Cárcel para Julio Médem.
No me dejan expresarme en libertad al hacer esta crítica, así que añadiré algo más, aunque no se lo merezca: es un pastel envenenado, contaminado de pensamiento ponzoñoso.
Esta película es deleite de estultos, martillo de inteligencia, insulto a la imginación, cagada sobre la razón, moco verde en tu cara.

Creo que hay una característica de esta película que la hace especialmente atractiva: su condición de primigenia. Al verla, me parece ver una película cuyo título perfectamente podría ser "Cine Negro", siendo todas las demás del género variantes más o menos marcadas de ésta.
Desde luego, esta obra cinematográfica te mantiene en tensión hasta el mismo final, aunque he de decir que me lo esperaba diferente: quizá haber visto a Sam Spade un poco más ambicioso. Pero con todo, creo que es muy buena y que se merece el estatus que ahora mismo tiene entre los amantes del cine.

Me gusta esta película. Es lenta, pero es agradable. Imita el ritmo de las películas asiáticas, con lo cual estamos antes un espectáculo metafórico: una confusión intersemiótica, pues no es sólo el protagonista quien se ha perdido en la traducción, como reza el título, sino que parece haber arrastrado consigo a la propia película, haciéndola forzosamente lenta al zambullirse en la cultura japonesa.

Quien juega con fuego puede quemarse, y el director de esta película está algo más que chamuscado. Parece haberle reventado en la cara ese globo lleno de hidrógeno del hospital de campaña.
Estamos ya "cansaítos": existe una serie de elementos de especial relevancia desde un punto de vista simbólico, desde un punto de vista sociológico y desde un punto de vista psicológico que, aun formando parte del ajuar cultural de todos, sólo puede ser usada felizmente por los grandes.
El albatros, el faro, la orfandad del héroe, la invocación al símbolo pagano en forma de árbol, que se da la mano con el crucifijo roto del principio de la película, la cojera del héroe como símbolo de divinidad, su contacto con la esfera de lo espiritual a través de la música, el amuleto u objeto mágico en forma de guante rojo, la vestimenta blanca junto con el pelo negro y los labios rojos de la protagonista al final, etc.: director, ¿dónde vas? Este coche tiene demasiados caballos para ti.
Pero por favor, no puedes incluir tal variedad de personajes y pistas a seguir privándonos de la agilidad necesaria para ello al cargarnos con la cruz de la voz narrativa con la que tanto disfrutas sádicamente en tus películas.
Esta película es un arquetipo podrido revestido de oro. Pero aunque la mona se vista de seda, mona se queda.
No puedo aprobarla, por tanto, aunque se libra del suspenso rotundo encarnado en el mágico número tres porque el final no es tan pasteloso como el resto de la larga película de noviazgo vaticinaba.
En fin, este mismo coche que tanto se le cala al director de esta película es perfecta y magistralmente conducido por el director de Apocalypse Now, que es lo que recomiendo para pasar el ardor.

Una película para niños y adultos, pero, al contrario que muchas de Disney, nada infantiloide (bueno, quizá todo el asunto de las gárgolas, pero me niego a entenderlo de manera diferente a ésta: la soledad del espalda-esbelta le hace imaginarse que se mueven y cantan y todo ese rollo). Los personajes que muestra están bastante cerca del polo "real" en ese gradiente de caracterización que hay que aplicar a toda película y obra literaria para ver si contiene vida o meras ideas o pensamientos disfrazados de personajes. Y es que voy a ir un paso más allá en lo que a consideración de la caracterización se refiere: una buena película o un buen libro es aquél cuya trama está en manos de personas, y una obra infantiloide, sea de la literatura o bien del celuloide, es aquélla otra que despliega un abanico de increíbles (en el sentido peyorativo del adjetivo, y que contagia por tanto el contenido léxico y semántico del siguiente sustantivo) personajes.
La manera en la que está narrada, además, nos recuerda al mester de clerecía y a los cánticos de los juglares: el director ha sabido respetar la época a la que se ha acercado. Enhorabuena. Me ha sorprendido leer en una crítica hecha por un compañero que esta película apenas sí supuso recaudación, pues la considero la obra maestra de Disney (aunque eso tampoco era muy difícil). Vamos, que películas buenas hay muchas, y si a ésta la apruebo es en contraste con las demás de Disney, y si además le doy un 7 es por la época que aborda (la Edad Media) y cómo lo hace.
Y por cierto, si os gustó tanto "El Rey León", mantead a Shakespeare.