norma Shearer se encuentra dentro de un triángulo amoroso entre Clark Gable, que representa a un gangster local, y un jugador polo de la alta sociedad, Leslie Howard. Clark Gable con voz ronca y profunda, ademanes a veces broncos otroras tiernos y con un temperamento iracundo, desarrolla un personaje creíble, sin estridencias interpretativas y de gran empaque. Ante todo, destacar a Lionel Barrymore, mostrando a un alcohólico sin solución, de brillante mente como abogado, dialéctica cuidada y acérrimo detractor de esnobismo imperante en la alta sociedad.
El papel de la mujer, es el de una mujer emancipada cuya meta es disfrutar de la vida y cuyo fin no tiene que ser la búsqueda desesperada del matrimonio, como repetitivamente nos mostró el cine post-código.
Como curiosidad hay que destacar la toma más larga de la historia del cine, catorce minutos ininterrumpidos de monologo de Lionel Barrymore.
Lo peor del film como viene con spoiler, esta ahí, en la sección de spoiler.

Mr Wong es un personaje creado, a mediados de los años treinta, por el escritor y guionista Hugh Wiley, para la publicación Collier's Magazine, editorial que tuvo periodistas como Ernest Hemingway cubriendo la guerra civil española.
A finales de los años treinta, la 20th Century Fox tuvo un notable éxito comercial en películas cuyo eje principal se movía con detectives de origen asiático, como la serie de Mr Moto o Charlie Chan. Conocemos como es Hollywood, si algo funciona copialo hasta la saciedad, así la pequeña distribuidora Monogram Pictures adquirió los derechos de Mr Wong, dispuso a Boris Karloff para el papel principal aprovechando que no renovaba su situación contractual con la Universal.
En este punto nos encontramos con Mr Wong, detective, primer film de una pequeña saga de baja presupuesto. Se nos presenta en este caso un típico relato de intriga, asesinato y policías nobles escasamente astutos; manejando y despistando al espectador en todo momento para no dejar claro quien es el asesino. Lo más notable es la caracterización y actuación de Boris Karloff, sin caer en el bochorno de los tópicos que inundaban Hollywood respecto a los orientales. Producto para el consumo ágil, no dejará huella, pero tampoco vendrá mal para pasar un rato entretenido a los amantes del género detectivesco.