¿Un rico parapléjico ayudado en su vida cotidiana por un joven de banlieue? Puerta abierta a las lágrimas fáciles y a los clichés. Nada de eso. Menos los dos protagonistas, nada es blanco o negro en esta película. Lo políticamente correcto desaparece en boca de Omar, ¡grande Omar! Imperfecto, cruel, generoso… ¡humano! Inolvidable momento de la ópera alemana, memorable actuación de François Cluzet, parapléjico cansado de la condescendencia de los demás. Las lágrimas son de risa y la gente aplaude en medio de la película. Deliciosamente popular. Inspirada en una historia real. Intocable.

¿Los Rusos vistos por los Franceses? Borrachos, comunistas, mafiosos, ladrones… Lo grande de esta película reside en sus exageraciones. Su única verdad es el concierto final y el arte de esta pandilla de nostálgicos. Todo es absurdo, inverosímil.
El ruso y el francés hablado por estos rusos añaden surrealismo a la situación…
En esta película, un hombre de la limpieza intercepta un fax por casualidad y vuelve a dirigir su orquesta en uno de los teatros más grandes de París. En esta película, nada es creíble y sin embargo, del principio al fin, nos dejamos llevar por la música de esta tropa variopinta. Los mafiosos se quedan literalmente pegados a sus sillas y el concierto final da ganas de comprarse un disco de Tchaikovsky.

Hace ya muchos años, un chico maravilloso me regaló la película “Antes del atardecer”. Tras verla no sabía cómo decirle que no me había gustado nada, que me había parecido cursi. Hasta creo que llegué a mentirle. Después de ver “Antes del anochecer”, pienso que tendría que darle una segunda oportunidad.
Los protagonistas siguen hablando mucho pero esta vez me han emocionado sus imperfecciones. Ella ha engordado, él ha envejecido, se ha divorciado, han tenido hijas, la ex mujer está loca, el hijo está lejos, las “petites fées” tienen mucha faena... Hay que tomar decisiones, hacer sacrificios.
El paraíso griego se convierte en el escenario de su complicidad, de sus risas, pero también de sus dudas al darles la posibilidad de volver a encontrarse cara a cara. No todo puede ser perfecto pero queda lo más importante.
La película retrata con sutileza una historia de amor que nos resulta muy familiar y que resiste al tiempo gracias al sentido del humor y al cariño de sus protagonistas.

Tierna película sobre la evolución de la pobreza y de la sociedad francesa en general. Los obreros, humildes pero unidos en torno al trabajo, al sindicato, felices pese a las dificultades, aspiran a una vida próspera después de tantos años de labor. Los pobres de hoy, los marginados, solos, amontonados en las “cités”, que ya no creen en el trabajo como ascensor social ni en la familia como refugio, viven rodeados por la violencia y el abandono. Dos mundos que se encuentran y no se entienden. Pese a una trama bastante inverosímil, la pandilla de Guédiguian -maravillosa Ariane Ascaride- consigue como siempre emocionar con sencillez y hacer reflexionar al espectador.

Hace ya varios días que he visto esta película y entiendo cada vez más el buen sabor de boca que me ha dejado. El protagonista esta vez no pertenece a un bando sino que representa a la mayoría que años después del golpe de Estado no ha tenido que decidir. Va rodeado de personas comprometidas pero él actúa sin entender a veces la gravedad con la que viven la situación. Cada uno parece vivir en su burbuja. Él no actúa con cinismo, es un chico práctico preocupado por la vida diaria más que por un futuro por definición desconocido. No es un chico perfecto, no es un líder, es un profesional, es un joven padre separado, es un chico normal que en el fondo conoce muy bien su época. Se intuyen muchas cosas en esta película que habla de un mundo que cambia, de la importancia de los medios de comunicación, de la publicidad, que muestra que a veces poca cosa, una chispa, puede cambiar la Historia.