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Críticas de Paco Ledesma
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Críticas 11
Críticas ordenadas por utilidad
9
1 de octubre de 2008
16 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Antes de ver esta película, sólo sabía lo poco que dice su título: que relataba los últimos días de Goya en su exilio francés. Se suponía también que para que la película tuviera algo más de miga, el personajes magistralmente interpretado por el desaparecido Rabal contaría los hechos que marcaron su vida. Pero la película va mucho más allá y no sólo la historia está bellísimamente relatada, sino que se convierte en una obra de arte más. Los planos son bellísimos, los juegos de luces y sombras son evocadores y tremendamente sugestivos para un estudiante de arte, Goya es fuerte y atrae con su aspecto de ogro bueno, las escenas oníricas y las habitaciones cambiantes le dan una rabiosa modernidad a la película, dejando de lado las tediosas pelis de época y haciendo un paralelismo con la modernidad de goya; los fondos irreales, que no son otra cosa que sus propios cuadros... La música es maravillosa y evoca a la España de siempre sin caer en la charanga y pandereta tan penosamente habituales... Es espléndida en todos los sentidos y es como la espiral que Goya dibuja en sus delirios, una satisfacción y una sorpresa continua y que nunca acaba, te deja un regusto, unas ganas de volver a ver algunas escenas y te llega al corazón con ese Goya sordo que mira al infinito y recordando los errores de la España que dejó atrás. Maravillosa.
Paco Ledesma
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10
23 de abril de 2008
12 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Todos le tenemos miedo a la verdad porque la verdad puede ser dolorosa y, aunque siempre es preferible a una mentira, muchas veces puede condenarnos a una vida de amargura, una vida en la que nuestro interior se retuerce como hoja que la llama engulle y sólo el alcohol con su efecto de sueño de los sentidos puede aplacar tanto dolor. Eso es lo que le pasa a Brick, un hombre que parece que sintió algo más por un amigo suyo y ahora ahoga esos sentimientos prohibidos entre whiskys y con un matrimonio no muy bien relacionado, en el que él llega incluso rechazar un vaso en el que ella ha bebido. La tensión es patente en esta magna obra del cine y el tándem Taylor Newman nos hace vibrar e incluso estremecernos con ese drama existencial en el que el amor, lo prohibido y el pasado se entremezclan con endebles hilos que parecen se fueran a romper en cualquier momento. El tejado de zinc quema, pero la gata resiste, comprende lo que Brick siente y sigue amándole a pesar de todo, una gata con un precioso vestido blanco que resalta esos ojos violáceos tan bellos, una gata que lucha por lo que cree que es suyo y que llora con una terrible dulzura sentada en su cama de cabecero dorado. Completa esta magna obra un padre moribundo, pedante y odioso que sabe ver en el corazón de las personas y admira a las almas atormentadas, pero de buen fondo, rechazando la hipocresía y la mediocridad de su horrorosa nuera coneja y esos nietos tan relamidos e insoportables. El padre ama a Brick a pesar de ser un auténtico fracasado y ama a la gata luchadora, ama la dolorosa cara de la irremediable verdad, de la muerte que afila su guadaña y se enfrenta a ésta para asentar su imperio sobre los nobles corazones, no sobre las apariencias y falsedades... Destacar la frase de Liz: "Estoy viva, ¿comprendes?... Vivo todavía, ¿por qué le tienes tanto miedo a la verdad?" Sencillamente genial, he llegado a poner esa escena múltiples veces con enfermiza obsesión y no me cansaré nunca. A mis 19 años uno de los mejores clásicos que he visto en una atmósfera agobiante y opresiva que nos transporta al calor sureño, a los corazones atormentados, la lucha por el dinero y el amor en todas sus posiblidades... Disfrútenla.
Paco Ledesma
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10
6 de marzo de 2008
13 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
Todo empezó un día después de salir de la facultad. Hablaba de cine con mi amiga Sara y de Audrey, una de sus actrices favoritas; le dije que no había visto Breakfast at Tiffany's y me dijo que eso no se podía consentir de un proyecto de cinéfilo como yo. Al día siguiente, tras decir buenos días al entrar en el aula, metió la mano en su bolso y me extendió la película que tuve que ver al día siguiente porque tenía que hacer un trabajo... Después de haberla visto me ha roto todos los esquemas, porque yo era más de otro tipo de películas, pero esta me ha cautivado, me ha robado el corazón igual que un ladrón de guante blanco robo diamantes... Sencillamente genial, con unas escenas tan deliciosamente absurdas que te tienes que reír con una sonrisita infantil y ver con naturalidad algo tan poco habitual como tener un zapato en un frutero, un sofá hecho con media bañera o un teléfono dentro de una maleta... Y si hablamos de Audrey Hepburn... Es la elegancia personificada y, tan radiante está, que tiene que hacer uso de unas peculiares gafas de sol para no ser deslumbrada por su brillo. Ella es tierna, es pícara, es ambiciosa, es rebelde, sufre, ríe, llora, ama, canta... Ella lo hace todo, pero de una manera tan bien mezclada que nada en ningún momento chirria o se ve fuera de lugar. Todo es perfecto. Mis escenas favoritas tal vez sean cuando George Peppard entra para llamar por teléfono y ella le pone a buscar zapatos, la que canta esa magnífica Moon River y el final buscando a gato bajo la lluvia... Me ha roto todos los esquemas sobre comedias románticas, pero me alegro
Paco Ledesma
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7
22 de octubre de 2021
12 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
Puede que cueste verla en algunos momentos y que, incluso, nos lleguemos a sentir perdidos en su trama de cuadros que se van sucediendo, pero nunca antes había visto tanta verdad en algo tan "extraño". ¿Es surrealista? Tanto como Dalí poniéndose miel en los bigotes para atraer a las moscas. ¿Costumbrista tal vez? Como un Berlanga rejuvenecido y libre de ataduras. ¿Tiene una visión de género? Es un alegato a las mujeres y sus circunstancias, pero no a esas activistas que quedan tan bien en una serie cosmopolita, sino a las que sufren el machismo ancestral de las zonas rurales, las que callan, aguantan y se cansan.

Destello Bravío es todo eso y mucho más, solo se puede entender viéndola, pero libre de complejos y prejuicios, sin miedo a lo que uno se ha construido en su cabeza, sino dejándose llevar por cada plano perfecto. Sí, también la fotografía es digna de mención, cuidada al detalle en la composición de encuadres y luces.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Paco Ledesma
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10
28 de agosto de 2010
7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es una película redonda, desde que comienzan los créditos hasta el final apoteósico en el que todo se vuelve una bruma confusa que desdibuja los contornos del último plano.
El mundo del cine retratado con toda su crudeza, sin oropeles ni grandes dosis de glamour. Todo está marchito, caduco y las viejas glorias se apolillan en el desván de los recuerdos, si bien alguna, como es el caso de Norma Desmond, no hayan podido resignarse y hacerse a un lado.
La fantasía en la que vive la protagonista, la forma de aprovecharse de ella del joven guionista, la posesión obsesiva y enfermiza en la que se convierte un romance de conveniencia... Y, como ya se ha dicho, ese mundo del cine, despiadado, a veces grotesco, pero lleno de drama... Un drama que supera con cruces los límites de las páginas de un guión y que nos devuelve los rostros apagados de viejas glorias, sus exilios, las ansias por escalar de quien todavía se encuentra abajo y los esfuerzos inútiles por aferrarse a un éxito que hace tiempo que ya no existe..
Paco Ledesma
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